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La designación de Ribera como vicepresidenta con nuevas atribuciones refuerza el peso de España en la UE

La socialista será la responsable de Competencia y Transición Limpia y pilotará parte de la política industrial en un momento clave para la competitividad europea

Teresa Ribera, durante un acto de campaña de las elecciones europeas, en Madrid, el pasado 7 de junio.Foto: Violeta Santos Moura (REUTERS) | Vídeo: EPV

La designación de Teresa Ribera como vicepresidenta ejecutiva de la UE en un puesto crucial con competencias sustantivas refuerza el papel de España en la UE. El cargo encomendado por la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, a la actual vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica española incluye no solo la codiciada cartera de Competencia —un asunto en el que la UE tiene poder real—, sino también elementos clave de la política industrial y competitividad, el nuevo mantra de la legislatura, dentro de su cometido como responsable europea de Transición Limpia, Justa y Competitiva.

Ribera será, además, la primera vicepresidenta del equipo, un cargo más bien protocolario que supone que sustituirá a Von der Leyen en sus raras ausencias, según ha confirmado un portavoz de la Comisión. Esto significa, de facto y aunque no está en sus atribuciones por escrito, que pasaría a ser la segunda al mando, aunque la conservadora alemana ha diseñado un equipo transversal y ha asegurado que todos los comisarios tendrán el mismo peso.

En esta legislatura que ahora acaba, España tiene al socialista Josep Borrell, que ocupa el cargo de vicepresidente y alto representante para Política Exterior y Seguridad. Uno de los altos cargos comunitarios y un puesto de enorme visibilidad y trascendencia —sobre todo con dos guerras, la de Rusia contra Ucrania y la de Israel en Gaza—, aunque sobre el papel tiene menos poder ejecutivo formal que el que desempeñará Ribera. En La Moncloa se muestran muy satisfechos con el esquema de la española, que no solo pilotará y supervisará la transición ecológica, sino también, mano a mano con Francia, la política industrial europea.

Desde Estrasburgo, poco después de confirmarse su abanico de responsabilidades, Ribera se ha declarado “muy contenta” y consciente de la “responsabilidad” que implica un puesto “que afronta los desafíos industriales y económicos de la comunidad empresarial europea, pero que también toma en consideración la necesidad de poner a la gente en el centro de esta transformación, la justicia social, tan importante”, ha recalcado, “como los desafíos verdes”. El colegio de comisarios propuesto por Von der Leyen es “una gran oportunidad de seguir construyendo el sueño europeo”, ha afirmado.

España ha negociado muy duramente, desde hace meses y hasta el último momento, para lograr una buena posición para la española, que se alza también como la socialista con más poder dentro de la institución. Y ha logrado colocarla en la cúspide de una Comisión Europea que abordará retos cruciales en un momento geopolítico en llamas.

La española —que encabezó la lista de los socialistas a las elecciones europeas, aunque renunció al escaño— se perfila así como una de las figuras más fuertes del Ejecutivo. En los corrillos de las instituciones europeas se da por sentado ese lugar un poco más alto de Ribera —la primera anunciada de la lista de 26 comisarios revelada por Von der Leyen en Estrasburgo― en el nuevo equipo de comisarios, que ha logrado a duras penas el equilibrio de género, con 11 mujeres (el 40%) frente a 16 hombres.

Ribera tendrá, además, un potente engranaje de direcciones generales con peso real, según fuentes comunitarias; al mismo nivel que Francia (el liberal Stéphane Séjourné asume Prosperidad y Estrategia Industria) y un poco por encima que Italia (el ultraderechista italiano Raffaele Fitto, Cohesión y Reformas), los otros dos grandes en la nueva estructura comunitaria. Sin embargo, los cimientos de los equipos aún se están ajustando, precisan fuentes europeas.

Cada uno de los comisarios tendrá que recibir el visto bueno del Parlamento Europeo, que además deberá aprobar la Comisión al completo, con lo que el puzle aún podría cambiar. De hecho, el Partido Popular español se ha desmarcado de Von der Leyen, de su familia europea, y ha asegurado que votará en contra de Ribera porque considera que su nominación supone “exportar la agenda sanchista a la Unión Europea”.

Será la segunda vez que España ocupe la cartera de Competencia (durante esta legislatura en manos de la liberal danesa Margrethe Vestager), que ya tuvo el socialista Joaquín Almunia de 2010 a 2014. Ribera tendrá que “modernizar” esas políticas, según le encomienda Von der Leyen en una carta en la que detalla cuál sería su misión. Y tendrá que hacerlo, además, en un tiempo de poderosos e influyentes gigantes tecnológicos, pero también en el que se tratará de dar impulso a campeones europeos y a ecosistemas nacionales.

Desde Estrasburgo, Ribera ha calificado a la danesa de “excelente comisaria de Competencia” y ha indicado que ya está en contacto con ella para preparar el relevo en una cartera clave y a la que, según ha dado a entender, pretende darle su propio acento, contribuyendo a mejorar la competitividad europea “pensando en las personas y en los límites ambientales” también. “La labor de construcción del mercado interior, un mercado que funcione, donde no haya una concentración de poder de mercado que acabe perjudicando no solamente a la industria, sino también a los consumidores, a los ciudadanos, es importante y tiene un efecto social inmediato”, ha subrayado la socialista.

La jefa del Ejecutivo comunitario le ha pedido también que trabaje para “simplificar” las ayudas de Estado, una larga reclamación de países como España.

Esa gestión sobre ayudas de Estado es uno de los elementos más potentes de la que será la cartera de Ribera que, además, trabajará para revisar las normas de ayudas de Estado para permitir apoyo a la vivienda, según Von der Leyen, una de las grandes prioridades de los socialdemócratas para la próxima legislatura que podría comenzar el 1 de diciembre, ya que va con algo de retraso.


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