Alemania aprueba la reforma electoral que reduce su mastodóntico Bundestag entre airadas protestas de la oposición
Los democristianos y los poscomunistas de Die Linke tachan de “falta de respeto a la democracia” un cambio que les perjudica y anuncian que lo llevarán ante el Constitucional
El Parlamento alemán aprobó este viernes gracias a los votos de los tres partidos que forman la coalición de gobierno ―socialdemócratas, verdes y liberales― la polémica reforma electoral que pretende reducir el tamaño del Bundestag, la Cámara baja, que con 736 diputados esta legislatura es el mayor del mundo entre los elegidos democráticamente. La reforma era una asignatura pendiente que se ha ido haciendo más urgente a medida que aumentaba el número de escaños elección tras elección debido a un enrevesado sistema electoral heredero de otra época política. La nueva ley perjudica a la oposición conservadora y a la izquierda de Die Linke, que la han tildado de “inconstitucional” y han anunciado recursos al Tribunal Constitucional para evitar que entre en vigor.
El Bundestag ha llegado esta legislatura hasta la cifra récord de 736 diputados, pese a estar diseñado para un máximo de 598. El coste se ha disparado, falta espacio físico para albergar a los equipos de los diputados y el trabajo diario de las comisiones se ha vuelto demasiado incómodo. Ante el temor a que siga engordando —porque el sistema vigente hasta ahora no tiene límite y teóricamente podría seguir creciendo de forma indefinida―, el canciller Olaf Scholz y sus socios han presentado una propuesta para fijar el número de escaños en 630.
La reforma elimina los llamados escaños adicionales y los de compensación, gracias a los cuales un partido como la CSU, el partido hermano bávaro de la Unión Cristianodemócrata (CDU), que solo se presenta en el Estado de Baviera, ha estado teniendo más representación de la que teóricamente le correspondería por el número de votos. El sistema vigente hasta ahora ha permitido que el actual Bundestag sea uno de los Parlamentos más numeroso del mundo, solo superado por la Asamblea Popular Nacional china, con alrededor de 3.000 diputados, y la Cámara de los Lores británica (788 miembros), que no son elegidos directamente por los ciudadanos.
Complicado sistema de doble voto
En las elecciones federales cada alemán tiene dos votos. Con el primero eligen al candidato preferido en su circunscripción; en el segundo marcan la casilla de un partido político. Hasta ahora, los candidatos más votados en cada una de las 299 circunscripciones que hay en Alemania siempre tenían asiento por mandato directo. Los otros teóricos 299 salían de las listas cerradas de los partidos. El segundo voto es el que determina el tamaño relativo de cada partido en el Bundestag.
Si una formación obtiene más mandatos directos que los escaños que le corresponderían según la proporción del segundo voto, el sistema les asigna diputados extra (escaños adicionales). A su vez, como la ley electoral vigente hasta ahora garantizaba la estricta proporcionalidad, al resto de partidos se les asignan más escaños (de compensación) para volver a equilibrar las fuerzas.
El sistema funcionó durante décadas porque en el sistema reinaban dos grandes partidos, pero la progresiva fragmentación del voto en Alemania ha ido complicándolo y añadiendo diputados. Había consenso en que la reforma era necesaria, pero los conservadores se niegan a aceptar la solución que propone el tripartito: un partido tendrá los diputados que le correspondan según el voto que obtenga su lista, de forma que habrá candidatos que a pesar de ganar en sus circunscripciones se queden sin escaño. El gran perdedor es la CSU, que tradicionalmente gana los mandatos directos en Baviera, y por extensión la CDU, con la que comparte grupo parlamentario en Berlín.
La reforma también elimina la excepción que existía para la cláusula del 5% del voto mínimo. Si un partido no alcanzaba ese umbral, pero sí obtenía tres mandatos directos, podía formar grupo parlamentario. Fue exactamente lo que le sucedió a Die Linke en las últimas elecciones (septiembre de 2021), cuando consiguió que tres de sus candidatos fueran los más votados en su circunscripción. Pese a obtener un 4,9% del voto total, ahora cuenta con un grupo de 39 diputados. En el debate previo a las votaciones, Jan Korte, líder del grupo parlamentario de Die Linke, calificó la propuesta del tripartito como “el mayor ataque en décadas contra el derecho al voto como piedra angular de la democracia” y acusó a la coalición de querer “eliminar políticamente a dos partidos de la oposición en el Bundestag”, en referencia al suyo y a la CSU.
También los conservadores bávaros corren peligro con la eliminación de la excepción al 5%, porque en los últimos comicios obtuvieron un 5,2% de los votos a nivel nacional, ya que solo se presentan en el Estado federado de Baviera (13 millones de habitantes, frente a los 84 de Alemania). “Esto no es una reforma; es un acto de falta de respeto a los votantes, a la oposición y a la democracia en general”, espetó el líder parlamentario de la formación, Alexander Dobrindt, al inicio de su intervención.
Los conservadores y Die Linke presentarán sendos recursos ante el Tribunal Constitucional. Ambos argumentarán que la reforma no tiene en cuenta las particularidades regionales de un país federal. En el caso de los socialcristianos, por Baviera; en el de la izquierda, porque los mandatos directos dan representación a los alemanes orientales. Sin la excepción del 5%, se quejó Korte, la reforma “le deja el este a [la ultraderecha de] Alternativa para Alemania”.
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