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Israel confirma la muerte del candidato a liderar Hezbolá y bombardea una histórica ciudad de Líbano

Hezbolá también admite la pérdida de Hashem Safieddine, en un bombardeo hace tres semanas. El ejército ataca hasta seis puntos de Tiro, ciudad protegida por la Unesco con ruinas romanas

Hashem Safieddine, durante la ceremonia fúnebre de su primo y líder de Hezbolá, Hashem Safieddine, el 4 de julio.Foto: Houssam Shbaro | Vídeo: EPV

Israel y Hezbolá han confirmado que Hashem Safieddine, quien previsiblemente iba a suceder a Hasan Nasralá al frente del partido-milicia libanés, murió hace tres semanas en un bombardeo al sur de Beirut en el que era el objetivo. Safieddine, presidente del Consejo Consultivo de Hezbolá, era primo de Nasralá (fallecido el mes pasado en otro asesinato selectivo israelí con bombas de gran carga explosiva); llevaba en la organización desde los inicios, en los años ochenta del siglo pasado; y contaba con un destacado papel político y espiritual, por lo que era casi unánimemente considerado el reemplazo natural del anterior líder, en la línea continuista que defendió el actual número dos, Naim Qasem, en su primer discurso tras el descabezamiento de la milicia. El ejército israelí confirmó el martes por la noche la muerte de Safieddine, destacando su “gran influencia en el proceso de toma de decisiones del partido sobre diversos temas”, como sustituir a Nasralá cuando viajaba fuera del país. Este miércoles, lo ha hecho también Hezbolá, al despedirlo como un “gran líder y mártir que consagró su vida a servir al partido”.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ya lo había dado por muerto hace dos semanas, al jactarse de su capacidad para eliminar, unas tras otra, a las principales figuras de Hezbolá. Junto a Safieddine, según el comunicado del ejército israelí, también murió en ese ataque efectuado en la noche del 3 al 4 de octubre uno de los altos mandos de la inteligencia del partido-milicia chií, Ali Hussein Hazma, y otros integrantes del grupo. Los aviones golpearon un cuartel subterráneo ubicado en el suburbio de Dahiye, feudo de la formación al sur de la capital libanesa y uno de los principales objetivos de la actual ofensiva militar israelí. Es el mismo barrio en el que fue asesinado Nasralá, su líder durante tres décadas.

No es la primera vez que Israel tarda semanas en confirmar que ha conseguido matar a alguno de sus principales enemigos. A diferencia de Yahia Sinwar, líder de Hamás, con el que los militares acabaron la semana pasada en Gaza y cuyo cuerpo ha sido trasladado a Israel, los ataques desde el aire con bombas de cientos de kilos que atraviesan hasta refugios de seguridad excavados en el subsuelo impiden a veces conocer si el objetivo fue alcanzado. Así ocurrió con el jefe del brazo militar de Hamás en la Franja, Mohamed Deif, cuya muerte en un bombardeo a principios de julio no fue anunciada hasta el 1 de agosto, aunque Hamás no la ha confirmado, como sí ha sucedido con Sinwar.

El Gobierno de Netanyahu asegura que seguirá dando caza a los máximos responsables del grupo chií y a “todo aquel que cause daño al Estado o a sus ciudadanos”. Y afirma haber acabado en los últimos dos días con otros tres comandantes y unos 70 milicianos del grupo en el sur de Líbano, donde las tropas mantienen una invasión terrestre desde hace casi un mes.

Al mismo tiempo, el ejército sigue bombardeando y emitiendo órdenes de evacuación forzosa a la población de zonas que considera de combate, cada vez más y más lejos. Este miércoles ha sido, por primera vez, el turno del centro de Tiro, un histórico puerto fenicio en el Mediterráneo con ruinas inscritas en el listado de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Bocanadas de humo se elevaban desde los edificios bombardeados por Israel en el ataque donde murió el líder de Hezbolá, Hassan Nasralá y su primo y posible sucesor, Hashem Safieddine, en el bastión de Hezbolá, en el barrio beirutí de Dahiye, el 9 de octubre de 2024.
Bocanadas de humo se elevaban desde los edificios bombardeados por Israel en el ataque donde murió el líder de Hezbolá, Hassan Nasralá y su primo y posible sucesor, Hashem Safieddine, en el bastión de Hezbolá, en el barrio beirutí de Dahiye, el 9 de octubre de 2024.Scott Peterson (Getty Images)

Israel ha lanzado al menos seis bombardeos sobre la ciudad, a unos 20 kilómetros de la frontera y considerada la cuna del pigmento púrpura. Al menos uno ha caído a centenares de metros de su famoso hipódromo romano. Otro iba dirigido contra una sede de Al Shadid, una rama de Al Qadr al Hasan, la red de microcréditos de Hezbolá que Israel ha puesto recientemente en el punto de mira al considerarla una tapadera para su financiación. En la madrugada del domingo, Israel lanzó una oleada de bombardeos contra sus sedes, principalmente a las afueras de Beirut.

Tres horas antes de los ataques, el ejército israelí había comunicado por internet a los civiles las zonas que debían evacuar de inmediato. Durante los 11 meses de guerra de baja intensidad entre Israel y Hezbolá, antes de la entrada con tropas terrestres, la ciudad ejercía de refugio seguro para miles de los entonces 100.000 desplazados, pero se ha ido vaciando en las últimas semanas. Decenas de miles de ya desplazados y de residentes de la ciudad han engrosado la cifra de 1,2 millones de libaneses (en torno a un quinto de la población) obligados a abandonar sus hogares por la ofensiva israelí, que se ha cobrado cerca de 2.000 vidas. En la ciudad quedan aún cerca de 15.000 personas, un tercio de ellos, provenientes de localidades cercanas, según el centro local de gestión de crisis. En tiempos mejores, Tiro no solo atraía turistas libaneses y extranjeros, sino que solía verse también a cascos azules en sus calles y restaurantes, al tratarse de la principal ciudad en las proximidades de la base central de Unifil, la misión de la ONU en el sur de Líbano, en Naqura. Hoy, su personal civil ha sido evacuado y el militar solo puede abandonar la base, cuando la situación de seguridad lo permite, para hacer patrullas.

La gran presión israelí sobre Hezbolá no impide a la organización seguir hostigando a Israel a diario. Las alarmas han saltado en Tel Aviv en la mañana del miércoles, mientras se encontraba en la ciudad el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, en su undécimo viaje a la región desde que comenzó la guerra. Antes de que continuara su viaje hacia Arabia Saudí, las defensas antiaéreas locales han derribado dos misiles lanzados desde territorio libanés. En los últimos días, Hezbolá ha lanzado hasta 200 proyectiles contra Israel; 170, este mismo martes.

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