Corea del Norte emerge como aliado clave de Rusia en la invasión de Ucrania
Kiev sostiene que ya hay soldados norcoreanos apoyando a las tropas rusas en territorios ucranios
La petición de ayuda militar de Vladímir Putin a Kim Jong-un en septiembre de 2023 fue interpretada como una señal de debilidad rusa. Un año y medio después de la invasión de Ucrania, el líder de Rusia se reunía con el dictador norcoreano en un cosmódromo del lejano oriente ruso para intercambiar favores. Lo que parecía una medida desesperada, recurrir a uno de los países más pobres y aislados del planeta, también tenía su lógica: los enormes arsenales norcoreanos de la época soviética podían alimentar la maquinaria militar rusa. Ha pasado un año desde el primer envío de munición norcoreana reportado por los servicios de inteligencia occidentales y el régimen de Pyongyang ya es imprescindible para la guerra del Kremlin. Además, ambas partes han sellado una alianza que implicaría la ayuda rusa a sus amigos norcoreanos si estos se sintieran amenazados.
La aportación de Kim a la “guerra sagrada contra Occidente”, como definió el líder norcoreano la invasión de Ucrania, es determinante sobre todo por la munición de 122 milímetros que ha suministrado para los obuses rusos. The Times informó el 4 de octubre, a partir de fuentes de inteligencia de miembros de la OTAN, que la mitad de los proyectiles que disparan los cañones rusos son de origen norcoreano. El diario británico concretó que Pyongyang había suministrado tres millones de proyectiles, por debajo de los cinco millones que Corea del Sur había calculado que su enemigo del norte había transferido a Moscú.
El Gobierno ucranio señala que la calidad de esta munición, almacenada durante décadas, es pobre y falla en muchos casos. Los múltiples ataques con drones ucranios entre septiembre y octubre contra depósitos de armamento rusos también han diezmado la fuerza de la artillería del invasor. El viceministro de Defensa ucranio, Ivan Havriliuk, afirmó el 1 de octubre que si a principios de año la superioridad de la artillería rusa era de ocho a uno, hoy solo lo sería de tres a uno. El primer ministro ucranio, Denis Shmihal, aseguró ese mismo día que la producción ucrania de munición se había triplicado y ya representaba la mitad de la utilizada por las Fuerzas Armadas.
Pero el constante avance ruso en la provincia de Donetsk desde la pasada primavera lleva el sello norcoreano, como han subrayado tanto el Ministerio de Defensa ucranio como comandantes de brigadas en el frente: sin los proyectiles de Pyongyang, la ofensiva rusa sería menos intensa.
¿Soldados norcoreanos en el frente?
La colaboración norcoreana con Rusia ha entrado ahora en una nueva fase, según alerta Kiev. El presidente Volodímir Zelenski afirmó el domingo que Kim ya no solo destina armas a Moscú, sino que también envía tropas. “Hemos visto una creciente alianza entre Rusia y regímenes como el de Corea del Norte. No es solo armamento, ahora transfiere personal a las fuerzas de ocupación”, dijo el mandatario ucranio. “Es obvio que en estas condiciones la relación con nuestros socios necesita un salto adelante”, añadió. Zelenski se refirió, sin precisar, a ir más allá del suministro de misiles de largo alcance y otras armas que reclama con insistencia.
El presidente ucranio insistió el lunes que el Estado Mayor de su ejército le había aportado informes sobre la voluntad de Moscú de implicar más a Pyongyang en sus operaciones militares en Ucrania durante el otoño y el invierno.
Varios miles de soldados norcoreanos, según revelaron el 11 de octubre fuentes militares ucranias a The Washington Post, podrían estar ya formándose en Rusia para operaciones de combate. El objetivo, según cree Kiev, es que estos refuerzos se incorporen en el ejército ruso a finales de año. Militarnyi, medio ucranio especializado en análisis militar, cree que los soldados de Pyongyang asumirían funciones de control de fronteras para liberar a tropas rusas que puedan servir en el frente de guerra.
