Bruselas reforzará los acuerdos con Marruecos para frenar la inmigración irregular
La comisaria de Interior, Ylva Johansson, saluda los “intensos esfuerzos” de Madrid y Rabat en la gestión migratoria. Asegura que han permitido un “considerable” descenso de las llegadas por la ruta Atlántica y del Mediterráneo occidental
Bruselas quiere reforzar los acuerdos con Marruecos para que continúe frenando las entradas irregulares a través de las rutas del Mediterráneo occidental y del Atlántico, esta última usada para llegar a las islas Canarias. La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, ha presentado este martes un “plan de acción” de 18 puntos para las rutas que más afectan a España. La responsable europea ha saludado los “intensos esfuerzos” en la materia de Madrid y Rabat, al que ha calificado de “socio clave” en la política migratoria de la UE. El anuncio de Johansson supone un espaldarazo a Marruecos y otros socios africanos, pero también a la política que España defiende en todos los foros: para frenar la inmigración irregular, hay que cooperar y financiar a los países de origen y tránsito.
Ante los desafíos que se plantean en otras rutas migratorias, como la del Mediterráneo central, que está experimentando una mayor presión, España lleva un tiempo lanzando un claro mensaje a Bruselas: la atención y el dinero a países que controlan la inmigración en otras regiones no puede ir en detrimento del Mediterráneo occidental y del Atlántico. Tampoco de los socios de España en esta cuestión, principalmente Marruecos.
España lleva más de 15 años aprobando subvenciones para países como Senegal, Gambia y Mauritania y, más recientemente, para Marruecos, que cuenta con una partida fija de 30 millones de euros anuales. Más allá de la financiación, para España es clave el estado de sus relaciones con Rabat. Un reflejo de ello es la caída de la inmigración irregular que se ha producido desde que, en marzo de 2022, España y Marruecos pusieron fin a una crisis diplomática de un año, una vez que Madrid se alineó con Rabat respecto al futuro del Sáhara Occidental. Tras la crisis de acogida que se desató en Canarias con un repunte extraordinario de desembarcos —tanto en 2020 como en 2021 arribaron unas 24.000 personas, frente a las 3.000 que llegaron en 2019, según la UE—, el año pasado se cerró con un descenso de la inmigración irregular del 25% en todas las rutas y del 30% en las islas.
La situación está “ampliamente bajo control”, con un descenso “considerable” de las llegadas, ha afirmado Johansson. Y ello se debe a “los intensos esfuerzos de la UE, pero especialmente del Gobierno español y nuestro aliado clave, Marruecos, un socio muy importante para gestionar la migración”, ha dicho en una comparecencia de prensa. En su intervención, Johansson también ha agradecido la labor del ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, por su “liderazgo” entre los Veintisiete para apostar por “la importancia de trabajar estrechamente con terceros países para gestionar la migración de manera ordenada”.
El nuevo plan de acción de la Comisión Europea para las rutas del Mediterráneo occidental y el Atlántico se basa precisamente en un refuerzo de la cooperación con terceros países, sobre todo con Marruecos, pero también otros que son origen o vía de tránsito de los migrantes que tratan de llegar sin papeles hasta las fronteras europeas, como Mauritania o Senegal.
El plan quiere trabajar en cuatro áreas donde la cooperación con terceros países es fundamental: lucha contra la trata de migrantes, control de fronteras, avances en las operaciones de retorno y promoción de vías legales de entrada para refugiados y migrantes laborales, ha explicado Johansson.
Bruselas quiere aumentar la cooperación con Marruecos, entre otros, mediante la aplicación de la alianza contra el tráfico de inmigrantes anunciada en julio del año pasado durante una visita de Johansson y Grande-Marlaska a Rabat, poco después del trágico cruce de la valla de Melilla del 24 de junio que resultó en la muerte de al menos 23 personas. Dicha alianza prevé el apoyo a la gestión de fronteras, una cooperación policial mejorada que incluya investigaciones conjuntas, campañas de información sobre los “peligros de la inmigración ilegal” y una mejora de la cooperación con las agencias de la UE responsables de cuestiones de Interior, según se anunció hace un año. Asimismo, se buscará “impulsar” la cooperación entre Rabat y Frontex, la agencia de fronteras de la UE.
La Comisión Europea también propone una cooperación “más sistemática” con Marruecos, así como con Mauritania, Senegal y Gambia para “reforzar sus capacidades para desarrollar y realizar acciones para prevenir la migración irregular (…), con el respeto total de los derechos fundamentales y las obligaciones internacionales”. Asimismo, se quieren impulsar las operaciones de retorno voluntario de migrantes atrapados en países de tránsito del norte de África, especialmente Argelia y Marruecos, además de Mauritania.
Para Johansson, que desde el año pasado ha presentado sendos planes de acción para la ruta de los Balcanes occidentales y del Mediterráneo central, atender ahora a las rutas migratorias marítimas más occidentales es una consecuencia lógica y necesaria. “Aunque la situación [en el Mediterráneo occidental y el Atlántico] sea estable, necesitamos hacer más”, ha subrayado la comisaria europea. La idea, ha agregado en un comunicado el vicepresidente de la Comisión Europea para la “promoción del modo de vida europeo”, Margaritis Schinas, es permanecer “vigilantes ante los desafíos que afrontan los Estados miembros hoy en día”.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.