Biden se reúne con los líderes del Congreso en la Casa Blanca para evitar el cierre de la Administración
El presidente también intenta desbloquear la ayuda a Ucrania e Israel ya aprobada por el Senado
La cuenta atrás está en marcha de nuevo. Por cuarta vez en solo unos meses, el Gobierno de Estados Unidos afronta el riesgo de un cierre parcial de la Administración. Tras tres prórrogas sucesivas, sigue sin haber acuerdo para aprobar las leyes presupuestarias pendientes. Y el plazo se acaba el 1 de marzo para parte de los departamentos y el 8 de marzo para el resto. Ante esa situación, Joe Biden, ha citado este martes a los líderes del Congreso en la Casa Blanca. El presidente no solo quiere financiación para mantener los servicios públicos, sino que también persigue la aprobación de una ley con más ayuda para Ucrania.
Biden recibe este martes a las 11.30, hora local (17.30 en la España peninsular) al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson; al líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer; al líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, y al líder republicano en el Senado, Mitch McConnell. El presidente ha reservado algo más de una hora en su agenda oficial para un encuentro al que también acude la vicepresidenta, Kamala Harris.
La Casa Blanca no ha difundido el orden del día de la reunión, pero su portavoz, Karine Jean-Pierre, ha apuntado en su rueda de prensa de este lunes a las dos materias más apremiantes. “Lo que el presidente quiere ver es que queremos asegurarnos de que los intereses de seguridad nacional del pueblo estadounidense se ponen en primer lugar”, ha dicho, en referencia aparente al paquete de ayuda de 95.000 millones de dólares para Ucrania, Israel y otras prioridades de seguridad nacional. El texto fue aprobado por el Senado, pero tiene un futuro incierto en la Cámara de Representantes.
“Y también queremos que el Gobierno no se cierre. Es una prioridad básica o deber del Congreso mantener el Gobierno abierto. Así que eso es lo que el presidente quiere ver. Tendrá esas conversaciones. Obviamente, no voy a adelantarme a la agenda del presidente y lo que va a discutir. Pero estas cosas son increíblemente importantes” ha continuado Jean-Pierre.
La ayuda a Ucrania cuenta aparentemente con sobrada mayoría para ser aprobada por la Cámara de Representantes, tras un resultado de 79 votos a favor y 29 en contra en el Senado. Pero para ser aprobada, hace falta que el presidente de la Cámara despeje el camino y la someta a votación.
Más complicado parece aprobar las leyes presupuestarias en los pocos días pendientes. En principio, este 1 de marzo se acaba la financiación de parte de la Administración, incluidos los departamentos de Transporte, Vivienda y Desarrollo Urbano, Agricultura y Asuntos de Veteranos. La financiación del resto de la Administración federal se acaba el 8 de marzo, incluidos el Pentágono, el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado, aunque sí se mantienen en marcha, en cualquier caso, los pagos de pensiones y los servicios públicos esenciales.
La última ronda negociadora sobre los presupuestos se cerró sin éxito este pasado fin de semana. El líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, escribió una carta a los miembros de su grupo exponiendo la situación: “Aunque esperábamos tener la legislación lista este fin de semana para que los miembros tuvieran tiempo de revisar el texto, ahora está claro que los republicanos de la Cámara de Representantes necesitan más tiempo para organizarse”, señalaba.
“Lamentablemente, los republicanos extremistas de la Cámara de Representantes han demostrado que son más capaces de provocar el caos que de aprobar leyes. Tengo la sincera esperanza de que, ante un cierre perturbador que perjudicaría a nuestra economía y reduciría la seguridad de las familias estadounidenses, el presidente Johnson se enfrente una vez más a los extremistas de su bancada y haga lo correcto”, añadía Schumer, en un mensaje que no gustó nada a Johnson y que el speaker calificó de “contraproducente”.
“La carta del líder Schumer no menciona que muchos de los puntos que aún se están debatiendo proceden de nuevas demandas demócratas que no estaban incluidas previamente en los proyectos del Senado”, tuiteó Johnson. “No es momento para políticas mezquinas. Los republicanos de la Cámara de Representantes continuaremos trabajando de buena fe y esperamos llegar a un resultado lo antes posible, aunque sigamos insistiendo en que nuestra propia seguridad fronteriza debe abordarse de inmediato”, añadió.
El ala dura del Partido Republicano ha venido exigiendo grandes recortes de gasto, algo que provoca la división dentro del grupo mayoritario y dificulta la tarea de Johnson. Esa división y el rechazo de los más extremistas a llegar a acuerdos con los demócratas acabó costando el puesto al antecesor de Johnson, Kevin McCarthy.
Estados Unidos no tiene una ley presupuestaria, sino una docena, pero es incapaz por sistema de aprobarlas a tiempo del inicio del año fiscal, el 1 de octubre. Lo habitual es aprobar una prórroga presupuestaria, llamada resolución continuada, mientras se tramitan las leyes que habilitan los gastos del ejercicio, que suelen seguir un procedimiento engorroso y complejo, lleno de enmiendas.
McCarthy fue destituido en una moción de censura tras haber aprobado una primera prórroga presupuestaria para evitar el cierre parcial de la Administración. Johnson ha aprobado ya otras dos prórrogas en las que el rechazo de los suyos ha ido creciendo en la Cámara de Representantes. En la tercera, 107 republicanos votaron a favor y 106 en contra, mientras que entre los demócratas hubo 207 votos a favor y solo dos en contra.
El tiempo de las prórrogas también se acaba. En el acuerdo al que llegó Biden con McCarthy para elevar el techo de deuda se acordó que si no había presupuestos aprobados para el 30 de abril, se aplicaría un recorte indiscriminado de gasto del 1% en todas las partidas con respecto al año anterior. Eso es algo que no quieren ni republicanos ni demócratas, especialmente los senadores. Algunos de los representantes del ala dura republicana de la Cámara baja, sin embargo, prefieren ese escenario que el de aumento del gasto.
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