Steven Pinker: “El progreso peligra frente a los reaccionarios, el populismo y el nacionalismo autoritario”
El ensayista y profesor de Harvard ha ofrecido sus recetas contra el pesimismo en la ponencia ‘Progreso e Ilustración en el siglo XXI’
Es fácil detectar al ensayista Steven Pinker en un congreso repleto de hombres prácticamente clónicos por vestir uniforme ejecutivo. Él también lo lleva, pero si se distingue a la primera es por sus llamativos rizos blancos, esos que en 2001 lo convirtieron en miembro fundador de The Luxuriant Flowing Hair Club for Scientists (El club de los científicos de cabello ondulante y exuberante), organización que cada año crece escogiendo a sus melenas científicas del año y que tiene como socio honorífico al portador de la mata plateada más cotizada en el gremio y no es la de Albert Einstein, sino la de Isaac Newton.
Este canadiense de 70 años afincado en Boston, uno de los grandes expertos mundiales en psicología cognitiva y autor de libros de divulgación superventas como Los ángeles que llevamos dentro (Paidós, 2011) o En defensa de la Ilustración (Paidós, 2018), ha ofrecido la última ponencia del foro World in Progress Barcelona, organizado por el Grupo Prisa, EL PAÍS y la Cadena Ser. Su charla Progreso e Ilustración en el siglo XXI ha sostenido la tesis evolutiva que este profesor de Harvard lleva defendiendo años: la que promulga que el mundo que habitamos progresa adecuadamente y no retrocede ni nos hace merecer la extinción, como muchos fatalistas tuitean con demasiadas mayúsculas.
“El progreso son las mejoras en el desarrollo humano, como la salud, la felicidad, el conocimiento o la posibilidad de ocio”, ha defendido, justo antes de desmontar los mecanismos sociales que impiden concebir la idea de avance social. “No leáis las noticias. Las noticias van de cosas que pasan, y las cosas que pasan son casi siempre malas”, ha apuntado, provocando con una sonrisa pícara a la organización mientras proyectaba en una pantalla ese meme recurrente de redes en el que, sobre una imagen de una redacción, se puede leer sobreimpreso: “Reunión en la CNN para saber cómo cundir el pánico este miércoles por la mañana”.
Pinker ha destacado que los medios de comunicación suelen obviar como noticioso “las cosas que son buenas”, como “la paz o las ciudades que no han sido atacadas por el terrorismo” y que el consumo de información diaria nos impide echar la vista atrás en conjunto, arrastrándonos a una noción pesimista del presente. “Con las noticias siempre tenemos la sensación de que todo va a peor”, ha dicho, antes de desplegar una lista de puntos a propósito de por qué todo va mejor de lo que pensamos pese a los eventos recientes que nos hacen pensar en un retroceso global, como, según ha destacado, la situación en Gaza, las consecuencias del covid, la epidemia de suicidios, la guerra de Ucrania o la recesión democrática en algunos países.
Apoyándose en gráficos y datos, Pinker ha defendido sus puntos clave en la idea de progreso. Respecto a la salud, el analista defiende que vivimos más y mejor (“la mejora esperanza de vida nos permite ahora vivir dos vidas si nos comparamos los datos de 1760, en los que estaba a la mitad”) y cada vez hay menos asesinatos en los países occidentales, México y Estados Unidos. Tampoco sufrimos tanta hambre como antes (los niveles de hambruna vuelven a estar en los niveles de 2009 tras el retroceso marcado por el coronavirus). La riqueza, según valora, también remonta: la pobreza extrema, que hace 200 años alcanzaba el 90% de la población, vuelve a remitir tras la crisis de 2020 y “el PIB está creciendo y recuperándose tras la crisis del coronavirus, alcanzando sus niveles más altos de la historia”.
Sobre la libertad, el profesor ha destacado que los derechos humanos cada vez están más instaurados a nivel global, haciendo hincapié en que la homosexualidad cada vez está menos criminalizada, los derechos de la mujer van conquistando terreno y la pena capital solo está instaurada en China, Irán y Estados Unidos, mientras que la esclavitud está abolida en todos los puntos del planeta. Sobre la democracia, aunque “hay un retroceso en algunos estados”, Pinker ha sostenido que está en su punto más alto en los últimos años. También ha destacado que la mayoría de países ha mejorado sus índices de felicidad, excepto en Estados Unidos, país que también es excepción en la bajada mundial del 40% en las tasas de suicidio.
“El progreso no significa que todo irá bien para todos en todas partes. Eso no es progreso, es un milagro. Los problemas son inevitables”, ha dicho, para reivindicar, de nuevo, los pilares que lo sustentan y los que impiden su desarrollo: “El progreso se crea gracias a la razón, la ciencia y el humanismo, pero está en peligro frente a los reaccionarios, la moral religiosa, el populismo y el nacionalismo autoritario”. Con su ponencia, Pinker ha querido despojarse de la etiqueta de buenista en tiempos aciagos que le persigue a su pesar, pero que no le impide rebelarse contra la eterna seducción del cinismo: “A veces se me pinta como optimista, pero no soy esa clase de persona que siempre ve el vaso medio lleno. Solo se trata de estudiar los datos a largo plazo sin dejar de estar atentos a las injusticias”.
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