El embajador ruso en Londres acusa a Starmer de estar “directamente implicado” en la guerra tras el uso de sus misiles
El primer ministro desafía las amenazas de Putin y asegura que Ucrania usa el armamento británico para defenderse. Los expertos en Defensa advierten de posibles ciberataques y sabotajes por parte del Kremlin
El Gobierno ruso ha comenzado a señalar directamente al Reino Unido como potencial enemigo. “El Reino Unido está directamente implicado en esta guerra, porque el lanzamiento [de los misiles Storm de largo alcance, por parte de Ucrania] no podría haber ocurrido sin la intervención de personal de la OTAN y de personal británico”, ha dicho al canal de noticias Sky News el embajador ruso en el Reino Unido, Andréi Kelin.
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha prometido este jueves en la Cámara de los Comunes que no se dejará distraer por las “amenazas temerarias” del ruso Vladímir Putin; que piensa “redoblar el apoyo” a Ucrania en su lucha contra la agresión de Moscú; y que Kiev utiliza el armamento proporcionado por el Reino Unido solo para defenderse. Los expertos advierten al Gobierno británico de posibles represalias rusas en forma de ciberataques a infraestructuras básicas o posibles sabotajes.
El primer ministro se dispone a realizar un triple salto mortal en las próximas semanas. Consciente de la promesa del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de poner fin al conflicto en cuanto ocupe la Casa Blanca, a partir de enero, Downing Street quiere que el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, llegue a una hipotética mesa de negociación con la mayor fortaleza posible. Junto a ese deseo, Starmer quiere rebajar las supuestas bravuconadas del presidente ruso, pero sin llegar a provocarle demasiado en un momento geoestratégico especialmente delicado.
“Este hombre busca la destrucción, no la paz”, se ha referido Starmer a Putin en su intervención parlamentaria. “No nos vamos a dejar frenar o distraer con amenazas temerarias”, decía el primer ministro, en respuesta al riesgo de represalia nuclear aireado por el Kremlin.
Varios medios del Reino Unido, como el Daily Mail, aseguran que el ataque llevado a cabo este miércoles por Ucrania contra territorio ruso con misiles británicos Storm Shadow fue autorizado expresamente por Starmer, pero tanto el primer ministro como su ministro de Defensa, John Healey, se han negado a debatir los “detalles operativos” del conflicto. Las acciones desplegadas en el terreno de batalla “hablan por sí mismas”, ha dicho Healey ante la Comisión parlamentaria de Defensa.
Starmer ha desplegado, en cualquier caso, un nuevo argumento para justificar el paso hacia adelante que ha supuesto el uso de los misiles británicos por parte de Kiev. “El apoyo del Reino Unido a Ucrania ha sido siempre para que pueda defenderse, es proporcionado, coordinado [con los países aliados], ágil, en respuesta a las acciones llevadas a cabo por Rusia, y de acuerdo con el Derecho Internacional”, ha asegurado el dirigente británico.
Las posibles represalias rusas
Los expertos en defensa restan urgencia, sin quitársela del todo, a las amenazas nucleares esgrimidas por Moscú. Pero recuerdan al Gobierno de Starmer que el Kremlin ya ha demostrado en el pasado que tiene otras formas igual de graves de llevar a cabo represalias. Londres debería prepararse para “un mayor número de sabotajes, actos subversivos o maniobras disruptivas rusas, tanto dentro de territorio británico como en otros lugares del mundo. Por ejemplo, en Oriente Próximo”, ha advertido Matthew Savill, director de Ciencias Militares del Royal United Services Institute, un centro de análisis de asuntos relacionados con la Defensa.
“No deberíamos mostrarnos indiferentes ante un posible riesgo nuclear, pero hoy es una opción que resulta increíblemente extrema”, ha dicho Savill al diario The Times. “Podemos ver otras formas de respuesta y escalada. Rusia no tiene miedo al uso de fuerza letal o de violencia en el exterior, o a llevar a cabo intentos de sabotaje”, ha indicado.
A principios de octubre, el director general del MI5 —la agencia de seguridad interior del Reino Unido— acusó al GRU, el servicio militar de espionaje de Rusia, de estar implicado en una constante misión dirigida a provocar “el caos en las calles del Reino Unido y de Europa”.
Los gobiernos de Europa han mantenido una política de denegar visados a todos aquellos sospechosos de trabajar como espías para Rusia, y eso ha llevado, explicaba entonces el jefe del MI5, a que los agentes de Moscú hayan acabado contratando a delincuentes o detectives y operativos privados para realizar “el trabajo sucio”. La falta de profesionalidad de algunos de estos planes, señaló McCallum, ha facilitado hasta ahora la posibilidad de desmontarlos.
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