_
_
_
_

El frente de los europeos del este contra el grano ucranio gana nuevos adeptos con Eslovaquia y Bulgaria

La Comisión Europea rechaza el veto de Polonia y Hungría a los productos agrícolas de Kiev y advierte contra la adopción de medidas “unilaterales” sobre política comercial

Polish farmers protest and block a street in Szczecin
Un grupo de agricultores polacos bloqueaba con sus tractores, a principios de abril, una calle de la ciudad de Szczecin, al noreste del país, en protesta por la crisis del grano.Marcin Bielecki (EFE)
María R. Sahuquillo

La entrada de grano ucranio sin aranceles en la Unión Europea estaba destinada a ser un salvavidas económico para Kiev en su lucha contra el invasor ruso, al tiempo que ayudaba a combatir la crisis alimentaria global. Pero esta medida se ha convertido en un tema divisivo y controvertido en la UE a medida que los países del Este se apresuran a tomar medidas contra las importaciones tras las protestas de sus agricultores. La Comisión Europea ha rechazado este lunes la decisión de Polonia y Hungría de prohibir la entrada de cereales y otros productos desde Ucrania y ha recalcado que cualquier acción unilateral sobre el comercio por parte de los Estados miembros de la UE es “inaceptable”. Mientras, Eslovaquia ha anunciado que se suma al veto y Bulgaria ha deslizado que también lo secundará.

Agricultores y ganaderos de los países del este se han movilizado intensamente en las últimas semanas contra lo que han llamado una “inundación” de sus mercados de productos alimenticios ucranios que aseguran que están bajando los precios locales.

Bruselas ha recordado a Polonia y Hungría que la política comercial es competencia exclusiva de la UE. “En tiempos tan desafiantes, es crucial coordinar y alinear todas las decisiones dentro de la UE”, ha añadido una portavoz comunitaria de Agricultura y Comercio, que ha explicado que el Ejecutivo de Ursula von der Leyen ha pedido a las autoridades húngaras y polacas más información sobre el veto. Varsovia, considerado el gran aliado de Kiev en la UE en su apoyo político y militar, asegura que el veto es legal y habla de una “cláusula de seguridad” en la regulación europea.

Mientras la crisis va cogiendo vuelo, Bruselas no quiere por ahora ir más allá en su advertencia a Polonia y Hungría. La Comisión Europea prefiere conversar con los Estados miembros. Eslovaquia suspendió temporalmente las importaciones de algunos productos hace unos días, pero alegó para ello que había detectado en algunos cargamentos la presencia de fertilizantes cuyo uso no está aprobado en la UE. Ahora ha anunciado una medida similar a la de Polonia y Hungría. “Polonia ha adoptado prohibiciones muy estrictas y, por lo tanto, tuvimos que reaccionar para proteger el mercado eslovaco en aquellos productos agrícolas y alimentos en los que tenemos autosuficiencia”, ha dicho este lunes el ministro eslovaco de Agricultura, Samuel Vlcan.

En Bulgaria, el ministro de Agricultura, Yavor Gechev, ha afirmado que el Gobierno se está preparando para prohibir las importaciones de cereales. “Los intereses búlgaros también deben preservarse. Además, cuando dos países de la UE reaccionan de esta forma, si no reaccionamos de manera similar, las acumulaciones [de grano ucranio] en territorio búlgaro pueden aumentar aún más”, ha dicho Gechev, citado por la prensa local.

Malestar en cinco vecinos del Este

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Cinco países del Este, vecinos de Ucrania —Polonia, Rumania, Eslovaquia, Hungría y Bulgaria— reclamaron por carta a la Comisión a principios abril medidas de apoyo para paliar los “efectos negativos” del aumento de las importaciones de productos agrícolas ucranios en sus mercados o que se restablezcan los aranceles. Aseguran que los productos ucranios están saturando sus mercados y bajando los precios locales y también que los problemas logísticos y cuellos de botella complican la salida del país del grano y otros bienes hacia otros países.

Bruselas ya ha entregado un paquete de ayuda económica de 56 millones de euros para Polonia, Rumania y Bulgaria por la crisis del grano y descartó imponer de nuevo las cuotas de importación al considerar que el asunto no afecta a todo el mercado de la UE. Ahora, la Comisión Europea baraja un segundo paquete de fondos para los países afectados procedentes de los fondos de reserva. La excepción de aranceles y cuotas de importación debía terminar a finales de junio, pero Bruselas ha propuesto prorrogarla un año más.

