El candidato de Meloni para la Comisión Europea se defiende ante la Eurocámara: “Estoy aquí para reafirmar mi compromiso con Europa”
La española Teresa Ribera se enfrentará al examen de los eurodiputados al final de la tarde para la gran cartera verde y de competencia con el ruido del PP
El italiano Raffaele Fitto ha empezado su comparecencia ante el Parlamento Europeo para lograr su aprobación como vicepresidente y comisario del próximo Ejecutivo de la UE con una profesión de fe europeísta: “No estoy aquí para representar a un partido o un Gobierno, sino para reafirmar mi compromiso con Europa”. Buscaba despejar rápido las dudas que hay sobre su adhesión a los valores europeos por su filiación, el partido ultraconservador Hermanos de Italia, y su procedencia, ministro de Asuntos de la UE en el Gabinete de Giorgia Meloni. Estos atributos han convertido la decisión de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de darle a Fitto una vicepresidencia en el próximo Ejecutivo comunitario en una de las más polémicas y contestadas en la Eurocámara, pese a tener una larga trayectoria previa en la democracia cristiana italiana, antes de unirse al partido de Meloni.
Con Fitto —y en paralelo con la comparecencia de la estonia Kaja Kallas en otra sala para examinarse como alta representante de la Política Exterior de la UE— ha comenzado a las nueve de la mañana este supermartes que concluirá ya por la noche con la reválida de la española Teresa Ribera como vicepresidenta primera del Ejecutivo comunitario. Ellos tres, más el francés Stéphane Séjourné, la rumana Roxana Minzatu y la finlandesa Henna Virkkunen, serán los seis vicepresidentes de la próxima Comisión Europea si los parlamentarios lo ratifican. Esto último no sucederá este martes. En principio, las evaluaciones serán este miércoles por la mañana, como muy pronto, según informan fuentes de varios grupos parlamentarios.
De este sexteto de candidatos a vicepresidentes, los que más atraen la atención: Fitto y Ribera. El ultra italiano, del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, en sus siglas en inglés), ha votado, en un pasado no muy lejano, siendo eurodiputado, contra el Fondo de Recuperación y Resiliencia, que irónicamente ha acabado por gestionar en su país como ministro de Asuntos Europeos. De esa votación ha dicho que entonces era otro momento y ahora se pronunciaría en otro sentido. También rechazó las declaraciones de la Eurocámara contra las vulneraciones del Estado de derecho en Hungría y Polonia y, de nuevo, ha escuchado el reproche por ello.
La intervención del italiano ha comenzado con unas palabras de lamento y solidaridad por las inundaciones de la Comunidad Valenciana, algo que los candidatos han ido repitiendo en todas o casi todas sus comparecencias y que ha estado muy presente en muchas preguntas durante estos días. Después ya ha pasado a desglosar sus ideas y su trayectoria, en la que también figura haber sido presidente de Apulia y ministro de Asuntos Regionales y Cohesión Territorial con el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi.
En su examen, Kallas, hasta hace unos meses primera ministra de Estonia y una de las voces más claras contra el Kremlin y su guerra colonial contra Ucrania, se ha enfrentado a las preguntas de la extrema derecha y de algunas eurodiputadas de la izquierda, como Irene Montero, sobre qué es la victoria en ese conflicto, y la paz. “Todo el mundo quiere la paz, pero hay paz y paz. Nosotros queremos una paz sostenible”, ha dicho. La designada como alta representante para Política Exterior también ha advertido: “El mundo está en llamas, así que tenemos que permanecer unidos”. Por su historial, Kallas se ha centrado en la guerra de Vladímir Putin, pero tras las preguntas de los legisladores ha asegurado que el conflicto de Oriente Próximo también es una de sus grandes prioridades.
La nueva Comisión ha girado indudablemente hacia el este y eso puede hacer que pierda el foco todavía más sobre otras zonas, como América Latina. Kallas ha defendido este martes que hay que cerrar ya el acuerdo comercial con Mercosur. “Si no firmamos un acuerdo comercial con ellos, entonces este vacío lo llenará China”, ha remarcado.
El turno siguiente ha sido para el candidato francés a vicepresidente y responsable de Industria, Stéphane Séjourné. Sobre él, lo previsible es que descanse el relanzamiento del sector automovilístico europeo, ahora en decadencia frente al empuje de los coches eléctricos chinos. También hay un problema con la falta de demanda y, ante esto, se ha comprometido a “poner en marcha un plan rápidamente para acelerar la demanda de vehículos, sobre todo de eléctricos, en los próximos meses”, una de las reclamaciones de los fabricantes europeos.
Gran prueba para Ribera
El turno de Ribera, tercera vicepresidenta española y ministra para la Transición Ecológica comenzará a las seis y media de la tarde. Lo previsto es que se prolongue durante tres horas. La española, la pieza clave de los socialdemócratas, ha sido designada como vicepresidenta para la Transición Justa, Limpia y Competitiva y encargada de la potente cartera de Competencia; es el segundo puesto más importante de Bruselas tras el de la presidenta Von der Leyen.
La socialista se enfrenta al reto de avanzar en la transición verde y también de tratar y controlar a los gigantes tecnológicos digitales, impulsar la lastrada competitividad europea frente al empuje de Estados Unidos y China. Pero se enfrenta a un examen difícil de los europarlamentarios. A algunos conservadores les pesa su currículum verde y el Partido Popular español ha estado maniobrando en Bruselas contra su nombramiento argumentando que tuvo responsabilidad en la gestión de la dana que ha asolado la Comunidad Valenciana.
En principio estaba planeado que el primer intento de ratificación parlamentaria de los vicepresidentes que se examinan este martes se hiciera tras cada comparecencia. Pero ahora se abre paso la opción de que ese primer intento, que precisa del respaldo de dos tercios de los portavoces de los grupos de las comisiones en las que se desarrolla cada sesión, se haga de forma conjunta al final del día o en las jornadas siguientes, según fuentes de los grupos parlamentarios. También es muy probable que se incluya en ese paquete la ratificación del comisario húngaro Oliver Varhelyi, el único que todavía no ha obtenido el plácet parlamentario de los 20 que comparecieron la semana pasada.
Ese cambio de planes muestra la desconfianza que hay entre los grupos políticos. Los socialdemócratas europeos no se fían de que los populares respalden a Ribera por la intensa presión del PP español, que ha enfilado la proa contra Ribera, una actitud que contrasta con el respaldo callado de los socialistas italianos a Fitto. Los ultraconservadores de ECR, la familia política de Fitto y Meloni, temen que el italiano tenga dificultades pese a tener el apoyo del Partido Popular Europeo (PPE); los liberales quieren asegurar la ratificación de los suyos (Séjourné y Kallas), y el PPE se empeña en demostrar cada día que en esta legislatura es el grupo más grande y con más poder y está dispuesto a marcar los ritmos a su voluntad.
Sobre todo esto planea la voluntad de la presidenta de la Comisión, conservadora alemana, de tener listo su Ejecutivo “cuanto antes” y sin sobresaltos. Por eso presiona, primero a su familia política, pero también a los demás. Y por eso ha optado por acomodar toda su agenda a lo que sucede en la Eurocámara, cancelando varios compromisos. Consciente de que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca es un reto considerable para la Unión, con dos guerras en su vecindario (Oriente Próximo y Ucrania), Von der Leyen quiere que su segundo mandato empiece el próximo 1 de diciembre, sin retrasos.
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