Putin acusa a Occidente de querer destruir Rusia y supedita el futuro del país a su guerra contra Ucrania
El presidente ruso apela a la unión del pueblo con los “héroes” del frente ucranio durante los actos por el Día de la Victoria, con una afluencia de público muy escasa
Ni siquiera un tiempo espléndido ha animado el Día de la Victoria más amargo de Vladímir Putin. El centro de la Moscú, tan vacío de gente como repleto de policías, ha sido el retrato perfecto del ánimo que flota en el país en torno a la ofensiva desatada contra Ucrania hace 14 meses. El mandatario insiste, sin embargo, en supeditar el futuro de su pueblo a la empresa contra Kiev, pues asegura a los suyos que Rusia está rodeada de enemigos que quieren su destrucción.
“Estamos orgullosos de los participantes en la operación militar especial; de todos aquellos que luchan en el frente, de quien lo protege bajo el fuego y rescata a los heridos. No hay nada más importante ahora que vuestro combate. La seguridad de nuestro país, el futuro de nuestro Estado y de nuestro pueblo, dependen de vosotros”, ha manifestado Putin, remarcando la identificación total del futuro de su presidencia con el de Rusia.
El mandatario ha convertido el Día de la Victoria, que conmemora el triunfo de la URSS sobre Alemania en la II Guerra Mundial, en la base ideológica de su Gobierno desde que llegó al poder hace más de dos décadas. En el 78º aniversario de la capitulación nazi, Putin ha insistido a los rusos en que están rodeados de enemigos que conspiran para aniquilarlos. “Su objetivo es lograr el colapso y la destrucción de nuestro país, borrar los resultados de la II Guerra Mundial, y finalmente resquebrajar el sistema de seguridad global y el derecho internacional, estrangular cualquier centro de desarrollo soberano”, ha afirmado Putin ante las tropas.
El líder ruso ha asegurado durante su discurso que cuenta con el apoyo unánime de los rusos en la invasión de Ucrania. Sin embargo, la estampa de las calles fuera de la plaza Roja no mostraba esa adhesión incondicional. “Todo el país se ha unido en apoyo a nuestros héroes. Todos están dispuestos a ayudar, a orar por ustedes”, dijo Putin. Esa unión tampoco se vio durante el desfile militar en calles aledañas a la plaza Roja —cerrada al público—, como Novi Arbat, a diferencia de otros años.
El desánimo ha pesado tanto entre los moscovitas como las amenazas de sabotajes tras el ataque contra el Kremlin de la pasada semana —del que Moscú y Kiev se acusan mutuamente— y las ganas de desconectar de la guerra. Al caer en martes, muchos rusos han aprovechado para irse de puente en vez de salir a la calle en apoyo a los suyos, pese a que Putin ha reiterado en muchas ocasiones que el Día de la Victoria es una jornada sagrada para el país.
Además, la de este año ha sido una marcha militar desangelada por las acuciantes necesidades del frente. “Vaya vergüenza de desfile, este año no ha habido ni un solo tanque. Solo BMP [vehículos de transporte blindados] y los lanzamisiles sin ojivas”, ha sido el resumen de uno de los espectadores, que ha preferido mantener el anonimato.
Además, la de este año ha sido una marcha militar desangelada por las acuciantes necesidades del frente. “Vaya vergüenza de desfile, este año no ha habido ni un solo tanque. Solo BMP [vehículos de transporte blindados] y los lanzamisiles sin ojivas”, ha sido el resumen de uno de los espectadores, que ha preferido mantener el anonimato.
“Cualquier ideología supremacista es criminal”, ha aseverado el presidente ruso mientras sus tropas libran una guerra que dura ya más de 14 meses contra Ucrania, país cuya existencia el mandatario ruso ha calificado en el pasado de artificial. Además, Putin ha sostenido que para Rusia “no hay pueblos hostiles ni en Occidente ni en Oriente”, tras señalar que su país es el objetivo de una supuesta conspiración de la rusofobia internacional. “Como la mayor parte de la gente del planeta, queremos ver un futuro de paz, libertad y estabilidad”, ha dicho.
Bajas en la guerra
La guerra en Ucrania ha provocado una sangría sin visos de acabar pronto. La inteligencia estadounidense estimaba en febrero que Rusia había sufrido desde el comienzo de la invasión entre 189.500 y 223.000 bajas, incluidas entre 35.500 y 43.000 muertes, según reveló The Washington Post de los documentos filtrados por un militar norteamericano en internet. Es decir, habrían perdido la vida en un año tres veces más soldados rusos que en toda la década que duró la ocupación de Afganistán (1979-1989). Además, a tenor de los informes, las bajas ucranias han rondado entre los 124.500 y 131.000 militares, de ellos, entre 15.500 y 17.500 fallecidos.
