El jefe de los mercenarios Wagner advierte de que si sus hombres fracasan en Bajmut se perderá todo el frente
Yevgeny Prigozhin apunta a “una traición” del ministro de Defensa, a quien acusa de no enviarle la munición prometida el mismo día que Serguéi Shoigú visita la devastada ciudad de Mariupol
El dueño de la compañía de mercenarios Wagner, Yevgeny Prigozhin, ha elevado el creciente pulso que mantiene con el Kremlin al advertir de que si sus hombres tienen que retirarse de Bajmut, la ciudad de Donbás que se ha convertido en emblema de la resistencia ucrania a la ofensiva rusa, “se perderá todo el frente”. Así lo aseguró el viernes en un vídeo que se ha conocido este lunes, el mismo día en que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, ha viajado a la mayor conquista rusa en esta guerra, la ciudad de Mariupol. El jefe de Wagner, que asegura en la grabación que sus hombres están a punto de vencer en la batalla por Bajmut, ha culpado en el pasado a Shoigú de la falta de munición a la que atribuye las elevadas pérdidas en sus filas. En el vídeo, Prigozhin denuncia que esa munición, prometida dos semanas antes, “aún no ha llegado”. Luego asegura estar investigando “el motivo: o la burocracia ordinaria o una traición”.
Las críticas de Wagner se producen en un momento decisivo de la ofensiva sobre Bajmut, donde las fuerzas armadas rusas han sufrido enormes pérdidas humanas en su intento de culminar su primer gran avance en más de medio año. “Los documentos acerca de las municiones se firmaron el 22 de febrero por la noche. El 23 se dieron las órdenes para su suministro, pero las municiones no han sido enviadas hasta ahora”, lamentaba Prigozhin en un comunicado emitido a través de su empresa Concorde.
El Kremlin afronta problemas de munición desde hace semanas, según informes de la inteligencia occidental. En los últimos tiempos, las tropas de Moscú han cambiado de estrategia para paliar esa carencia y están lanzando sobre la línea del frente de batalla ataques con brigadas de infantería y grupos de asalto, para buscar puntos débiles y forzar a Kiev a usar una munición que también escasea. Los reclamos de Prighozin coinciden, además, con las conversaciones en la Unión Europea sobre cómo agilizar los envíos de munición para Ucrania, sobre todo obuses de 155 milímetros. Bruselas planea dedicar 1.000 millones de euros a financiar munición para Kiev.
La situación en Bajmut es difícil. La ciudad de la provincia de Donetsk, que antes de la invasión a gran escala tenía censados unos 70.000 habitantes, ha sufrido el asedio más largo de la guerra de Rusia en Ucrania: siete meses de ataques constantes para cercarla en los que, sin embargo, Moscú ha obtenido pocas ganancias.
Los combates en la ciudad son encarnizados: una lucha de artillería feroz durante el día y un combate casi cuerpo a cuerpo por las noches, cuando los mercenarios de Wagner (entre ellos cientos de exreclusos, muchos de ellos enfermos empleados como carne de cañón) llegan en asaltos a oleadas. Bajmut tiene escaso valor estratégico y militar, pero para el presidente ruso, Vladímir Putin, es una codiciada pieza política tras meses de fiascos.
Este lunes, tras una reunión del Consejo de Seguridad, Ucrania ha informado de que seguirá defendiendo Bajmut y fortaleciendo sus posiciones en la ciudad. En los últimos días, la batalla por Bajmut, que ya se ha convertido en épica y simbólica para Kiev y para Moscú, ha llegado a un punto de inflexión que puede marcar el desarrollo posterior del combate por esa localidad, pero también de la guerra de Donbás, ya que, para lanzar la esperada contraofensiva, Ucrania necesitará las fuerzas apostadas en la urbe asediada. El discurso de Prigozhin ha dado un giro de 180 grados en apenas tres días. Si el 3 de marzo aseguraba que Bajmut estaba a punto de caer, este lunes afirmó que Ucrania se dispone a rodear a las tropas de Wagner con fuerzas de refresco desplegadas en Sloviansk, Síversk y Chasiv Yar.
Mientras, los refuerzos ucranios enviados en los últimos días a la zona lanzaron varios ataques sobre los uniformados rusos durante el fin de semana y han repelido varios asaltos y recuperado ciertas posiciones, según varios militares sobre el terreno. La táctica de Kiev es causar el mayor número de pérdidas humanas y materiales a las fuerzas del Kremlin y mantener al ejército ruso enfocado en la ciudad, mientras las tropas ucranias refuerzan otras zonas.
Pese a insistir en que mantendrá la ciudad, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha cambiado el tono. Ahora asegura que no lo hará a cualquier precio, así que los refuerzos en Bajmut también pueden significar que están preparando una retirada táctica a posiciones reforzadas y fortificadas. En esa guerra de ciudad, el terreno favorece a los defensores, pero Kiev tiene ya posiciones reforzadas y mejores fuera de la urbe.
