De drones bomba de cartón a misiles de largo alcance: las nuevas armas diseñadas por Ucrania apuntan a Rusia
Kiev apuesta por innovar con una generación de armamento para golpear en territorio del invasor
Hacer de la necesidad virtud se convierte en tu mantra cuando una superpotencia militar quiere borrarte del mapa. Ucrania lleva desde 2014 en guerra con Rusia, desde que el Kremlin apoyó al separatismo en la región de Donbás y se anexionó la península de Crimea. La invasión a gran escala ha forzado a Ucrania a desarrollar más rápidamente su armamento, un desarrollo basado en la iniciativa privada para lograr armas más económicas, reducir la dependencia de sus aliados internacionales y también para golpear en suelo ruso.
Uno de los cambios más significativos del conflicto en 2023 es que Ucrania ha llevado la guerra a Rusia. Casi cada día se disparan drones ucranios contra objetivos militares e infraestructuras en Rusia. Incluso Moscú, a unos 500 kilómetros de la frontera ucrania, recibe la visita de drones bomba. Los aliados de Ucrania en la OTAN han marcado como línea roja que el armamento que suministran no sea utilizado para atacar territorio ruso. Es por eso que las Fuerzas Armadas Ucranias están utilizando aeronaves diseñadas por sus compañías.
Por lo menos dos drones de reciente incorporación en el ejército ucranio han sido confirmados como parte del arsenal utilizado contra Moscú. Se trata del dron UJ-22, de la empresa Ukrjet, y el Bober, del que no se ha hecho público quién lo produce. El UJ-22 es un aparato de reconocimiento, con 800 kilómetros de autonomía, que ha sido reconvertido como dron bomba. El Bober llega a 1.000 kilómetros de alcance y su precio se acerca a los 100.000 euros. El Morok es otro aparato con un radio de alcance de 1.000 kilómetros: está en fase menos desarrollada que el Bober, pero ya ha sido utilizado contra objetivos en Crimea.
Otra nave no tripulada producida en Ucrania, que salió a la luz pública en agosto, son drones hechos de cartón, lo que hace más difícil su detección por radar y reduce drásticamente el coste de producción. Según medios militares, el precio no excede los 3.000 euros. Ucrania había usado hasta ahora drones de cartón de la compañía australiana Sypaq, pero los Servicios de Seguridad Ucranios (SSU) aseguraron que el ataque del 27 de agosto contra la base aérea rusa de Kursk fue con un nuevo modelo propio.
Los drones de cartón no pueden transportar cargas explosivas pesadas (en el caso de los modelos de Sypaq, son cinco kilos). En el ataque en Kursk, la aeronave iba armada con minas de fragmentación, que sueltan pequeños proyectiles en un amplio radio que, pese a no destruir por completo el objetivo (en este caso, aviones bombarderos), sí los dañan. Estos drones pueden recorrer hasta 150 kilómetros de distancia. Todo indica que fueron disparados desde suelo ruso. El SSU aseguró que el golpe contra la base de Kursk lo llevaron a cabo junto a un grupo paramilitar ruso opositor a Vladímir Putin. El jefe de inteligencia del Ministerio de Defensa, Kirilo Budanov, afirmó que los drones que el 30 de agosto atacaron la base aérea de Pskov, a 700 kilómetros de Ucrania, se dispararon desde Rusia.
La principal ventaja de la industria armamentística ucrania respecto a la rusa es la autonomía de las empresas y de las unidades militares en el frente. EL PAÍS visitó a principios de septiembre un taller secreto de desarrollo de drones de la 92ª Brigada Mecanizada ucrania en la provincia de Járkov. El responsable de la unidad de drones, que respondía a su nombre en código, Gansk, subrayó que el modelo industrial ruso cuenta con mayor presupuesto público. Pero al ser muy jerárquico, las mejoras y la innovación se ralentizan.
Gansk lo ilustraba con ejemplos de cooperación permanente con grupos privados que mejoran la adaptación de explosivos a drones comerciales o incluso a prototipos que desarrollan en su taller, como dos unidades hechas de poliestireno. Pero la joya de la corona en el taller era un Vampire, un gran dron de seis hélices producido por un grupo de empresas ucranias y que este agosto se han incorporado de forma masiva en el frente (el Gobierno anunció que en agosto entraron en servicio 270 unidades). El Vampire puede cargar 15 kilos de bombas, que se dejan caer sobre el objetivo.
