El ejército israelí mata a ocho palestinos en el inicio de una incursión en Yenín “amplia y significativa”

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha tardado muy poco en cumplir su contrapartida al principal socio ultraderechista de coalición, Sionismo Religioso, por permanecer en el Gobierno, pese a oponerse al alto el fuego en Gaza. El Gobierno ya añadió la semana pasada el “refuerzo de la seguridad” en el territorio palestino de Cisjordania (de particular importancia para el nacionalismo religioso y donde medio millón de colonos reside en los asentamientos judíos levantados en el último medio siglo). Las tropas israelíes han iniciado allí, en la ciudad de Yenín, este martes una operación a gran escala con bombardeos aéreos que Netanyahu ha definido como “amplia y significativa”. Según el ejército, “durará lo que sea necesario”. En las primeras horas, ocho palestinos han muerto y otros 35 han resultado heridos, ha informado el Ministerio palestino de Sanidad. Hamás ha exhortado a la movilización general en Cisjordania.

Las tropas israelíes han penetrado al mediodía en Yenín. En los vídeos grabados en el lugar se pueden escuchar tiroteos con armas automáticas y ver a helicópteros Apache sobrevolando la ciudad. La Media Luna Roja palestina denuncia que los soldados están impidiendo a las ambulancias acceder al lugar, una práctica habitual. El ejército ha situado tiradores en tejados y edificios de forma que nadie pueda entrar o salir del campamento de refugiados, según la agencia de noticias palestina Wafa.

Bezalel Smotrich, el ministro de Finanzas al que Netanyahu entregó amplias prerrogativas sobre Cisjordania a cambio de su apoyo parlamentario y que ha definido 2025 como el año de su anexión, ha aplaudido el inicio de una campaña “fuerte y continuada” para “la protección de los asentamientos y sus habitantes”.

En el campamento de refugiados de la ciudad hay milicias locales que responden menos a las siglas tradicionales y con mayor cercanía a la Yihad Islámica. Durante semanas mantuvieron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), a las que Israel y EE UU presionan a ejercer su autoridad en las ciudades de Cisjordania, en particular en el norte. Acabaron alcanzando un acuerdo que se vino abajo el lunes. Las fuerzas de la ANP han abandonado Yenín ante la llegada de las tropas israelíes.

Hamás ha hecho un llamamiento a la población de Cisjordania “y a su juventud revolucionaria a movilizarse e intensificar los enfrentamientos contra el ejército de ocupación (israelí) en todos los puntos, y a trabajar para frustrar la extensa agresión sionista contra la ciudad de Yenín”.

Muro de Hierro

El ejército ha bautizado la operación Muro de Hierro, como el concepto acuñado por el líder revisionista Zeev Yabotinsky, la línea ideológica de la que es heredero el Likud de Netanyahu. Es la idea, previa a la creación del Estado de Israel en 1948, de que los palestinos combatirán al sionismo —como cualquier otra población nativa ante un proyecto colonial— y no buscarán motu proprio un acuerdo, porque sus objetivos son antagónicos y ambos lo entienden. El movimiento sionista, por tanto, debía desarrollar un “poder fuerte”, que denominó Muro de Hierro, que les quite toda esperanza de detener el proceso y acepten negociar desde esa posición.

La amplia redada se produce apenas dos días después del comienzo del alto el fuego en Gaza y uno tras el levantamiento por parte del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de las sanciones contra colonos judíos violentos en Cisjordania que había decretado su predecesor, el demócrata Joe Biden, el año pasado.

El mismo lunes, en la víspera de anunciar su dimisión por su responsabilidad en los errores que permitieron el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, el jefe del Estado Mayor de Israel, Herzi Halevi, vaticinó “operaciones significativas” en Cisjordania “en los próximos días con el fin de prevenir y atrapar a los terroristas antes de que alcancen a nuestros civiles”.

El ejército viene cerrando puestos de control militares, accesos a carreteras que usan tanto colonos israelíes como palestinos y barreras para impedir las entradas o salidas de las localidades palestinas. Las dificultades para acceder a Jerusalén y moverse entre ciudades de Cisjordania ha dejado desde el lunes atascos interminables, con conductores detenidos en sus vehículos hasta 10 horas.