António Guterres: “En este momento no es posible la paz en Ucrania. Las dos partes creen que pueden ganar”
El secretario general de la ONU reprocha, en una entrevista con EL PAÍS, la falta de compromiso de gobiernos y empresas frente al cambio climático y lamenta la ausencia de una política europea de migración
El secretario general de la ONU, António Guterres (Lisboa, 74 años), recibe este martes en el monasterio de Yuste (Cáceres) el Premio Europeo Carlos V, un galardón que le entregará el rey Felipe VI y que, asegura, tiene un “significado especial” para él. “Cuando gané las primeras elecciones [portuguesas, en 1995] fui con mi esposa a Yuste y me quedé impresionado al ver que alguien que había sido emperador del mundo se quedó los últimos años de su vida, después de abdicar, en un monasterio muy sencillo, lo que es una lección para muchos políticos de hoy”, desliza. Cuando habla —suave y pausado, en un español aliñado con términos portugueses—, Guterres parece añorar un retiro como el de Carlos V, alejado de un mundo convulso donde la guerra de Ucrania, el calentamiento global o los flujos masivos de refugiados reclaman imperiosamente su intervención. A todos estos problemas responde en una entrevista concedida el lunes a EL PAÍS.
Pregunta. Usted recibe un premio que reconoce el europeísmo en un momento en que el continente vuelve a vivir una guerra en su suelo. ¿Cómo pueden Europa y la ONU parar la guerra en Ucrania?
Respuesta. Desafortunadamente, creo que en este momento no es posible una negociación para la paz. Las dos partes están convencidas de que pueden ganar. Esta fue una invasión rusa contra la ley internacional, contra la Carta de Naciones Unidas, pero no veo a Rusia en este momento dispuesta a retirarse de los territorios que ocupa y creo que Ucrania tiene la esperanza de retomarlos. Lo que estamos haciendo, en la medida de lo posible, es tener un diálogo con las dos partes para solucionar problemas concretos. La iniciativa más importante ha sido la exportación de grano de Ucrania y de productos alimenticios y fertilizantes de Rusia a través del mar Negro.
P. Ese acuerdo expira el 18 de mayo. ¿Confía en renovarlo?
R. Lo último que hice anoche [domingo], y lo primero que he hecho esta mañana [lunes], es estar en contacto con mis colegas que tratan el asunto. Estamos totalmente involucrados para intentar salvar la iniciativa. Rebeca Grynspan [secretaria general de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo] estuvo en Moscú y Martin Griffiths [secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios] está en Estambul [por este martes]. Vamos a preparar una reunión de las cuatro partes [Rusia, Ucrania, Naciones Unidas y Turquía] en Estambul y estamos haciendo todo lo posible para responder mejor a los problemas rusos. Es verdad que la exportación de alimentos y fertilizantes no está bajo sanción, pero hay obstáculos indirectos que se mantienen y estamos intentando eliminarlos; además de solucionar los problemas que hay con las inspecciones, que están en suspenso en el mar Negro. Se trata de conseguir una prolongación de la iniciativa que sea más duradera y perfecta.
P. ¿La paz tendrá que esperar a que ambas partes se convenzan de que ninguna puede ganar?
R. En este momento no veo ninguna posibilidad de conseguir inmediatamente —no estamos hablando del futuro— un alto el fuego global, una negociación de paz.
P. Mientras tanto, existe el riesgo de una escalada: el uso de armas atómicas tácticas por parte de Rusia o un accidente nuclear en Zaporiyia.
R. Zaporiyia es una gran preocupación. Espero que haya el cuidado suficiente por las dos partes para no provocar una tragedia. Y creo que la posibilidad de una escalada nuclear es muy pequeña. La iniciativa china fue muy importante por afirmar de forma muy clara que una escalada nuclear es inaceptable. Que China tenga esa posición es muy importante para evitar una tentación que sería un absurdo intolerable.
