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Sunak desautoriza a su ministra del Interior por acusar a la policía de favorecer las protestas propalestinas

Braverman acusa a las fuerzas de seguridad de aplicar una doble vara de medir con los manifestantes en un artículo incendiario en ‘The Times’, un texto para el que Downing Street no dio luz verde

Suella Braverman
La ministra del Interior del Reino Unido, Suella Braverman, entra en el número 10 de Downing Street, oficina y residencia del primer ministro británico, el pasado 24 de octubre.HANNAH MCKAY (REUTERS)
Rafa de Miguel

Rishi Sunak ha encontrado en su ministra del Interior, Suella Braverman, el chivo expiatorio perfecto para camuflar sus propios excesos. El portavoz del primer ministro británico ha marcado distancia con Braverman, que en un artículo para el diario The Times publicado este martes acusaba a la Policía Metropolitana de Londres de utilizar una doble vara de medir a la hora de hacer frente a distintas manifestaciones. “Desgraciadamente, existe la percepción de que los altos mandos policiales despliegan cierto favoritismo ante determinadas protestas”, acusaba la ministra en su texto. Según ella, Scotland Yard mostró mucha más dureza en su momento con los que protestaban por el confinamiento que contra el movimiento Black Lives Matter, y es mucho más firme —dice la ministra— contra manifestaciones nacionalistas o de extrema derecha que al afrontar “muchedumbres” propalestinas que exhiben comportamientos similares.

Las acusaciones de Braverman, que han irritado a la policía, a los juristas, a la oposición y hasta a algunos de sus compañeros de Gobierno, no responden en exclusiva al talante radical y reaccionario del personaje. La ministra lleva meses cortejando al ala dura del Partido Conservador con declaraciones y medidas de extrema dureza contra los inmigrantes irregulares, los delincuentes, el movimiento trans o las personas sin hogar. Pero su ataque contra las manifestaciones a favor de Palestina y contra los bombardeos de Gaza, que cada vez congregan a más participantes en las principales ciudades británicas, responden a la misma rabia exhibida por su jefe y primer ministro, Sunak.

El líder conservador intentó forzar la mano a Scotland Yard para que, en uso de su prerrogativa, prohibiera la nueva manifestación en defensa de los palestinos convocada para el próximo sábado. Es el Día del Armisticio, que conmemora el final de las hostilidades en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial. A las 11.00 del día 11 del mes 11 (el momento en que llegó la paz en 1918) se guardan en todo el Reino Unido dos minutos de silencio. La verdadera celebración, sin embargo, tiene lugar siempre en el siguiente domingo más cercano a esa fecha. Y este año será el domingo que viene, 24 horas después de la manifestación. Remembrance Sunday (Domingo del Recuerdo) es la fecha más parecida a una fiesta nacional que celebran los británicos. La casa real, el Gobierno, la oposición y otras instituciones depositan sus coronas de amapolas —el símbolo que estos días llevan muchos ciudadanos en sus solapas— ante el Cenotafio, el monumento de la avenida de Whitehall, en Londres, que conmemora a los caídos de guerras pasadas.

Sunak, sin embargo, quiso que la policía prohibiera la manifestación, por “provocadora e irrespetuosa”. A pesar de que los convocantes se habían comprometido a respetar los dos minutos de silencio y no comenzar la marcha hasta al menos una hora después. Para el primer ministro, sin embargo, y para muchos de sus colegas conservadores, la mera idea de que los manifestantes pasaran cerca del Cenotafio era ya una ofensa. Cuando Scotland Yard dijo que no veía motivos para prohibir la protesta, Sunak advirtió de que lo haría “responsable” de cualquier vandalismo o acto de violencia.

Braverman, un paso más allá

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La acusación vertida contra la policía por Braverman, señalando a los altos mandos por practicar, según ella, el favoritismo con los manifestantes a favor de Palestina, ha incendiado a Scotland Yard, a la oposición laborista, y al propio Sunak, que ha autorizado a su portavoz para distanciar públicamente al Gobierno de la ministra del Interior e incluso para no descartar una posible investigación interna. El Código Ministerial, que regula el comportamiento ético y la obligación de solidaridad colegiada de los miembros del Ejecutivo, exige que todas las entrevistas o declaraciones públicas obtengan el visto bueno previo de Downing Street, “para asegurar la correcta coordinación de la labor del Gobierno”.

Según ha hecho público el portavoz de Sunak, Braverman ignoró las sugerencias del Gabinete del primer ministro para que rebajara el tono de algunos de los fragmentos de su artículo. Si el primer ministro decide ordenar una investigación contra la responsable de Interior, es fácil aventurar cuáles serán las conclusiones, porque la ministra ni ha disimulado ni se ha retractado de sus declaraciones. El resultado final sería la exigencia de una disculpa pública o la decisión del primer ministro de expulsarla de su Gobierno.

“Tiene una ministra del Interior que está fuera de control, pero [Sunak] es demasiado débil como para hacer nada al respecto. La peor de todas las combinaciones posibles”, ha dicho el líder de los laboristas, Keir Starmer.

Braverman se ha convertido en una de las opciones favoritas del ala dura del Partido Conservador, muy descontenta con un primer ministro al que ve incapaz de remontar las encuestas desfavorables. En el plazo de un año, o antes, deben celebrarse elecciones generales en el Reino Unido, y todos los sondeos otorgan 20 o más puntos porcentuales de ventaja a los laboristas. La ministra ha hecho las delicias de los oídos más reaccionarios de su partido al calificar de “invasión” la llegada de inmigrantes irregulares, prometer más mano dura con la delincuencia, e incluso barrer de las calles británicas las tiendas de campaña que usan algunos “sin hogar” para protegerse del frío o la lluvia. Según Braverman, se trata de acabar con “el estilo de vida” elegido por esas personas. Sus declaraciones han logrado irritar a los conservadores más templados.

En el caso de las manifestaciones propalestinas, sin embargo, Braverman comparte con Sunak un enorme rechazo hacia expresiones que, según ambos, camuflan un profundo antisemitismo y el apoyo al terrorismo islamista.

“Van a ver un número mayor de manifestantes propalestinos el próximo sábado por culpa del ruido causado estos días por la ministra del Interior”, ha advertido el alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan. “Y también sabemos —y esto es lo preocupante— que grupos fascistas como la Liga de Defensa Inglesa van a desplegarse también el Día del Armisticio. Dicen que ‘para proteger el Cenotafio’. Todo esto lo ha provocado Braverman”, ha señalado Khan.

Desde que Hamás asesinó a más de 1.400 israelíes el pasado 7 de octubre y el Gobierno de Benjamín Netanyahu dio la orden de atacar Gaza, la policía británica ha detenido ya al menos a 200 manifestantes propalestinos por altercados de orden público.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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