Trump fulmina los programas de diversidad en el empleo público en Estados Unidos
El presidente también recomienda al sector privado que elimine los criterios de inclusión en la contratación de personal
El tercer día de la segunda era de Donald Trump amaneció en Washington con más víctimas del nuevo presidente, convertido en una suerte de director de recursos humanos. La Administración de Trump comunicó a los funcionarios dedicados en las agencias federales a fomentar los criterios de diversidad e inclusión en la contratación y promoción de sus trabajadores que quedaban suspendidos de empleo, pero no de sueldo, al final de la jornada laboral del miércoles. Además, les ordenó que cerraran sus oficinas.
La noticia les llegó a través de un comunicado de la Oficina de Gestión de Personal, que ordena también la puesta en marcha de planes para reducir personal antes del 31 de enero y la eliminación de cualquier rastro de los ideales de Diversidad, Igualdad e Inclusión (DEI son sus siglas en inglés) en el lenguaje empleado por la Administración, así como en su publicidad. Asimismo, se conmina a los jefes de las agencias federales a que interroguen a sus empleados para que no quede ninguna política inclusiva “disfrazada” bajo un lenguaje “impreciso”.
La comunicación fue el tercer paso en la batalla de Trump contra la diversidad, incubada durante meses y lanzada el mismo día de su toma de posesión. El lunes firmó una orden que obligaba a la “terminación de todos los programas discriminatorios, incluidos los mandatos, políticas, programas, preferencias y actividades ilegales de DEI y de ‘diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad’ (DEIA) en el Gobierno Federal, bajo cualquier nombre que aparezcan”.
Después, firmó otra, distinta cara de una misma moneda, en la que se acuerda “dar prioridad a la contratación de personas comprometidas con la mejora de la eficiencia del Gobierno Federal, apasionadas por los ideales de nuestra república americana y comprometidas con la defensa del Estado de derecho y de la Constitución de los Estados Unidos” e “impedir que se reclute a personas en función de su raza, sexo o religión, y que no estén dispuestas a defender la Constitución o a servir fielmente al poder ejecutivo”. En su primer día en el Despacho Oval también firmó una serie de mandatos que revertían medidas de la Administración de Joe Biden, incluida una de compromiso con la equidad que el anterior presidente firmó en el primer día de su mandato, el 20 de enero de 2021.
El martes, Trump abundó en esas ideas con otro texto, titulado Protección de los derechos civiles y ampliación de las oportunidades individuales, en el que da la vuelta a la noción, comúnmente aceptada durante décadas en Estados Unidos, de que los criterios DEI contribuyen a construir una sociedad más justa. En la cosmovisión trumpista, estos perpetúan el enfrentamiento entre estadounidenses, fomentan la incompetencia y conducen a la discriminación de ciertos trabajadores (colectivos como los hombres blancos). A partir de ahora, promete la orden, “la contratación, los ascensos y las evaluaciones de desempeño federales recompensarán la iniciativa, las habilidades, el desempeño y el trabajo duro individuales y no, bajo ninguna circunstancia, los factores, objetivos, políticas, mandatos o requisitos relacionados con la DEI”.
“Combatir implacablemente la discriminación”
Por un lado, el texto prohíbe que se apliquen esos criterios en los procesos de contrataciones de los empleos federales. Por el otro, ordena a las agencias que “combatan implacablemente la discriminación en el sector privado”. Según el texto difundido por la Casa Blanca, la decisión se toma en cumplimiento de “estatutos federales de larga data” y está acorde con “la promesa de la Constitución de igualdad ante la ley sin distinción de raza”. “Muchas corporaciones y universidades utilizan la DEI como excusa para prácticas laborales sesgadas e ilegales y preferencias de admisión ilegales”, continúa el texto, “ignorando el hecho de que la retórica y las ideas fundacionales de la DEI fomentan la hostilidad y el autoritarismo entre grupos”.
El Gobierno federal no tiene potestad sobre esas decisiones en el ámbito de la empresa privada, pero sí puede presionar a los contratistas y subcontratistas con los que trabajan. Algunas compañías ya se adelantaron en las últimas semanas a los deseos de Trump, formulados una y otra vez en la campaña que lo llevó de regreso a la Casa Blanca. El caso más notable fue el de Meta, propietaria de las redes sociales Facebook, WhatsApp e Instagram.
En un gesto de aproximación de su fundador, Mark Zuckerberg, a la nueva Administración, Meta eliminó el 11 de enero el equipo DEI de la compañía y cambió “las prácticas de contratación y diversidad de proveedores”, según un memorando de la compañía, firmado por la vicepresidenta de recursos humanos de la compañía, Janelle Gale. “El panorama legal y político en torno a las políticas de diversidad, equidad e inclusión en Estados Unidos está cambiando”, escribió Gale, que se refirió a una decisión del Tribunal Supremo que acabó con la discriminación positiva en el acceso a las universidades. La ejecutiva también escribió que el término “DEI” se ha vuelto “connotado”, por lo que transparenta de “trato preferencial de unos grupos sobre el resto”.
Después, Zuckerberg culpó del compromiso previo de sus empresas con la diversidad a Sheryl Sandberg, antigua ejecutiva de la compañía, que se convirtió hace una década en un referente del feminismo en el ámbito corporativo con la publicación de unas memorias-manifiesto tituladas Vayamos adelante: las mujeres, el trabajo y la voluntad de liderar. Fue jefa de operaciones de Meta hasta enero de 2024.
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