P. ¿Las ofertas de mediación de China o del presidente Lula, en Brasil, están condenadas al fracaso?
R. Ya digo que una negociación de paz en este momento no va a acontecer. Espero que en el futuro sí. Se habló de una ofensiva rusa de invierno y una ucrania en primavera. Es claro que las partes están completamente involucradas en la guerra.
P. La entrega de armamento a Ucrania ¿responde al derecho a la legítima defensa?
R. Nunca hice ni voy a hacer ningún comentario sobre los apoyos que existen o no existen. Es evidente que las dos partes han procurado adquirir armamento y eso es lo que ocurre en las guerras. El objetivo es que sea posible, no inmediatamente pero sí más tarde, una paz que sea justa, conforme con la ley internacional y la Carta de Naciones Unidas. Pero aún estamos muy lejos de eso.
P. Usted ha alertado de que nos encaminamos a un aumento de las temperaturas de 2,8 grados a finales de siglo. ¿Hay que renunciar ya a que se cumpla el objetivo del Acuerdo de París, que es una subida inferior a dos grados?
R. El reciente informe del IPCC [Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático], la máxima autoridad científica en la materia, afirma que es posible que las temperaturas no suban por encima de 1,5 grados a final de siglo, pero [para eso] hay que cambiar dramáticamente lo que hacemos, porque las emisiones continúan subiendo. He planteado un pacto de solidaridad entre las grandes economías desarrolladas y las grandes emergentes, que representan el 80% de las emisiones. Mi propuesta es que las primeras consigan llegar a la neutralidad de carbono lo más cerca posible de 2040 y las segundas, lo más próximo a 2050. Pero no estamos caminando en esa dirección. Aún no encontramos la voluntad política de los gobiernos, y las contribuciones del sector privado no son suficientes para evitar una catástrofe de consecuencias imprevisibles.
P. ¿Estamos a tiempo de evitarla?
R. Estamos muy cerca del momento de la verdad. Si no se toman las medidas necesarias, el objetivo de 1,5 grados se perderá para siempre y eso sería terrible para la humanidad.
P. ¿Hay que pedir responsabilidades a las petroleras?
R. Las petroleras deberían estar en vanguardia de la descarbonización. Hoy asistimos a algo moralmente intolerable. Vemos a estas empresas con unos lucros excepcionales que utilizan para comprar sus propias acciones en vez de invertir en energías verdes, lo que ha hecho que hayamos pedido a los Estados que pongan en marcha impuestos extraordinarios. La situación actual es un insulto, sobre todo para las poblaciones más vulnerables, que están pagando un precio muy, muy elevado para que estas empresas tengan un lucro muy, muy elevado también.
P. Desde que usted fue alto comisionado de la ONU para los Refugiados [2005-2015] la situación y el número de desplazados no han hecho más que agravarse.
R. Entonces, la legislación internacional sobre refugiados era respetada prácticamente en todo el mundo. Desgraciadamente, vemos que hoy en el Gran Sur se mantiene una disposición para acoger a cientos de miles de refugiados, como en Sudán, pero en el mundo desarrollado se han cerrado muchas puertas. No hay una política para garantizar que la migración sea ordenada y regulada, por eso la controlan los traficantes, con violaciones terribles de los derechos humanos. Creo que Europa tiene un problema que resolver: su demografía es insostenible y la inmigración es un componente para garantizar su supervivencia. Pero no hay una política europea de migración, hay políticas nacionales, a veces contradictorias, y eso hace que Europa no tenga un papel positivo en la regulación global de los movimientos de población. Es una lástima.
P. Europa ha acogido a millones de ucranios, pero cierra la puerta a otros colectivos.
R. Hubo una apertura muy grande con los refugiados de Ucrania y eso es muy bueno, pero los mismos países tuvieron una actitud completamente cerrada con los refugiados sirios y asistimos a la imagen terrible de verlos marchar por los Balcanes en una situación caótica. Y eso tiene un impacto muy negativo en el sur. Muchos se preguntan por qué no hay en esos países un apoyo muy fuerte a Ucrania y la verdad es que sienten que hay dos pesos y medidas, entre otras materias en inmigración, y eso causa una frustración profunda.
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