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Meloni evita el choque con Bruselas con unos presupuestos prudentes

El ejecutivo italiano mantiene las ayudas ante la crisis energética, pero comienza a desmantelar la Renta Ciudadana

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, durante la presentación de los presupuestos.
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, durante la presentación de los presupuestos.FILIPPO MONTEFORTE (AFP)
Daniel Verdú

El ruido electoral baja a medida que se acerca el invierno y se acerca la ley de presupuestos, el mejor momento para calibrar las intenciones reales del gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni. El martes por la mañana, después de un Consejo de Ministros que se prolongó hasta bien entrada la madrugada, la primera ministra de Italia compareció ante los medios para explicar el diseño de las cuentas públicas, la única declaración política que puede medirse con precisión. Como era de esperar, no hay grandes estridencias, ningún desafío a la Unión Europea y pocas promesas cumplidas (al menos de sus socios de coalición). No hay margen para errores, creen en el gobierno. Ni para experimentos. “Son unas cuentas responsables y prudentes”, señaló el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti en su presentación. El principal movimiento consistirá en comenzar a desmantelar la Renta Ciudadana, el subsidio que el Movimiento 5 Estrellas (M5S) implantó durante su etapa en el gobierno y que el ejecutivo de Meloni liquidará definitivamente en 2024.

Meloni, consciente de que su electorado podía esperar una mayor ruptura, intentó desmarcarse del gobierno precedente y aseguró que la ley de presupuestos es valiente y “política”. Reseñó una serie de medidas que buscan fomentar la natalidad bajando el IVA en productos para bebés y aumentando el importe y la duración de las bajas por maternidad. Habló de una tregua fiscal —eufemismo de condonación—, para las deudas de hasta 1.000 euros contraídas hasta el 2015. También de una ligera rebaja de la presión fiscal. Pero más allá de este tipo de iniciativas, los presupuestos representan una continuación de la línea que mantenía el gobierno de Mario Draghi con un plan de choque de 35.000 millones de euros que principalmente (21.000 millones) estarán destinados a ayudar a las familias y las empresas ante la subida del precio de la energía (cosa que ya preveía el anterior ejecutivo).

El ejecutivo de Meloni, formado por la Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia se ha topado con una realidad complicada y poco margen para desarrollar su proyecto y bajar impuestos, como había prometido. Uno de los principales caballos de batalla de Meloni durante la campaña fue la abolición de la Renta Ciudadana, la medida que permitía recibir un subsidio a individuos y familias en condiciones de pobreza de manera indefinida mientras no encontraban trabajo. La perciben 2,5 millones de italianos y cuesta cerca de 8.000 millones de euros. Pero hubo miles de estafas y un encendido debate sobre su conveniencia. “Es el fin de la Renta ciudadana para quien puede trabajar”, anunció Meloni al comienzo de su rueda de prensa.

La líder de Hermanos de Italia proclamó durante la campaña que se trataba de un incentivo para no trabajar y que la eliminarían nada más entrar en el Palacio Chigi. Ayer, su gobierno rebajó sus intenciones y alargó su vida, al menos, un año más. Pero será más restrictiva. La posibilidad de recibirla durará solo ocho meses y se perderá cuando se rechace la primera oferta de trabajo que llegue. La idea es que dentro de un año puedan solo beneficiarse de ella las personas que no tengan posibilidad real de trabajar. Es decir, se abolirá tal y como está concebida. El líder del M5S, Giuseppe Conte, ya ha anunciado movilizaciones de protesta, algo que temía el gobierno. Pero se necesitaban recursos para algunas de las propuestas fiscales y de subida de pensiones que querían llevarse a cabo. De hecho, otra de las fuentes de ingresos, señaló Meloni, incluye un aumento del impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas del 25% actual al 35 % hasta julio de 2023, tal como permite el reglamento de la Unión Europea.

Una de las grandes banderas electorales en materia fiscal de la Liga y Forza Italia en campaña fue la de implantar una tarifa plana de IRPF de alrededor del 15%. Una ocurrencia impositiva insólita que ningún país desarrollado tiene y que ha quedado reducida a una ampliación de algo que ya existía. Los autónomos italianos que ingresan hasta 65.000 euros pagaban hasta ahora un 15% de IRPF, pero con los nuevos presupuestos la franja de posibles beneficiarios llega hasta los 85.000 euros de ingreso. Además, se rebajará en un 3% la cuña fiscal para trabajadores con rentas de hasta 20.000 euros.

El problema de Meloni para cerrar estos presupuestos era socio de coalición y vicepresidente del Gobierno, Matteo Salvini. El líder de la Liga había lanzado promesas irrealizables durante la campaña. Además, su debilidad electoral le obliga a exagerar su y realizar algo de oposición interna para recuperar algo de terreno. Pero Meloni fue muy hábil y nombró al vicesecretario de la Liga y hombre de confianza de Salvini, Giancarlo Giorgetti, como ministro de Economía. De modo que cualquier atisbo de protesta y oposición quedó desactivado, como se ha visto ahora. “Estamos muy satisfechos con los presupuestos. Están todas las peticiones de la Liga”, declaró Salvini.

La realidad es algo distinta. La reforma de la ley de pensiones, por ejemplo, no es la que la Liga había implantado durante su el tiempo que gobernó con el Movimiento 5 Estrellas. La llamada Cuota 100, pasa a ser la cuota 103. Es decir, se establecerá un computo de 41 años de contribución para dejar de trabajar a los 62 años. Algo que afectaría solo a unas 50.000 personas. Además, la subida de las pensiones mínimas no llegará a los 1.000 euros que había prometido Silvio Berlusconi durante la campaña.


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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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