Otros drones estratégicos que están siendo utilizados de forma regular en el campo de batalla son los Shark, aparatos de reconocimiento a gran altura de la empresa Ukrspectsystems, y los pequeños drones con cámara frontal de la compañía Air Unit, ampliamente utilizados como aparatos bomba contra posiciones enemigas en el frente. Air Unit explicó este agosto a los medios ucranios que su propósito es ir elevando la eficacia de estos aparatos por encima del 20%. Según esta empresa, los drones bomba rusos Lancet, arma de referencia en el arsenal del invasor, tienen una eficacia del 30%. Según The Economist, entre un 35% y un 40% de los drones bomba ucranios dan en el blanco en Rusia.
El primer misil de crucero nacional
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, celebró una reunión el 28 de agosto con su gabinete y con los principales productores de armamento nacionales para que la fabricación se “maximice”. Zelenski nombró la producción de munición, de drones, de blindados y de misiles. En lo que concierne a blindados y armamento pesado, el gran éxito de Ucrania ha sido introducir en el campo de batalla en un tiempo récord su obús autopropulsado Bohdana, con un alcance de más de 40 kilómetros. En lo que respecta a misiles, la noticia más esperada por Kiev la dio el mismo presidente el 31 de agosto: ya se ha probado con éxito el primer misil de crucero ucranio. El cohete, según Zelenski, dio en el blanco a 700 kilómetros de distancia.
Se trata de un salto adelante en el poder militar ucranio porque hasta el momento no ha recibido armamento de largo alcance por parte de sus aliados internacionales —con excepción de los Storm Shadow británicos—, por el temor a que estos misiles sean utilizados contra territorio ruso. La madrugada del pasado miércoles se produjo un ataque con 10 misiles de crucero contra un astillero ruso en Sebastopol, en la península de Crimea, dañando dos buques de guerra, según informó el Ministerio de Defensa ruso. Mikola Oleschuk, comandante de las Fuerzas Aéreas de Kiev, dio a entender que los misiles de crucero eran Storm Shadow.
Oleksii Danilov, secretario del Consejo Nacional de Seguridad ucranio, aseguró el 2 de septiembre en Radio Ucrania que se estaban produciendo rápidos progresos y que, en un futuro no lejano, el alcance de los misiles de crucero nacionales sería “de 1.500 kilómetros dentro del territorio ruso”. “Sebastopol está esperando, Kamchatka está esperando, Kronstadt está esperando”, escribió Danilov en sus redes sociales. Sebastopol es la ciudad de Crimea, donde Rusia tiene la principal base de su flota del mar Negro; Kamchatka es una península en los confines orientales rusos y Kronstadt es una ciudad portuaria vecina a San Petersburgo.
Se creyó en un primer momento que este misil de largo alcance fue el responsable de la destrucción el 23 de agosto de una batería antiaérea rusa S-400 en Crimea. Desde el territorio controlado por Ucrania más cercano a la posición del S-400 había 170 kilómetros. La confusión la generó el propio Danilov al confirmar que “un nuevo misil” fue utilizado en el ataque. Analistas militares y medios ucranios detallaron posteriormente que esta arma es una evolución del misil antibuque Neptun, también de sello ucranio, adaptado ahora para golpear objetivos en tierra.
El Neptun es uno de los cohetes más relevantes desarrollados por Ucrania en los últimos años. Los avances del ejército defensor en la guerra marítima han sido significativos durante la invasión porque la flota rusa domina el mar Negro, la principal salida comercial de Ucrania. Dos de las acciones más audaces de los Servicios de Seguridad de Ucrania las ha protagonizado un nuevo dron bomba náutico desarrollado por el Estado, bautizado como Bebé del mar. Con este aparato se consiguió en julio destruir parcialmente el puente de Kerch, la principal vía que conecta la ocupada península de Crimea con territorio ruso. Uno de estos drones también recorrió en agosto más de 400 millas náuticas (680 kilómetros) para impactar contra el buque ruso Olengorskii Gorniak en el puerto de Novorosíisk, en la provincia rusa de Krasnodar. El Bebé del mar también fue empleado en el ataque del miércoles contra el astillero de Sebastopol.
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