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Bruselas presenta un plan para reducir el flujo migratorio en el Mediterráneo central tras el pulso entre Italia y Francia

Las llegadas por esta ruta aumentan este año un 50%, hasta alcanzar los 90.000 migrantes. La Comisión Europea pide un “marco específico” en el derecho marítimo para los barcos de rescate, detener las salidas desde la costa africana y acelerar el reparto de los demandantes de asilo

Silvia Ayuso
Inmigracion
Migrantes rescatados en la cubierta del barco 'Ocean Viking', el 13 de noviembre.VINCENZO CIRCOSTA (AFP)

La Comisión Europea ha propuesto este lunes un “plan de acción para el Mediterráneo central” para combatir el flujo migratorio irregular por esta vía que, subraya Bruselas, ha aumentado un 50% desde 2021 para superar, en lo que va de año, los 90.000 migrantes. La llegada de esta iniciativa, que busca frenar la salida de los migrantes en sus países de origen, acelerar el estancado reparto de los demandantes de asilo en la UE y, también, revisar el marco legal en el que operan los barcos de rescate fletados por ONG, no es casual: este viernes, los ministros de Interior y Justicia se reúnen en Bruselas en un consejo extraordinario convocado tras el duro pulso protagonizado por el presidente francés, Emmanuel Macron, y la nueva primera ministra italiana, Giorgia Meloni, a raíz de la decisión de la dirigente ultraderechista de denegar la entrada a puerto del barco Ocean Viking con más de 200 migrantes rescatados a bordo.

Los nombres de Macron y Meloni no pasaron siquiera por la boca de la comisaria de Interior, Ylva Johansson, cuando desplegó este lunes en Bruselas las 20 “medidas operacionales” de un plan que se presenta como un puente hasta que los Veintisiete den su visto bueno final al Nuevo Pacto de Migración y Asilo lanzado en septiembre de 2020 y que lleva desde entonces estancado. Bruselas quiere evitar a toda costa que esta nueva propuesta sea entendida como una concesión a posturas extremas como la del nuevo Gobierno italiano. No obstante, fuentes comunitarias reconocen que el “plan de acción” pretende “bajar la temperatura política”, que llegó a altas cotas en las últimas semanas, después de que Meloni derivara a Francia a los 234 migrantes rescatados por el Ocean Viking, el barco de la ONG SOS Mediterranée. Macron, acusado por la oposición de extrema derecha francesa de haber cedido en el pulso, respondió saliéndose del acuerdo alcanzado en junio en Bruselas sobre el reparto de refugiados relativo al mecanismo de solidaridad obligatoria.

“Los últimos eventos confirman que esta situación no es sostenible”, se limitó a decir Johansson respecto del pulso franco-italiano, que promete ser solo el primero de una larga serie, con una Italia decidida a hacer de la inmigración uno de sus campos de batalla en la UE. Suecia ―asumirá la presidencia rotatoria en enero―, es otro país cuyo nuevo Gobierno se dice dispuesto a endurecer las políticas migratorias. La del Mediterráneo central “sigue siendo una ruta con una de las cifras más altas de llegadas irregulares, pero también una de las más peligrosas. Tenemos que aumentar nuestros esfuerzos compartidos”, instó la comisaria, según la cual, la mayoría de los que llegan por esta ruta no encajan en las condiciones para ser refugiados, sino que son migrantes económicos.

El plan de acción se divide en tres “pilares”. Uno de ellos incide, aunque sin grandes precisiones, en la necesidad de discutir junto con la Organización Marítima Internacional un “marco específico” y “guías” para los barcos como el Ocean Viking. En plena crisis con el nuevo Gobierno de Roma por su intento de bloquear la entrada a puerto de varios barcos de rescate de diferente bandera, Bruselas recordó a Meloni a comienzos de mes que los Estados miembros tienen el “deber moral” y la “obligación legal” de rescatar a los migrantes en el mar, independientemente de las circunstancias en las que hayan llegado allí. Una posición que no ha cambiado, aunque hay, subraya Johansson, matices importantes.

“Salvar vidas en el mar es siempre la primera obligación. Pero hay muchos desafíos y la situación actual con los barcos privados operando en el mar es un escenario en el que falta claridad”, explicó la comisaria. Johansson indicó que el derecho del mar no preveía esta situación cuando se elaboró. La Comisión pide una “mayor cooperación entre Estados miembros, los países de bandera [de las embarcaciones], los costeros y otros actores relevantes”, aunque reconoce que no tiene “propuestas concretas”, ya que este asunto es competencia de los Estados. Aun así, indican fuentes comunitarias, no es lo mismo salvar a migrantes en plena mar en una situación de emergencia que patrullar justo al borde de las aguas internacionales colindantes con los países desde donde salen dichas embarcaciones, y ahí sí hay espacio para discutir. Johansson evitó pronunciarse sobre la demanda italiana de un “bloqueo naval” ante países de salida como Libia, pero sí recalcó la “gran necesidad” de “evitar” que los migrantes arriesguen su vida montándose en un bote precario.

La Comisión quiere reforzar, además, el mecanismo voluntario de solidaridad acordado en junio y por el que 21 Estados miembros o asociados se comprometieron a participar en este reparto solidario de demandantes de asilo y en asumir los costes. Al respecto, Johansson recordó que, aunque los Estados plantearon más de 8.000 ofertas para reubicar en sus territorios a migrantes, hasta la fecha solo se han producido un centenar de traslados. “Es importante reforzar la implementación” del plan y resolver los “cuellos de botella” que dificultan las reubicaciones, dijo.

Finalmente, Bruselas quiere frenar la migración en los países de origen —en su mayoría proceden, según Johansson, de Bangladés, Túnez y Egipto— o de salida, sobre todo Libia y Túnez. La UE “reforzará las capacidades de Túnez, Egipto y Libia para garantizar una mejor gestión de las fronteras y de la migración”, señala la propuesta, que todavía tiene que recibir el visto bueno de los Veintisiete. También quiere “reforzar la lucha contra el tráfico de migrantes y mejorar la política de devoluciones”. Europa necesita migrantes para cubrir algunos puestos de trabajo, sí, dijo Johansson al respecto, pero tienen que llegar por la vía regular, no arriesgando su vida en el mar tras pagar altas sumas a las mafias.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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