Kiev cree que ya han muerto norcoreanos en la guerra. Los medios ucranios dieron por segura una información de sus servicios de inteligencia sobre un bombardeo el 3 de octubre de una base militar en la ciudad de Donetsk, anexionada ilegalmente por Rusia que, según esa versión, habría matado también a seis oficiales norcoreanos. Andrii Kovalenko, miembro del Consejo de Seguridad Nacional, ha insistido en que ingenieros norcoreanos se encuentran en territorio ocupado comprobando el estado de la munición y el uso de sus misiles balísticos tácticos Hwasong-11.
El grupo partisano ucranio SROK, que opera en las regiones bajo control ruso, afirmó el 14 de octubre que han detectado tres campos de instrucción de artillería con presencia de oficiales coreanos en las inmediaciones de Mariupol. El medio ucranio especializado en información militar Defense Express aseguró el 9 de octubre que había detectado el uso por parte del invasor de los obuses D-74, un cañón soviético de los años cincuenta que dejó de ser operativo en Rusia y que solo puede haber salido de los arsenales norcoreanos.
El Kremlin y Pyongyang han negado todas estas informaciones, pero lo cierto es que restos de los Hwasong-11 fueron identificados en un ataque contra Kiev del pasado agosto.
Una alianza para la guerra en Europa y Asia
La colaboración militar entre ambos regímenes ha alcanzado una nueva dimensión con el tratado de asociación estratégica integral que Putin y Kim pactaron durante su encuentro en Pyongyang el pasado 19 de junio. El presidente ruso presentó este lunes un proyecto de ley en la Cámara baja del Parlamento, la Duma Estatal, para ratificar una alianza que, sobre el papel, solo tiene carácter defensivo, pero que facilitará la carrera nuclear norcoreana.
“Si una de las partes es objeto de un ataque armado por parte de uno o varios Estados y, por lo tanto, se encuentra en estado de guerra, la otra parte proporcionará inmediatamente asistencia militar y de otro tipo con todos los medios a su disposición y en conformidad con el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas —el derecho inmanente de legítima defensa—”, recoge el texto del acuerdo presentado en la web del Kremlin.
El contenido de esa disposición del pacto —que copia letra por letra el articulado del tratado entre la URSS y Corea del Norte de 1961, según la agencia surcoreana Yonhap— no está claro. El conocido corresponsal proguerra ruso Alexánder Sladkov se preguntaba en su canal de Telegram, que cuenta con casi un millón de seguidores, si la irrupción de tropas ucranias en la región rusa de Kursk en agosto puede considerarse un precedente para invocar la activación de ese artículo y, por lo tanto, la participación de Corea del Norte en la guerra en defensa de su aliado.
Además, el acuerdo incluye a los territorios ocupados como provincias que ya son parte de Rusia y que, por lo tanto, deben ser defendidas también por el aliado norcoreano. Sin embargo, aunque la anexión de estas regiones ha sido reconocida por Pyongyang, no ha sido así por su gran protectora, China, que nunca ha legitimado ninguna conquista rusa, incluida la de Crimea en 2014.
En 2023, Putin forjó con el presidente de China, Xi Jinping, un plan “para una nueva era”. La alianza entre Kremlin y Pyongyang refuerza su bloque frente al formado en Asia por Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, la plataforma militar Aukus, y sus socios Japón y Corea del Sur.
El Kremlin ha salido en defensa de su nuevo aliado este martes. Después de que Pyongyang volara carreteras que conectaban su país con el sur de la península, Moscú ha advertido a Seúl de que su nuevo tratado puede implicar a Rusia en un hipotético conflicto si toma medidas.
“Las autoridades surcoreanas deberían tomarse muy en serio las advertencias de Pyongyang y dejar de agravar la situación en la península con su imprudente campaña de provocación, la cual alimenta una nueva escalada de tensiones con incidentes armados”, ha advertido la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, a través de su canal de Telegram.
Según Pyongyang, Corea del Sur lanzó panfletos propagandísticos en su territorio mediante drones. Moscú ha catalogado esta supuesta acción como una injerencia en los asuntos internos norcoreanos. “Seúl debe comprender que promover la toma del poder mediante la imposición de valores pseudoliberales y la expansión de ciertas libertades crea amenazas a la seguridad, especialmente para sus propios ciudadanos”, ha manifestado Zajárova en su canal de Telegram.
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