7 fotosRrfugiadosUn millón de refugiados en el limbo en BangladésInundaciones e incendios, pobreza, hambre, insalubridad, violencia y enfermedades, entre otros males, conviven con la infelicidad y la desesperanza en el campo de refugiados de Cox’s BazarEl País28 ago 2022 - 05:30CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceUn grupo de refugiados rohinyás caminan por una carretera en uno de los campamentos improvisados en el distrito de Cox's Bazar, en Bangladés, el 24 de agosto de 2022. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), casi un millón de personas vive en estos campamentos, donde pobreza, inundaciones e incendios, hambre, insalubridad, violencia y enfermedades, entre otros males, conviven con la infelicidad y la desesperanza. MONIRUL ALAM (EFE)Una vista del campamento de refugiados rohinyá en Cox's Bazar, Bangladés, el 24 de agosto de 2022. Según MSF, el impacto en la salud de las condiciones de pobreza, congestión e insalubridad en las que viven ahora es enorme. “Hay un claro vínculo entre la falta de saneamiento y la propagación de enfermedades como la sarna (hay niños con costras por todas partes), el sarampión, el dengue, la diarrea acuosa aguda o las infecciones del tracto respiratorio superior, que están a la orden del día en los campos”, clarifican.Mohammad Shajahan (Anadolu Agency)Una madre refugiada rohinyá camina con su bebé por una carretera en uno de los campamentos improvisados en Cox's Bazar, el 24 de agosto de 2022. Las mujeres sufren un doble daño, aseguran desde Médicos Sin Fronteras (MSF). “Las consecuencias de la violencia sexual y de género son un tema aparte. Solo hay tratamiento para lesiones e infecciones de transmisión sexual, pero no hay apoyo mental ni vacunación”, lamentan.MONIRUL ALAM (EFE)Del casi millón de personas que vive en los campamentos en Cox's Bazar, la mitad son menores de edad. En la imagen, unos niños juegan y sonríen, el 24 de agosto de 2022. Sobre cómo se encuentran, desde Save the Children aseguran que además de estar preocupados por su seguridad –dos tercios de ellos no se sienten más seguros ahora que cuando llegaron hace cinco años–, casi el 80% de los pequeños se sienten deprimidos en algún momento.MONIRUL ALAM (EFE)Un grupo de niños refugiados rohinyás leen el Corán en la mezquita de un campamento improvisado en Cox's Bazar, el 24 de agosto de 2022. Desde Save the Children, alertan: “La única educación que reciben los refugiados es la informal, proporcionada a través de organizaciones humanitarias por maestros locales y rohinyá. Necesitamos un sistema formalizado con evaluaciones que rastreen los logros de aprendizaje, certificaciones y acreditaciones. Si no, los niños rohinyás corren el riesgo de convertirse en una generación perdida”.MONIRUL ALAM (EFE)Un grupo de niños refugiados rohinyás sonríen y posan en un campamento improvisado en Cox's Bazar, el 24 de agosto de 2022. Desde Save the Children, explican su situación: "En los campos, no hay espacios para jugar, las oportunidades de educación son mínimas y las perspectivas de empleo para jóvenes y adolescentes son pésimas. Además, la desnutrición va en aumento". Sobre todo, preocupan el matrimonio y el trabajo infantil –consecuencia de la pobreza y la falta de educación–, la inseguridad que generan las pandillas y los grupos armados, así como la violencia sexual y doméstica.MONIRUL ALAM (EFE)Debido a la prolongada opresión y violencia en Myanmar, los rohinyás, que se refugiaron en campos de refugiados, tratan de sobrevivir en duras condiciones de vida en los campos de Cox's Bazar, en Bangladés. Las mujeres y los niños son los que más sufren debido a que los residentes de los campamentos tienen acceso limitado a alimentos y agua potable.Guven Yilmaz (Anadolu Agency)