Algunos analistas cuestionan la decisión de Ucrania de mantener Bajmut y creen que Kiev debería mirar hacia adelante. “Creo que la tenaz defensa de Bajmut ha logrado un gran objetivo, obligando a Rusia a gastar hombres y munición”, ha opinado el analista militar Michael Kofman en sus redes sociales. “Pero las estrategias pueden llegar a puntos de rendimientos decrecientes y dado que Ucrania está tratando de reunir recursos para una ofensiva, podría impedir el éxito de una operación más importante”.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, restó importancia este lunes a la posible pérdida de Bajmut por parte de Ucrania. “Creo que tiene un valor más simbólico que estratégico u operacional”, ha dicho Austin a los periodistas en una visita a Jordania, según Reuters. El secretario de Defensa ha subrayado que la toma de esa localidad por las tropas rusas no tiene por qué implicar un cambio en el curso de la guerra.
El enfrentamiento, un secreto a voces
El enfrentamiento entre el jefe de Wagner, Prigozhin, y el ministro Shoigú es un secreto a voces. La tensión entre ambos estalló definitivamente el 22 de febrero. El empresario hizo trizas aquel día la autocensura del entorno afín al Kremlin y difundió una foto con más de medio centenar de cadáveres de su compañía, de cuya muerte señaló directamente al alto mando. “Estos compañeros murieron ayer. Por hambruna de munición, como se suele llamar. [Con la munición adecuada solo habría muerto] una quinta parte, ¡una quinta parte! Madres, mujeres e hijos recibirán sus cuerpos ¿Quién es el culpable de sus muertes? El culpable es aquel que no resuelve el suministro de munición. Al final de la lista [de suministros] debería aparecer la firma de [el jefe del Estado Mayor ruso] Valeri Gerásimov, o de Shoigú. No quieren tomar la decisión. No quieren que Wagner exista”, dijo entonces Prigozhin.
En otro siniestro vídeo difundido este fin de semana, Prigozhin exhibió una fila de cadáveres —en esa ocasión, ucranios— en ataúdes. “Los enviamos a casa”, decía en la oscuridad de la noche con el sonido del martilleo de las tapas de los féretros de fondo.
La carencia de suministros para Wagner ha abierto fisuras dentro de las Fuerzas Armadas rusas. Uno de los canales más populares de los círculos belicistas rusos, TopWar, ha achacado la marginación de la compañía de mercenarios a la sustitución del anterior jefe de las fuerzas rusas por Gerásimov. “Cuanto menos proyectiles tengan los artilleros, mayores serán las pérdidas de la infantería. Se ha demostrado desde la I Guerra Mundial. Prigozhin se vio obligado a armar un escándalo para poder seguir ganando, y no importa cómo se vea su campaña en las redes o en la prensa, Prigozhin tiene razón”, señala un artículo donde asegura que sus mercenarios “operan de manera mucho más eficiente que las unidades regulares del ejército” a pesar de que “todos sabemos muy bien que el precio es alto”.
Los avances logrados por Wagner en Soledar y Bajmut se han pagado con las vidas de miles de presos reclutados en las cárceles rusas, y ahora la orquesta, como se apoda a la compañía, ha puesto el punto de mira en los clubes de deportes, especialmente de combate. Prigozhin ha abierto nuevos centros de alistamiento en ocho complejos deportivos en Moscú, otros dos en Rostov del Don y Samara, y uno más en la sede de la Federación de Boxeo de Rusia en Tiumén, según ha revelado el Instituto para el Estudio de la Guerra estadounidense.
En las ruinas
El empresario aguó con sus críticas el baño de masas que recibió Putin el pasado 22 de febrero en el estadio moscovita de Luzhnikí con motivo del Día del defensor de la patria, y esta vez ha empañado la visita de Shoigú a Mariupol. El Ministerio de Defensa publicó un vídeo este lunes en el que el general aterrizaba en helicóptero en las ruinas del aeropuerto internacional de la ciudad ucrania. Ventanas rotas, paredes reventadas y agujeros de bala decoraban la entrada de la terminal a la llegada de Shoigú, su primera visita a la urbe, casi un año después de que anunciase a Putin la conquista de la ciudad.
“El ministro comprobó las labores de restauración de la infraestructura de Donbás que lleva a cabo del Departamento de Construcción Militar del Ministerio de Defensa Ruso”, anunció el organismo después de que el general finalizase su visita. Toda precaución era poca para Moscú, pues los avances de las Fuerzas Armadas ucranias han situado la zona dentro del alcance de sus misiles.
El vídeo apenas mostró más detalles del viaje de Shoigú. Sus subalternos le enseñaron al aire libre unos cuadernos con fotografías de los proyectos de construcción, y después le acompañaron en su visita a un centro médico vacío del que solo se mostraron tres camillas. Según el comunicado de Defensa, Moscú planea construir en la devastada ciudad un complejo para la Agencia Federal Médico-Biológica, un centro del Ministerio de Emergencias, y un par de minidistritos con 12 y seis edificios residenciales cada uno.
La visita de Shoigú a Mariupol ha tenido lugar muchos meses después de que otros altos cargos rusos recorriesen la ciudad. El primero de ellos fue el viceprimer ministro Marat Jusnulin, quien pisó aquella localidad del mar Negro en mayo del pasado año. Según sus cálculos, la reconstrucción de sus ruinas llevará al menos tres años, y en sus obras trabajan actualmente alrededor de 28.000 obreros. Y en enero de este año fue el turno del viceprimer ministro y máximo responsable de Industria, Denís Mantúrov, quien hizo especial énfasis en rehabilitar su zona portuaria y sus fábricas.
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