Rusia extrema las precauciones en el Día de la Victoria ante la oleada de sabotajes y ataques en su territorio
El ataque con drones contra el Kremlin denunciado por Moscú, y del que Kiev se desmarca, se suma a la destrucción de varios depósitos de combustible y al descarrilamiento de dos trenes en los últimos días
El derribo de dos drones sobre el Kremlin con los que, según el Gobierno ruso, Ucrania ha intentado asesinar al presidente Vladímir Putin, constituye el último episodio de tensión en suelo ruso tras una oleada de sabotajes y ataques tanto en el país como en los territorios que Moscú ha ocupado en Ucrania. Kiev se ha apresurado a desmentir la agresión denunciada por Rusia este miércoles, y ve más probable que se trate de un ataque de falsa bandera para justificar una escalada en la agresión.
Al margen de quien sea el responsable, este episodio se suma a las explosiones que en días anteriores hicieron descarrilar dos trenes en la región de Briansk, fronteriza con Ucrania. En la noche del martes al miércoles, otro dron destruyó un depósito de combustible en suelo ruso, en la localidad de Volná, junto al estrecho de Kerch. Estas acciones han generado tensión en Rusia, que ha extremado las precauciones ante la próxima celebración del Día de la Victoria, el 9 de mayo.
Los incidentes han provocado que el ambiente antes de la festividad del Día de la Victoria sea, por tanto, muy diferente al del año pasado. Las celebraciones de 2022 se produjeron cuando el Kremlin repetía que su ofensiva iba “acorde al plan”. Mariupol estaba a punto de caer y Jersón (ahora en manos ucranias) había sido anexionada. Miles de rusos caminaron por la avenida Tverskaya de Moscú con los retratos de sus antepasados que sufrieron la II Guerra Mundial. Este año no se repetirá esa marcha —ni en la capital, ni en ninguna otra ciudad— por motivos de seguridad, aunque el Kremlin asegura que el mandatario pronunciará su tradicional mensaje ante las tropas en la plaza Roja.
Las medidas de seguridad son extremas en el centro de la capital. El acceso a la plaza Roja ha sido cerrado con dos semanas de antelación y la presencia policial es notable en sus alrededores, donde los cacheos son frecuentes. Varios edificios gubernamentales cuentan con baterías antiaéreas en sus tejados y el presidente del comité de defensa de la Cámara baja del Parlamento, Andréi Kartapólov, ha recomendado a las empresas que también adquieran sus propios sistemas contra drones. En Moscú y otras ciudades del país tendrán lugar los tradicionales desfiles militares, pero no en las regiones fronterizas con Ucrania.
El bombardeo de Volná, en la región rusa de Krasnodar —a más de 300 kilómetros de distancia del frente— ha puesto a prueba las defensas antiaéreas rusas. Según la agencia Tass, un dron ucranio impactó contra la instalación generando un incendio de más de 1.200 metros cuadrados. Se trata de la segunda instalación logística atacada en apenas cuatro días en suelo ruso o territorios ocupados. El pasado sábado fue alcanzada una de las principales plantas de combustible dentro de Crimea en otra incursión de drones que Moscú atribuyó a Kiev.
El Departamento de Inteligencia Militar del Ministerio de Defensa ucranio estimó que fueron destruidos 10 depósitos con una capacidad total de 40.000 toneladas de combustible. El 24 de abril, el puerto de Sebastopol, base de la Flota del Mar Negro, también fue blanco de dispositivos no tripulados, aunque según el ministro de Defensa ruso, no hubo pérdidas.
Tensión máxima en Crimea y en la frontera
La tensión es máxima tanto en Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014, como en las regiones rusas fronterizas con Ucrania. El gobernador de la región de Krasnodar, Veniamin Kondrátiev, tuvo que desmentir los rumores de una supuesta evacuación de la población en Volná. “No es cierto, la situación no requiere una evacuación. Le pido a la gente que mantenga la calma”, afirmó. El pasado fin de semana se formó una cola kilométrica de automóviles en el puente de Crimea. Según los medios locales, se debió a los exhaustivos controles de las fuerzas policiales en la zona, mientras que la prensa ucrania atribuyó los atascos al temor provocado por la nueva ola de ataques.
El Servicio Federal de Seguridad ruso (el FSB) ha asegurado este miércoles que ha evitado un atentado contra el gobernador designado por el Kremlin en Crimea, Serguéi Aksiónov; el presidente del Parlamento regional, Vladímir Konstantínov, y la alcaldesa de Yalta, Yánina Pavlenko. El gobernador prorruso de Crimea, cuyo partido apenas logró un 4% de los votos en las últimas elecciones regionales antes de la anexión, en 2010, ha afirmado que ese supuesto grupo también había sido responsable de un sabotaje ferroviario en la zona de Baichisarái, a las afueras de Sebastopol.
Tampoco se libra de este tipo de ataques la provincia rusa de Briansk, situada al norte de Ucrania y fronteriza también con Bielorrusia. Dos trenes de mercancías han sido inutilizados en dos días consecutivos mediante la colocación de bombas en las vías. El martes, la locomotora y 20 vagones de un tren de mercancías descarrilaron tras una explosión cerca de la estación de Snetzhetskaya. “Un artefacto explosivo no identificado estalló cerca de la estación de tren de Snezhetskaya. No hubo víctimas”, confirmó el gobernador de Briansk, Alexánder Bogomaz. La víspera, otro convoy que transportaba combustible y materiales de construcción desde Bielorrusia descarriló en la parte central de la provincia debido a otra explosión. En la misma región, un proyectil mató a cuatro civiles en la aldea fronteriza de Suzemka el pasado domingo, según el Gobierno regional.
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