La guerra en Ucrania impulsó en 2022 la cifra global de desplazados forzosos hasta el récord de 108 millones
Una de cada 74 personas en el mundo ha abandonado su hogar por un conflicto o un desastre natural, según ACNUR
Las guerras y persecuciones políticas, así como los factores climáticos y económicos, obligan a mucha gente a huir de su hogar. Esta es la situación en la que se encontraban el año pasado 108,4 millones de personas, la cifra más alta registrada hasta ahora y el doble que hace 10 años, según el último informe del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), publicado este miércoles. Persecuciones, conflictos, violencia, violaciones de los derechos humanos o sucesos que alteraron gravemente el orden público. Todos estos eventos propiciaron que, una vez más, la cifra de desplazamiento forzoso en el mundo haya batido un nuevo récord. En el anterior periodo analizado fueron 89,3 millones, pero la tendencia va en aumento desde hace una década y esta vez, además, se trata del mayor incremento registrado de un año a otro.
La razón principal de este aumento ha sido la invasión rusa en Ucrania, que ya ha obligado a 11,6 millones de personas a moverse dentro y fuera de las fronteras del país. Pero también hubo otros movimientos de población menos mediáticos, pero también numerosos a causa de conflictos armados, principalmente en República Democrática del Congo, Etiopía o Myanmar. El número de afganos refugiados en Irán y Pakistán también fue mayor que otros años: 5,7 millones, aunque en este caso no es que se haya producido una nueva llegada significativa; el aumento se debe a que los dos países de acogida realizaron un nuevo recuento más preciso y pudieron estimar las cifras con mayor exactitud.
De acuerdo con el Informe anual de tendencias globales, la invasión ordenada por Vladímir Putin ha provocado la crisis de desplazamiento “más rápida y una de las mayores” desde la II Guerra Mundial. Los datos recabados muestran que durante los primeros días de la guerra, que comenzó el 24 de febrero de 2022, más de 200.000 refugiados al día huyeron a otros países, principalmente a los que hacen frontera con Ucrania. A finales del año pasado, 11,6 millones de ucranios habían sido desplazados forzosamente. Mientras 5,9 millones de ellos permanecieron en Ucrania, 5,7 millones huyeron fuera del país.
El Informe anual de tendencias globales abarca principalmente 2022, aunque contiene algunas referencias a 2023 como la crisis en Sudán y analiza el movimiento y paradero de refugiados, desplazados internos, solicitantes de asilo y apátridas. Durante los cinco primeros meses de 2023, el desplazamiento forzado ha seguido aumentando y ACNUR estima que la cifra global probablemente supere los 110 millones de personas en mayo de 2023. “Los nuevos datos demuestran que la situación es cada vez más grave. En general, estimamos que alrededor de una de cada 74 personas en todo el mundo se encontraba desplazada por la fuerza a finales del año pasado”, sostiene Matthew Saltmarsh, portavoz de ACNUR. Si se piensa en ello en términos del tamaño de una población o de un país, es más o menos el equivalente al tamaño de la población de Filipinas.
Otra de las razones que puede estar detrás del nuevo récord, sobre todo en el de las peticiones de asilo individuales, es la relajación de las restricciones de movimiento que se impusieron durante la covid-19. “Durante la pandemia era más difícil para la gente viajar, pues había más restricciones. Y desde el final de estas, es mucho más fácil moverse”, analiza Saltmarsh.
Nueva oleada por el conflicto en Sudán
La cuestión más inmediata y más preocupante es el conflicto armado en Sudán. Desencadenado a mediados de abril tras el inicio de enfrentamientos entre el ejército y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido, ha provocado la salida del país de medio millón de personas y el desplazamiento dentro de las fronteras de otro millón y medio, y el número aumenta cada día. Pero hay más: se pueden encontrar situaciones similares en todo el mundo, ya sea en América Latina, en las fronteras de Europa, en África, desde el Sahel hasta el Cuerno de África. También en Oriente Próximo, donde la situación más grave sigue siendo la de Siria, y en Asia, donde preocupa Afganistán, por una parte, y por otra Bangladesh, donde un millón de miembros de la minoría rohinyá de Myanmar malvive en campamentos situados en la frontera entre ambos países.
