El vacío de poder en la presidencia agrava la crisis política de Líbano
Los seis años de mandato de Michel Aoun concluyen esta medianoche sin acuerdo sobre el sustituto, con el Gobierno en funciones y con un Parlamento dividido
El palacio presidencial en Beirut ha amanecido este lunes vacío y sin nadie para ocuparlo. La jefatura de Estado queda esta medianoche vacante al concluir los seis años de mandato de Michel Aoun, quien se adelantó un día y abandonó el palacio el domingo, rodeado de miles de seguidores mientras sonaba el himno nacional, tras firmar un decreto de cese del Gobierno de Nayib Mikati, que ya estaba en funciones. El vacío de poder agrava la profunda crisis política y económica del país, en el que el 80% de la población ha caído por debajo del nivel de la pobreza y la moneda se ha devaluado un 95% desde 2019.
En Líbano, el presidente tiene la potestad de firmar las leyes, nombrar al primer ministro y dar luz verde a las coaliciones de Gobierno antes de que vayan al Parlamento. Todo esto mientras el Fondo Monetario Internacional espera la aprobación de reformas para desbloquear 3.000 millones de dólares o euros en financiación. Mikati subrayó el domingo en una entrevista que “la Constitución es clara” y las prerrogativas de la presidencia pasan al Gobierno en caso de vacante.
Aoun anunció el domingo el envío de “una carta al Parlamento con la firma del decreto de renuncia” del consejo de ministros saliente de Nayib Mikati. El texto, sin embargo, tiene un sentido más simbólico que práctico, según los expertos. El Gobierno ya estaba en funciones y lo seguirá estando hasta que se forme uno nuevo, como marca la ley. El primer ministro ha subrayado que “carece de valor constitucional” y que su Ejecutivo “seguirá solucionando los asuntos cotidianos”.
La figura del presidente, de 89 años y respetado por su papel durante la guerra civil frente a la tutela siria, ha quedado muy tocada por la crisis, la explosión en 2020 en el puerto de Beirut ―que causó más de 200 muertos, 6.500 heridos y 5.000 millones en daños―, la revuelta popular iniciada en 2019 y el corralito bancario. Uno de sus últimos legados es el acuerdo con Israel de delimitación de la frontera marítima para la explotación de gas.
No obstante, sigue siendo muy popular ―con elementos de culto al líder― entre los simpatizantes de la Corriente Patriótica Libre, el partido ―hoy aliado del partido-milicia chií Hezbolá― que fundó y que se disputa el liderazgo de la comunidad cristiana con Fuerzas Libanesas, de Samir Geagea. El color de la formación, naranja, dominaba el domingo en su despedida a la salida del palacio presidencial, situado a las afueras de la capital, en el distrito de Baabda. Miles de personas, algunas de las cuales llevaban acampadas desde la noche anterior, acudieron a decir adiós a El general, como lo llaman cariñosamente. En 2005 regresó triunfalmente del exilio en París para, sorprendentemente, pactar un año más tarde con su antiguo enemigo Hezbolá, que tiene a Damasco entre sus valedores. En 2016, fue elegido presidente tras dos años y medio de vacío en el cargo.
El Parlamento se ha reunido cuatro veces este mes para votar un sucesor. No lo ha conseguido por la fragmentación de la Cámara, aún más pronunciada desde las elecciones del pasado mayo. Ni Hezbolá, que funciona como un Estado dentro del Estado, ni el bloque opuesto tienen una mayoría clara. El presidente del Parlamento, Nabi Berry, ha convocado un pleno el jueves para “leer la carta del presidente”, en la que comunica el cese del Gabinete y les pide que actúen en consecuencia.
El sucesor de Aoun también tiene que ser cristiano, de acuerdo al reparto constitucional que otorga el puesto de primer ministro a un suní y la presidencia del Parlamento a un chií. Ya el sábado, el jefe de Estado advirtió en una entrevista con la agencia Reuters de que el país corría el riesgo de entrar desde esta medianoche en un “caos constitucional” si no se acordaba un sustituto en el último minuto. La principal autoridad maronita del país, el patriarca Beshara Boutros al Rai, acusó el domingo a las autoridades de dejar un vacío presidencial, “sea deliberadamente o por estupidez y egoísmo”.
El país ha tenido un Gobierno interino durante más de la mitad de la presidencia de Aoun. Mikati, el hombre más rico del país, dimitió tras las elecciones legislativas del pasado mayo, pero fue de nuevo elegido para la misión de formar en seis meses un Ejecutivo que sustituya al actual en funciones. No lo ha logrado y ahora, además, se queda solo al frente del país.
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