El cantante R. Kelly, condenado a 20 años por delitos sexuales contra menores
El cantante de R&B cumplirá la mayor parte de esa condena simultáneamente con una pena de 30 años por cargos de asociación ilícita y tráfico sexual
Un juez federal de Chicago ha condenado este jueves al cantante R. Kelly a 20 años de prisión por delitos de pornografía infantil y seducción de menores con fines sexuales. Sin embargo, Kelly cumplirá la mayor parte de esa condena simultáneamente con otra de 30 años impuesta el año pasado por cargos de asociación ilícita y tráfico sexual. En una importante victoria para la defensa, el juez de distrito Harry Leinenweber ha dicho que el cantante, de 56 años, solo tendrá que cumplir un año más después de que termine su condena de tres décadas en Nueva York.
Hace una semana, los fiscales solicitaron Kelly -cuyo nombre completo es Robert Sylvester Kelly- recibiera una nueva condena de 25 años que debería cumplir una vez que cumpliese íntegramente su condena de 30 años en Nueva York. En su recomendación de sentencia al Tribunal de Distrito de EE UU en Chicago, los fiscales describieron el comportamiento de Kelly como “sádico”, llamándolo “un depredador sexual en serie” sin remordimientos y que “representa un grave peligro para la sociedad”. “La única forma de garantizar que Kelly no reincida es imponerle una condena que le mantenga en prisión el resto de su vida”, argumentaron.
Por su parte, la defensa del cantante pidió una sentencia mucho más corta, de unos 10 años, y que se podría cumplir simultáneamente con la de Nueva York. Su abogada, Jennifer Bonjean, dijo el jueves que Kelly tendrá suerte si sobrevive solo a su condena de 30 años en Nueva York. Imponerle una condena consecutiva de 25 años como pedía la fiscalía hubiese sido algo “exagerado”, “simbólico”, dijo. “¿Por qué? Porque es R. Kelly”.
En la recomendación de sentencia de la defensa, Bonjean acusó a la fiscalía y a “la sociedad en general” de señalar a Kelly, que es negro, por comportamientos por los que “homólogos blancos” han salido impunes. “Ninguno ha sido procesado y ninguno morirá en prisión”, escribió la abogada. El equipo jurídico de Kelly ha recurrido sus condenas de Nueva York y Chicago.
En el juicio celebrado en Chicago en septiembre del año pasado, el jurado condenó al cantante de R&B por seis de los trece cargos que se le imputaban. Fue declarado culpable de tres cargos de pornografía infantil y tres cargos de seducción de menores con fines sexuales, pero fue absuelto de otros siete cargos que incluían obstrucción a la justicia y conspiración para recibir pornografía infantil. En Chicago, estado natal de Kelly, una condena por un solo cargo de pornografía infantil conlleva una pena mínima obligatoria de 10 años. Su condena se consideró un hito importante para el movimiento #MeToo en Estados Unidos.
Las acusaciones contra Kelly se remontan a principios de la década del 2000. En 2002, el periodista musical Jim DeRogatis, del Chicago Sun-Times, publicó una noticia en la que revelaba que había recibido una cinta de vídeo anónima en la que supuestamente se veía a Kelly manteniendo relaciones sexuales con una niña de 14 años. El periodista también publicó que la policía de Chicago llevaba tres años investigando las acusaciones sobre Kelly y la misma niña. En aquel momento, la niña y sus padres negaron que la niña mantuviera relaciones sexuales con Kelly y que ella fuera la chica en la grabación. Un año después, Kelly fue acusado en Chicago de pornografía infantil en relación con el vídeo. Sin embargo, cuando el caso fue a juicio en 2008, el cantante fue absuelto.
Pero la víctima ―conocida por el seudónimo de Jane― mantuvo una relación con el artista durante años. Decidió contar su historia tras ver el documental Surviving R. Kelly, emitido en 2019, que incluía el testimonio de varias mujeres que acusaban al cantante de abusos sexuales desde los años noventa. En el juicio de Chicago del año pasado, Jane dijo públicamente por primera vez que ella era la niña de aquel vídeo sexual. Dijo que tenía 14 años en la grabación y que el hombre era Kelly, que entonces tendría unos 30 años. Admitió que mintió cuando la existencia de la cinta se dio a conocer porque estaba “avergonzada”: “Tampoco quería que esa persona fuera yo”.
Kelly fue una de las mayores estrellas del R&B de los años noventa, conocido por la canción I Believe I Can Fly. Pero a pesar de su fama, en aquella época era habitual verle en un McDonald’s de Chicago, donde atraía a las alumnas de un instituto cercano. Jane era una de esas chicas. Jane formaba parte de un equipo musical y conoció a Kelly cuando estaba en el instituto. Visitó su estudio de grabación con una tía, que era cantante profesional. Poco después de ese encuentro, Jane dijo a sus padres que Kelly iba a ser su padrino. Cuando sus padres se enteraron de la grabación sexual, Kelly se arrodilló ante ellos y les pidió perdón, según el testimonio de Jane. Pero en aquel entonces Jane imploró a sus padres que no tomaran medidas contra el músico porque ella lo “amaba”.
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