ACNUR ha registrado movimientos de población al calor de nuevos conflictos, pero aquellos más prolongados en el tiempo no pierden protagonismo, como los de Siria y Yemen, o la prolongada crisis política en Venezuela. Otra constante que se repite cada año es que son los países de renta baja y media los que más acogen: un 76% del total. “A veces se oye decir, sobre todo en Occidente, que todos los refugiados se dirigen hacia allá. Pero, según los datos, esa no es la realidad”, afirma Saltmarsh, quien también añade que las encuestas muestran que la mayoría de los refugiados elegiría volver a sus países de origen si pudieran hacerlo, pero las condiciones no lo permiten.
La pobreza de los países receptores tiene un impacto en la población local, advierte el portavoz de ACNUR. “En muchas partes del mundo hay dificultades económicas, inflación, escasez de alimentos… Cada vez es más difícil apoyar a las personas desplazadas y al mismo tiempo lograr resultados económicos positivos para la población local”, lamenta. Y sostiene que la comunidad internacional se está quedando “corta”. “Muchas de nuestras operaciones en todo el mundo están crónicamente infrafinanciadas. Lo estamos viendo especialmente en Sudán, donde desde el punto de vista logístico, es muy difícil, caro y complicado hacer llegar la ayuda humanitaria necesaria”.
En este sentido, Saltmarsh alaba el reciente acuerdo alcanzado la semana pasada en la Unión Europea que obligará a los Veintisiete a acoger una cuota de refugiados o a abonar 20.000 euros por cada persona que rechacen acoger. “Parece un paso positivo. Lo que hemos estado alentando a Europa desde hace algunos años es que todos los países de la región apoyen la acogida de refugiados y trabajen juntos de forma coherente para mejorar los sistemas de asilo”, recuerda.
América refugiada
A finales de 2022, 800.600 refugiados y 5,2 millones de otras personas necesitadas de protección internacional residían en el continente americano, la mayoría de ellos venezolanos. En total, son seis millones, una cifra que refleja un aumento del 17% con respecto a finales de 2021, debido en gran parte a las estimaciones actualizadas del número de personas necesitadas de protección internacional en Colombia, que aumentó en 611.500, y en Perú, que se elevó 178.400. Colombia (2,5 millones), Perú (976.400) y Ecuador (555.400) acogen a las mayores poblaciones de refugiados y otras personas necesitadas de protección internacional de la región.
Desastres naturales
En los últimos años, se ha visto una proliferación tanto de desastres naturales como de crisis inducidas por el clima o relacionadas con este, que han obligado a comunidades enteras a desplazarse dentro y fuera de sus fronteras, y a menudo se trata de los lugares más pobres y con menos recursos del mundo. Un ejemplo es la región africana del Sahel, donde se combinan las perturbaciones climáticas con los conflictos localizados y la persecución. Otro es el de las graves inundaciones en Pakistán, que dejaron millones de damnificados y causaron un impacto muy duradero. A principios de 2023 tuvo lugar el devastador terremoto en Turquía y Siria, que afectó a millones de personas, incluidas muchas que ya se encontraban desplazadas a causa de la guerra en este último país.
En este análisis también coincidió el último informe del Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC por sus siglas en inglés), publicado hace un mes. El estudio, en este caso, se centra exclusivamente en desplazados internos, es decir, las personas que huyen en busca de seguridad, pero no cruzan las fronteras de su país. De los 71 millones de desplazados internos que contó esta organización, 8,7 millones lo hicieron por desastres relacionados por el clima. Sigue siendo una cifra mucho menor que la de los que huyen de violencia y guerras, pero cada año es mayor.
En este último año, el fenómeno meteorológico que más desplazamientos provocó fue La niña, que causó unas inundaciones que desencadenaron enormes movimientos de población en Mozambique, China o Pakistán, que sumó 8,6 millones de desplazados. También propició sequías en Somalia, Etiopía y Kenia, países en los que 2,1 millones de africanos tuvieron que moverse por haberse quedado sin agua.
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