La crisis del grano se ha convertido en un problema político, pero para los europeos del este es sobre todo un asunto económico. La situación se calienta y algunas voces han cuestionado ya la legalidad del veto de polacos y húngaros. El reglamento de importación de la UE prevé excepciones a las que se podrían agarrar los países que han prohibido la llegada de productos ucranios que incluyen la protección de la vida y la salud, la seguridad pública. Pero el Tribunal de Justicia de la UE interpreta esos objetivos de manera muy restrictiva, recuerda David Kleimann, experto en legislación y política comercial de la Unión Europea e investigador en el laboratorio de ideas económico Bruegel. Esos instrumentos de excepción están además sujetos a pruebas de proporcionalidad.

“Si realmente llegara a un procedimiento legal, los Estados miembros probablemente no podrían justificar las prohibiciones de manera convincente”, señala Kleimann, que cree que la medida es una fórmula para presionar a Bruselas para alcanzar soluciones prácticas.

El Gobierno ucranio ha lamentado el veto y ha recordado que la decisión de Polonia vulnera además el último acuerdo entre ambos países, por el que Varsovia se comprometía a dejar pasar productos en tránsito. El ministro de Agricultura ucranio, Mikola Solski, se ha reunido con su homólogo polaco, Robert Telus, este lunes para tratar el asunto. Solski ha remarcado que el tránsito de productos debe reabrirse inmediatamente. “Es importante. Eso debe hacerse incondicionalmente. Luego hablaremos de otras cosas”, ha dicho el ministro. Kiev asegura que el 10% de los productos alimentarios que Ucrania exporta cruza la frontera polaca. En el caso de Hungría, las exportaciones agrícolas representan alrededor de un 6%.

Polonia es uno de los Estados miembros que más abiertamente apoya a Kiev. Pese a todo, ese sostén se está empezando a agrietar, sobre todo en lo relacionado con el coste de acoger a los 1,3 millones de refugiados que permanecen en Polonia. Varsovia les ha empezado a cobrar por alojamiento en algunos casos.

La prohibición de Hungría y Polonia de importar algunos productos desde Ucrania se mantendrá hasta el 30 de junio. En el caso polaco, ese veto incluye también el tránsito de 18 productos alimenticios: desde carnes a productos lácteos, pasando por cereales y azúcar. La decisión de Varsovia y Budapest puede causar las primeras grietas en el frente común de apoyo europeo a Kiev, en este caso económico. También es el primer choque por el acercamiento a la Unión Europea de Ucrania, país candidato al club comunitario. La negociación de su entrada no está aún en marcha, pero Bruselas le está haciendo un traje a la medida a través de pactos comerciales y económicos. Si se convierte en miembro de la UE, Ucrania, el país más extenso de Europa, eminentemente rural, puede ser un competidor serio de Polonia y otros del este por los fondos de la Política Agraria Común.

Los países del este aseguran que grandes cantidades de cereales y otros productos ucranios, más baratos que los producidos en la UE, se han quedado en sus mercados y sus almacenes, por problemas logísticos y que eso ha afectado a las ventas y los precios locales, bajándolos. La crisis del grano ha desatado manifestaciones de agricultores en varios países del Este.

Agricultores y ganaderos son un importante nicho de votantes para el partido del Gobierno de Polonia, el ultranacionalista Ley y Justicia (PiS), que se enfrenta a elecciones en otoño. También Eslovaquia celebrará comicios, con lo que la crisis del grano, con manifestaciones constantes de los sectores agrarios, se ha convertido en un debate de política interna sustancial.

El veto polaco y húngaro, además, puede presionar aún más los frágiles corredores para sacar el grano de Ucrania a través de los puertos bloqueados por Rusia, en un momento en el que el Kremlin amaga con paralizar el acuerdo. Este lunes, Kiev ha asegurado que Rusia ha bloqueado las inspecciones de embarcaciones que contempla el acuerdo de paso seguro y que es la segunda vez en pocos días que el corredor se ha detenido.

Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_