Putin ha presenciado el desfile acompañado por veteranos de la II Guerra Mundial y varios líderes de los países miembros de la Comunidad de Estados Independientes. En la solapa de su abrigo, el mandatario exhibía una cinta de San Jorge, distintivo militar del imperio zarista que recuperaron tanto la Unión Soviética durante la lucha contra el nazismo como el Kremlin en los años 2000. Es uno de los símbolos imperialistas que han sido prohibidos en algunas antiguas repúblicas soviéticas.
Por motivos de seguridad y con las tropas en el frente ucranio, el Kremlin ha suspendido el desfile militar en 24 ciudades de Rusia, algunas de ellas situadas a miles de kilómetros de Ucrania, en la profundidad de Siberia, como Surgut y Janti-Mansisk. Además, también han sido anuladas las marchas del llamado Regimiento Inmortal en todo el país. Se trata de un desfile ciudadano surgido en 2012 con la bendición de las autoridades. Aunque inicialmente consistía en portar los retratos de padres y abuelos que sufrieron la Gran Guerra Patria, como llaman en Rusia a la contienda mundial, sus promotores animaron a llevar este año los retratos de militares que combaten en Ucrania.
Al desfile no ha acudido ninguna representación de peso de China, el principal socio que tiene Rusia hoy en la comunidad internacional, aunque Putin ha hecho un guiño a Pekín, que ayuda a Moscú ante las sanciones occidentales. “Recordamos y honramos la hazaña de los soldados chinos en la lucha contra el militarismo japonés”, ha afirmado el presidente ruso durante su discurso. El Kremlin sí ha contado con la asistencia de los líderes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la plataforma militar que lidera Rusia desde 1992 y que solo ha intervenido hasta ahora para proteger al presidente de Kazajistán en las protestas ciudadanas de enero del pasado año.
Además del presidente de esa república centroasiática, también han viajado a Moscú para presenciar el desfile los mandatarios de Bielorrusia, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán y Armenia. Este último país ha amagado recientemente con abandonar la alianza militar debido a la inacción del Kremlin para frenar al avance de su rival, Azerbaiyán, en la disputada región de Nagorno Karabaj.
El jefe de Wagner acusa a una unidad rusa de huir de Bajmut
El fundador de la compañía de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, ha vuelto a ser un dolor de cabeza para el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, durante la celebración del festivo más importante del país. El empresario ha denunciado que una agrupación de las fuerzas armadas rusas ha huido de sus posiciones y ha dejado a Wagner desguarnecida en la disputada ciudad ucrania de Bajmut, al mismo tiempo que ha acusado al ministro de no entregar la munición prometida a sus fuerzas.
“Hoy, una de las unidades del Ministerio de Defensa de Rusia huyó de uno de nuestros flancos, abandonando sus posiciones. Todos huyeron y dejaron descubierto el frente, de casi dos kilómetros de ancho y 500 metros de profundidad”, ha criticado Prigozhin en una grabación donde señaló a la 72ª compañía rusa como responsable de la muerte de medio millar de sus hombres por la retirada, y en la que también ha acusado a otra compañía de mercenarios, la agrupación Fakel de la gasista estatal Gazprom, de haberse negado a participar en la ofensiva por la ciudad.
Además, Prigozhin ha acusado a Shoigú de haberle "engañado descaradamente". “El día 7 nos prometieron que nos iban a entregar [las municiones]; el día 8 recibimos una orden en la que estaba escrito "entregar todo". Hoy es 9, y el 8 hubo un encuentro en el que nos dieron el 10% de lo solicitado", ha lamentado Prigozhin, quien difundió varios vídeos el pasado 5 de mayo en los que insultaba al alto mando y mostraba los cadáveres de sus soldados para denunciar que Shoigú, supuestamente, dejaba adrede desabastecidas a sus tropas.
Prigozhin amenazó entonces con dejar sus posiciones este 10 de mayo, pero se desdijo el pasado fin de semana tras recibir la supuesta promesa de la munición. El jefe de los mercenarios ha recalcado ahora: “No dejaremos Artemovsk [antiguo nombre de Bajmut], insistiremos unos días más y luego ya lo resolveremos", refiriéndose a su nueva disputa con Defensa. Según el empresario, el ministerio le habría acusado de traición si se retiraba de Bajmut. Una ley aprobada por el Kremlin prevé hasta 15 años de prisión para los desertores.
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