Los colegios rusos entrenarán a los niños en el manejo de drones
El sistema educativo impartirá esta asignatura a partir del próximo curso. El programa se suma a otros con los que el Kremlin ha militarizado los centros educativos
Los alumnos rusos aprenderán a partir del próximo curso a fabricar y pilotar los letales drones que planean sobre Ucrania. El Gobierno ha anunciado un nuevo programa que militarizará aún más los colegios y universidades con el objetivo de preparar a las nuevas generaciones para la guerra. El Ministerio de Educación comprará más de 17.000 aparatos no tripulados este año, con la incógnita de qué profesores tendrán conocimientos suficientes para impartir esta enseñanza. Una posibilidad son los soldados que han participado en la invasión de Ucrania y que actualmente recorren los colegios —en ocasiones cubiertos por pasamontañas— para contar una visión de la guerra favorable al Kremlin.
Los maestros serán formados a partir de julio en más de medio millar de centros educativos. “Es necesario garantizar que el programa está totalmente listo a partir del 1 de septiembre”, ha advertido el viceprimer ministro Andréi Belousov en una reunión del Gabinete.
El programa comenzará este año en cientos de escuelas, aunque el objetivo es que en 2030 existan 4.872 aulas especializadas en el pilotaje de drones en los colegios y 380 centros de formación práctica independientes en todo el país. Todas estas instalaciones contarán con una zona para entrenar con los aparatos y con otra reservada a impresoras 3D y otras herramientas para fabricar y reparar sus propios drones.
Aunque los aparatos no tripulados de uso civil también han irrumpido en muchos sectores —desde la agricultura a la revisión de infraestructura industrial—, el Kremlin ha puesto su interés en ellos después de que se haya demostrado que son un factor diferencial en la guerra moderna. El propio presidente ruso, Vladímir Putin, reconoció el pasado 2 de febrero que la carencia de drones es un problema grave para sus tropas. “Desafortunadamente, todavía queda trabajo por hacer aquí. Es uno de nuestros talones de Aquiles”, afirmó en un acto bautizado como ¡Todo para la victoria!
El Gobierno ruso reconoce que la falta de formación en drones de sus profesores es un desafío. Sin embargo, poco a poco los militares comienzan a ser una figura habitual en sus colegios. Las visitas de veteranos de la guerra de Ucrania a las aulas se han convertido en una constante en el último año, y a veces causan polémica. La última, esta misma semana, cuando el diario Vazhnie Istorii ha revelado la visita a un colegio de un mercenario del grupo Wagner que fue condenado a seis años de cárcel y recibió el indulto tras aceptar luchar contra Ucrania. El militar, Alexánder Glazov, indujo a un adolescente de 15 años al suicidio en el juego de desafíos Ballena Azul, aunque su pena fue borrada por el Kremlin por ir al frente, donde perdió un ojo y varios dedos. Ahora da lecciones a otros adolescentes sobre el tema ¿Dónde comienza el patriotismo?
El Kremlin también ha recuperado en los centros educativos una tradición soviética, la impartición de una formación básica sobre la guerra entre los menores antes de que sean llamados a realizar el servicio militar obligatorio entre los 18 y los 30 años. En teoría, esto ayudaría al Ministerio de Defensa a reclutar tropas con una formación algo más amplia. Aunque por ley está prohibido que los jóvenes que hacen la mili sean desplegados en el frente, los mandos tratan de convencer a los nuevos reclutas para que firmen un contrato profesional con el ejército y puedan ser enviados a combatir contra Ucrania.
La nueva asignatura se llama Fundamentos de seguridad y defensa de la patria y será impartida a partir del próximo 1 de septiembre con el nuevo curso. Sus 36 horas anuales incluirán un entrenamiento militar básico en los dos últimos años de colegio que prevé el uso de armas de fuego. Asimismo, los profesores rusos también enseñarán a sus alumnos a lo largo de los años cómo está organizado su ejército y cómo realizar primeros auxilios.
La guerra de desgaste de Ucrania ha provocado cambios en la sociedad rusa. El Kremlin intentó en los primeros meses de su ofensiva de 2022 que la población viviese ajena a lo que aún llama una “operación militar especial”, pero el estancamiento de la invasión ha traído aparejado una militarización gradual de todas las capas de la sociedad, incluidos los colegios. Así, en el curso de 2022 introdujo una materia obligatoria, Conversación sobre lo importante, donde todos los lunes los profesores imparten a los menores las consignas que dicta el Kremlin. Entre ellas, un curso sobre patriotismo donde los niños de 10 años deben recitar frases como: “No escatimes tus fuerzas ni tu vida por la patria”; “La felicidad de la patria vale más que la vida” y “No hay miedo en morir por la madre patria”.
Un año después, en el curso 2023, el asistente de Putin y jefe de su equipo negociador en Ucrania, Vladímir Medinski, reescribió el libro de Historia de los cursos de secundaria. El propio Medinski aseguró que era necesaria “una reescritura drástica” desde las últimas décadas de la Unión Soviética al presente, incluida la guerra desatada contra Ucrania. Entre otras distorsiones de la Historia, el Kremlin transmite a los estudiantes que las protestas de los ucranios contra el Gobierno de Víktor Yanukóvich en 2013 y 2014 fueron un “golpe militar” promovido por EE UU y la OTAN a raíz del cual surgió, según su versión, “el neonazismo ucranio”. El libro del texto sustenta la visión del Kremlin con omisiones y manipulaciones. Como prueba de la supuesta amenaza de la Alianza Atlántica, el libro de texto escolar cita la incorporación de la neutral Finlandia, aunque no menciona que esta adhesión tuvo lugar en 2023, un año después de presenciar cómo Rusia invadía a otro de sus países vecinos.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.