Un líder de Hamás en Cisjordania muere bajo custodia israelí
Organizaciones israelíes y palestinas alertan del maltrato sistemático de detenidos palestinos en las cárceles
La muerte de un mando de Hamás e histórico preso bajo detención de las autoridades israelíes anunciada este viernes por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha inflamado los ánimos de las fuerzas palestinas cuando se cumplen casi 10 meses del estallido de la guerra en Gaza. El fallecimiento coincide con las denuncias de diferentes organizaciones humanitarias sobre el trato que se dispensa a los prisioneros palestinos en el sistema carcelario de Israel. Esas ONG corroboran los testimonios de algunos de los que han salido de los penales israelíes tras ser arrestados desde que comenzó la guerra en Gaza el pasado 7 de octubre.
Mustafa Mohamed Abu Ara, de 63 años y uno de los líderes de Hamás en la Cisjordania ocupada, ha muerto bajo custodia israelí, informó la Comisión Palestina de Asuntos de Detenidos y Exdetenidos de la ANP a través de un comunicado. Había sido detenido por última vez en los primeros días de la contienda que comenzó el pasado octubre, cuando ya tenía “problemas serios de salud”. En los últimos días, había sido trasladado desde la cárcel de Ramon, en el sur del país, a un hospital, según la Comisión, que asegura que sufrió “torturas” y “falta de atención médica”. Las autoridades palestinas ya denunciaron en abril la muerte, bajo detención israelí, del médico Adnan al Bursh, jefe de Traumatología del hospital Al Shifa de Ciudad de Gaza, que fue arrestado en la Franja en noviembre.
El movimiento fundamentalista palestino ha lamentado la muerte de Abu Ara y acusa de “asesinato por una negligencia médica deliberada” a las autoridades de Israel, además de clamar venganza, según un comunicado. Hasta 18 detenidos palestinos han perdido la vida bajo custodia israelí, según la ANP. Con la guerra, el número de detenidos en Cisjordania se ha elevado a 9.300 personas, de las que más de una tercera parte se encuentran bajo detención administrativa, es decir, sin cargos ni proceso judicial.
La muerte de Mustafa Mohamed Abu Ara tiene lugar en medio de la polémica generada en Israel por las denuncias en torno al centro de detención militar de Sde Teiman, en una base militar a una treintena de kilómetros de la Franja, donde se interroga a gazatíes arrestados. Tras las presiones del Tribunal Supremo y de distintas ONG, los internos están siendo trasladados a tiendas de campaña de una cárcel del sistema de prisiones estatal. Uno de los detenidos en Sde Teiman relató a este periódico cómo llegó a ser testigo de la muerte de dos de sus compañeros.
La falta de condiciones adecuadas de esas instalaciones ha sido puesta de manifiesto por diferentes médicos israelíes que accedieron a tratar a los detenidos, como el que relató su paso por el centro a este diario. “Estar atado a una cama, incapaz de moverte, incapaz de ver, incapaz de hablar, incapaz de entender lo que está pasando y con un pañal… Con mucho frío. Y esto se prolonga durante días y días, durante semanas. Creo que eso ya es una forma de tortura”, señaló.
Los testimonios de maltrato de los que quedan en libertad son habituales. “Desde el primer momento de la detención nos golpearon. Hasta que me soltaron”. Es de lo poco que balbuceaba a principios de julio el paciente Moazzaz Abyat, en la treintena, al ser preguntado durante unos segundos en las urgencias de un hospital de Belén (Cisjordania). “Me duele la cabeza, estoy cansado..., me golpearon, me duele la cabeza. Muy cansado”, repetía desde su cama.
Abyat llegaba directo al centro sanitario nada más quedar en libertad el 9 de julio. Había pasado casi nueve meses en una cárcel del sur de Israel bajo detención administrativa. Su imagen renqueando y sin mover la mano derecha en el vídeo grabado en la puerta del penal nada tiene que ver con la del joven culturista que fue arrestado en los primeros días de la guerra.
Su padre y sus primos no ocultaban en los pasillos del hospital que la familia ha estado tradicionalmente vinculada a la resistencia palestina, pero insistían en que Moazzaz Abyat había salido a la calle sin ningún tipo de condena. Ya en la habitación asignada, los que llegaban a visitarle le levantaban la sábana para contemplar cicatrices a la altura del ombligo y las piernas junto a marcas de lo que parecen ser golpes.
Los prisioneros palestinos “se enfrentan a la violencia y la humillación rutinarias de los guardias cuando salen de las celdas para ir a visitar a sus abogados y recibir atención médica”, denunciaba la organización israelí Physicians for Human Rights en un comunicado del 11 de julio. Con los testimonios de una docena de presos en la mano, aseguraba que esa “violencia tiene lugar en áreas no cubiertas por cámaras de seguridad e incluye patadas y golpes a prisioneros inmovilizados, negación de acceso a baños y degradación sexual”; por eso “muchos presos renuncian al tratamiento médico y a las visitas de sus abogados por miedo a ser agredidos”, añadía.
También ha emitido denuncias similares el Club de Prisioneros Palestinos, que afirma que, en el caso de Abyat, fue liberado “de la prisión de Al Naqab en un estado de salud alarmante y difícil” debido a “la tortura y el maltrato de los prisioneros desde el comienzo de la guerra”. Abyat fue “brutalmente golpeado durante su detención, concretamente en las piernas. Posteriormente, afrontó una serie de severas palizas y torturas” además de “inanición y negligencia médica”, decía el comunicado del Club de Prisioneros Palestinos, que alertaba de que “miles de presos corren el riesgo de morir en las cárceles” israelíes.
A preguntas sobre el caso de Moazzaz Abyat, el Servicio de Prisiones de Israel (IPS, según sus siglas en inglés) ha señalado a través de mensajes escritos que “todos los presos están detenidos de conformidad con la ley” con “todos los derechos básicos”. “El prisionero fue examinado y tratado médicamente por los mejores médicos de IPS durante todo su encarcelamiento”, y en todo caso, “tiene derecho a presentar una denuncia”. En otro mensaje, un día después, el portavoz del IPS adjuntaba un vídeo capturado de redes sociales que se mofa de la supuesta rápida recuperación Abyat.
―¿Piensan ustedes que el detenido estaba actuando?
―Creo que las redes sociales han hablado.
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