Trump impone su autoridad al forzar la reelección de Mike Johnson como presidente de la Cámara de Representantes
Dos de los tres republicanos que se habían desmarcado cambiaron su voto en el último minuto para salvar al candidato del presidente electo en la apertura de la legislatura
Los republicanos vuelven a exhibir sus divisiones internas en la apertura de la nueva legislatura en Estados Unidos. La reelección de Mike Johnson como presidente de la Cámara de Representantes vino cargada de dramatismo. Solo después de una larga espera y de las presiones de Donald Trump sobre dos parlamentarios díscolos que cambiaron su voto en el último minuto, pudo ser elegido en primera votación el candidato al que apoyaba el presidente electo, que finalmente logró imponer su autoridad.
Tres congresistas se salieron inicialmente del redil, de modo que Johnson no había recibido suficientes apoyos después de que todos votaran. Sin embargo, los congresistas pueden cambiar el sentido de su voto hasta que la votación se dé oficialmente por cerrada. El fantasma de 2023, cuando hicieron falta 15 votaciones para elegir speaker a Kevin McCarthy, reaparecía y Trump se apresuró a conjurarlo.
Antes de la votación, demócratas y republicanos celebraron con una ovación conjunta y gritos de alegría el anuncio por parte del secretario de la Cámara en funciones de que Matt Gaetz, congresista republicano por Florida, no tomaría posesión de su escaño, tras su escándalo de relaciones sexuales con una menor, prostitución y consumo de drogas. Esa renuncia dejaba la Cámara con 219 republicanos y 215 demócratas. Si dos miembros del partido de Johnson no votaban por él, la elección fracasaba. Además de Thomas Massie, que ya había anticipado su rechazo, otros dos congresistas (Ralph Norman y Keith Self) le negaron inicialmente su apoyo. Con 216 votos, Johnson no podía hacerse con el mazo de speaker.
Empezó entonces una negociación frenética con los disidentes antes de que la votación se diera por cerrada. La congresista Nancy Mace, ahora acérrima trumpista, llamó al presidente electo y luego le pasó el teléfono a Norman y Self, sucesivamente, según los medios estadounidenses. Tras las conversaciones, cuyo contenido no ha trascendido, Norman y Self hablaron también con Johnson. Luego, se acercaron a la mesa y cambiaron su voto para apoyarle. Johnson pudo por fin respirar aliviado, Salió elegido oficialmente en primera votación con 218 votos. El demócrata Hakeem Jeffries logró 215. Massie, que se quedó como único rebelde, votó por Tom Emmer, un compañero de bancada.
La elección del speaker venía siendo un trámite rutinario durante un siglo. El partido mayoritario apoyaba en bloque a su candidato y el Congreso echaba a andar. Ahora, se ha convertido en una cita de alta tensión. Al margen de Norman y Self, hubo otros seis congresistas ―Andy Harris (líder del ultraconservador Grupo de la Libertad, Freedom Caucus), Chip Roy, Michael Cloud, Eli Crane, Andy Biggs y Paul Gosar― que desoyeron la primera llamada y se reservaron su voto, a la espera de ver cómo evolucionaba la situación. Al final, en una segunda llamada, pronunciaron el nombre del candidato, pero su abstención inicial es también un aviso de que sus votos no se pueden dar por garantizados.
Las dificultades para elegir al presidente de la Cámara de Representantes ponen de manifiesto que Trump no lo tendrá fácil para sacar adelante su agenda legislativa. Choques similares pueden producirse a la hora de aprobar las leyes presupuestarias o de elevar el techo de deuda, que Estados Unidos está a punto de alcanzar. Los republicanos radicales pueden convertir a Johnson en rehén de sus exigencias y los demócratas exigirían un alto precio si fueran requeridos para salvarle la cara.
Pese a lo accidentado de la jornada y el conato de rebelión, el resultado es un éxito para Trump. El presidente electo intentó marcar el terreno por la mañana con un mensaje en su red social, Truth. “Buena suerte hoy para el presidente Mike Johnson, un buen hombre de gran capacidad, que está muy cerca de tener el 100% de apoyo. Una victoria para Mike hoy será una gran victoria para el Partido Republicano”, escribió. Tras su elección, le felicitó en otra publicación.
El propio Johnson tuiteó un mensaje antes del pleno para tratar de ganarse a los potenciales disidentes, muchos de ellos preocupados por el deterioro de las cuentas públicas. “El pueblo estadounidense ha exigido el fin del statu quo y la vuelta a la cordura fiscal. Por eso los ciudadanos de nuestro gran país dieron al presidente Trump la Casa Blanca y el control republicano de ambas cámaras del Congreso. Si no cumplimos nuestra promesa electoral de responsabilidad fiscal, no merecemos ostentar el poder”, escribió.
“La deuda nacional es una grave amenaza para la seguridad económica y nacional de Estados Unidos, y ningún asunto ejemplifica mejor los fracasos del Congreso. Los republicanos tienen una oportunidad real en los próximos dos años de hacer reformas significativas del gasto para eliminar billones en despilfarro, fraude y abuso”, añadió en un mensaje que en teoría era música para los oídos de los congresistas más preocupados por esa cuestión.
A diferencia de McCarthy, que hace dos años fue negociando concesiones con los congresistas díscolos, Johnson rechazó esa dinámica y se limitó a enunciar su programa. Eso sí, concretó su promesa de reducir el tamaño y el alcance del Gobierno federal, combatir la burocracia y llevar a Estados Unidos a una trayectoria fiscal más sostenible en una serie de compromisos.
Johnson asegura que creará un grupo de trabajo compuesto por expertos independientes para trabajar con el autodenominado Departamento de Eficacia Gubernamental (DOGE), que lideran Elon Musk y Vivek Ramaswamy, y con las comisiones del Congreso para aplicar recortes. Encargará a ese grupo de trabajo la revisión de las auditorías existentes de las agencias federales y entidades creadas por el Congreso. Promete “sacar a la luz prácticas irresponsables o ilegales y exigir responsabilidades a las agencias e individuos que han convertido al Gobierno en un arma contra el pueblo estadounidense”. Además, sostiene que exigirá responsabilidades a quienes hayan malgastado fondos. “Los republicanos tienen el mandato de aplicar el programa America First, y como presidente de la Cámara, esta será mi prioridad”, concluyó.
Ese mensaje, y las presiones de Trump, fueron suficientes para que algunos potenciales disidentes votasen a favor de Johnson. En su primer discurso ante la Cámara, Johnson señaló como prioridades la lucha contra la inmigración ilegal, las rebajas fiscales, la disciplina fiscal, el recorte del tamaño del sector público y el impulso a la extracción de hidrocarburos.
La sesión inaugural del Congreso es peculiar porque muchos parlamentarios acuden con sus hijos para que les acompañen en el juramento del cargo, que tiene lugar después de la elección de presidente de la Cámara. Hace dos años, se volvieron a casa sin presenciar ese momento. Esta vez, con algo de drama, han podido irse satisfechos.
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