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Francia se lanza a una campaña electoral exprés con la extrema derecha en cabeza

Los sondeos sitúan al RN de Le Pen en primera posición para la primera vuelta del 30 de junio, con ventaja sobre la alianza de izquierdas. Los macronistas parten como terceros

Emmanuel Macron, este lunes a las puertas del Elíseo en París.
Emmanuel Macron, este lunes a las puertas del Elíseo en París.Sarah Meyssonnier (REUTERS)
Marc Bassets

La campaña electoral más rápida en décadas y la que mayores cambios puede traer a Francia ha empezado este lunes con un favorito claro en los sondeos: el Reagrupamiento Nacional (RN), partido ultranacionalista y euroescéptico liderado por Marine Le Pen. La izquierda, el centro y la derecha moderada tienen dos semanas para movilizar a sus votantes ante la posibilidad de un primer ministro y un Gobierno de extrema derecha.

Las legislativas del 30 de junio y el 7 de julio son el resultado de la decisión del presidente Emmanuel Macron de disolver la Asamblea Nacional tras perder con rotundidad ante el RN en las europeas del 9 de junio. Con su decisión, Macron dio unos pocos días a los partidos para formar coaliciones, cerrar programas y designar candidatos. Quizá esperaba caos en la oposición, pero el plazo terminó el domingo y las candidaturas están cerradas y los partidos listos para actuar.

Los sondeos sobre la primera vuelta, los más fiables a estas alturas, son unánimes: los lepenistas serán los más votados, con horquillas del 30% al 35%. La alianza de izquierdas bautizada como Nuevo Frente Popular, en alusión al bloque antifascista de los años treinta, se mueve entre el 25% y el 29%. Que la operación de adelanto electoral puede haberle salido mal a Macron lo acreditan los sondeos, que colocan a su candidatura en tercera posición, con un margen de entre un 17% y un 20%.

Para la segunda vuelta, han circulado proyecciones que dan al RN ―hoy primer partido de oposición, con 88 diputados― más de 200 escaños. Para alcanzar la mayoría absoluta se requieren 289, pero en todo caso, y según estas proyecciones, serían el primer grupo en la Asamblea Nacional. La incógnita, sobre la base de estas hipótesis, es si los lepenistas podrían llegar a la mayoría absoluta, o cerca, y reclamar el derecho a formar un Gobierno en cohabitación con el presidente Macron y Jordan Bardella, mano derecha de Le Pen, como primer ministro. O si habría una mayoría alternativa: un frente republicano que impidiese llegar al poder al partido más votado.

Pero hay leer con cautela las proyecciones en número de escaños, por la naturaleza misma de estas elecciones, que son en realidad 577 elecciones simultáneas, y a dos vueltas, una en cada distrito electoral. Se clasifican para la segunda vuelta los dos candidatos más votados en la primera y los que superen el 12,5% del total de votantes inscritos, incluidos los abstencionistas. Esto significa que, con una participación alta, puede haber segundas vueltas triangulares en algunos distritos. Tras la primera vuelta, además, habrá alianzas entre partidos y candidatos ante el RN o en algunos casos ante la izquierda radical. Son demasiadas variables para anticipar el reparto final de escaños.

El diputado macronista Patrick Vignal representa un distrito en Montpellier y sus alrededores donde el Reagrupamiento Nacional sacó en las europeas un 35% del voto. Lo tiene cuesta arriba y ve difícil que su partido quede primero el día 30, pero no pierde la esperanza.

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“Pienso”, dice Vignal por teléfono, “que llegaremos al día del voto codo con codo con este frente popular que es un batiburrillo, una suma de gente que se detesta”. Alude este macronista y exsocialista a que el Nuevo Frente Popular congrega a una coalición heterogénea. Partidos y personas que van desde la extrema izquierda anticapitalista y partidaria de sacar a Francia de la OTAN, hasta el expresidente François Hollande, un socialdemócrata cuya política económica e internacional no fue muy distinta de la de Macron. El actual presidente fue consejero suyo antes de traicionarlo y presentarse por libre a las presidenciales de 2017. Ahora Hollande es candidato a la Asamblea Nacional por su distrito de siempre en el departamento de Corrèze.

Las alianzas electorales como el Nuevo Frente Popular tienen una utilidad práctica. En vez de disgregar el voto entre los partidos que la integran (insumisos, ecologistas, comunistas y socialistas) y arriesgarse a no clasificar ninguno para la segunda vuelta, concentran el voto en un único candidato. Así garantizan el paso a la segunda vuelta y las opciones de pelear por el escaño y evitar que se lo lleve la extrema derecha.

Otros, sin cerrar alianzas formales, han tomado decisiones similares que reflejan una mezcla de principios e interés propio. Los macronistas, en posición de debilidad, no presentarán candidatos en 65 distritos donde creen tener pocas opciones y donde se presentan candidatos de la derecha moderada de Los Republicanos (LR) o socialistas que creen compatibles con sus ideas. Es la manera de reforzarlos ante los pujantes candidatos del RN. A cambio, hay distritos donde LR cede la plaza a los macronistas.

Para acabar de complicar la ecuación, resulta que hoy en Francia hay dos marcas de LR. Una, liderada por Éric Ciotti, quien legalmente es su presidente, aunque su buró político lo destituyó la semana pasada por sus pactos con Le Pen. Ciotti presenta 62 candidatos y apoyará a los de Le Pen en el resto del país. La otra marca LR es la de los barones, los diputados y los senadores, que presentan 400 candidatos.

El mayor riesgo, el 30 de junio, es para LR y para Ensemble (Juntos), la lista que agrupa a los tres partidos macronistas: Renacimiento, Horizontes y MoDem. El diputado Vignal, como tantos en la mayoría saliente, no está nada contento con Macron, porque al haber disuelto la Asamblea Nacional sin consultarles ni avisarles les envía a unas elecciones en las que tienen mucho que perder. En las filas del presidente, el malestar con el presidente es profundo.

“No fue elegante, lo decidió él solo”, dice el diputado de Montpellier, aunque hace de tripas corazón y afirma, en alusión a los bloqueos en el hemiciclo que complicaban seguir gobernando: “En cierto modo, no era posible continuar así”. Lo que tiene claro, como otros, es que en sus carteles electorales no saldrá Macron, cuya impopularidad lo convierte en un problema para muchos candidatos: “Necesitamos que [el primer ministro] Gabriel Attal haga campaña, no el presidente... Aunque sea un poco injusto para el presidente”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).
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