Claves para no perderse en la cita que marcará la “nueva era” de China
El nombramiento de los máximos órganos de poder este fin de semana en el XX Congreso del Partido Comunista cimentará el poder de Xi Jinping, que renovará un tercer mandato sin precedentes
La política china se ha convertido esta semana del XX Congreso del Partido Comunista en una enorme maquinaria con forma de pirámide: de una base de 97 millones de personas afiliadas al mayor partido marxista gobernante sobre la faz de la tierra han de emerger los siete elegidos del Comité Permanente, el máximo órgano de poder de China, en cuyo vértice superior, con toda probabilidad, se encontrará de nuevo Xi Jinping, que aspira a un tercer mandato excepcional como secretario general del partido. El opaco funcionamiento del cónclave se cuece a puerta cerrada y sin apenas filtraciones. Estas son algunas claves para no perderse en un baile político que tiene consecuencias profundas en China y dejarán huella en el resto del planeta.
¿Quién participa en el XX Congreso?
En teoría, los cerca de 2.300 delegados del partido llegados a Pekín desde todos los rincones de China son los encargados de deliberar durante una semana. Pero en realidad no se decide nada estos días: las cuestiones clave se han fraguado de antemano en largas discusiones que se remontan meses atrás.
¿Cuáles son los hitos del evento?
La cita, que se celebra cada cinco años, arrancó en Pekín el pasado domingo, con un discurso del presidente Xi en el que hizo balance de su decenio en el poder y proyectó la arquitectura del futuro chino hasta 2049 (año del centenario de la República Popular). El evento concluye el próximo sábado, cuando se desvelará la composición del nuevo Comité Central, el cuerpo de cerca de 200 miembros titulares que ejerce el liderazgo político.
En su primera sesión plenaria, tras la clausura, el Comité Central decidirá a su vez los escalones superiores de la pirámide: el nuevo Politburó —25 miembros— y el nuevo Comité Permanente —los siete de la cúspide—, además de la secretaría general del partido. También se dará a conocer la nueva Comisión Militar Central, que ejerce la jefatura del partido en las fuerzas armadas del país —el Ejército de Liberación Popular—, y cuya presidencia también recae (y se espera que lo haga de nuevo) en Xi Jinping.
¿Quién forma el Comité Permanente?
Este domingo, a modo de gran pirotecnia final, tendrá lugar la escenificación casi teatral de los principales puestos de mando del país. Es el momento que acapara todas las miradas, donde hay quinielas y todo tipo de especulaciones, los politólogos avezados se baten el cobre y cada gesto abre un abismo de interpretaciones: la presentación al mundo del nuevo Comité Permanente del Politburó. “La forma en que Xi ordene” este órgano, observan los analistas de Trivium China en su último boletín, “indicará su poder y su trayectoria política para los próximos cinco años”.
El día de su presentación, los siete dirigentes (podrían ser más o menos, no hay una regla fija) salen a escena respetando un riguroso orden jerárquico que permite saber de manera muy aproximada la composición de las instituciones claves de China: el número uno —Xi— será con toda probabilidad el jefe del Estado; el número dos —Li Keqiang en estos momentos— suele ejercer de primer ministro; el 3 —Li Zhanshu en la actualidad— normalmente está al frente de la Asamblea Nacional Popular. Pero estos cargos no son oficialmente nombrados hasta marzo, cuando se reúne el legislativo chino y se completa la transición política.
¿Nombrará Xi a un sucesor?
Los últimos puestos del Comité Permanente acostumbran a quedar reservados a posibles sucesores. Y esta es una de las grandes incógnitas del XX Congreso: si habrá o no un heredero, un puesto que algunos analistas descartan por ser incluso “peligroso”. Xi ya evitó nombrar un delfín en el cónclave de 2017, saltándose las reglas no escritas que han regido desde la época de Deng Xiaoping y abriendo su camino a un tercer mandato como secretario general; luego, esculpió su permanencia como presidente en 2018, con el cambio de la Constitución para eliminar el límite de dos mandatos en la jefatura del Estado.
¿Hay reglas para renovar los órganos?
Este baile cuidadosamente acompasado es la salsa política que bulle estos días en Pekín. Según los pronósticos, podrían renovarse entre dos y cuatro puestos del Comité Permanente. Dos de los actuales miembros, al menos en teoría, deberían dejar el cargo por edad —Li Zhanshu, de 72 años, y el vice primer ministro ejecutivo, Han Zheng, de 68—, pero solo si se cumple otra de las normas oficiosas de la época de Deng, la de la jubilación, perfilada para evitar el anquilosamiento en el poder: quien tiene 67 años (o menos) se queda; quien tiene 68 (o más) se va. Pero se debería tener en cuenta que el propio Xi, de 69, ya se estaría saltando la regla.
Hay una tercera probable salida del Comité Permanente, la del actual número dos, Li Keqiang. Considerado un contrapeso de Xi, pero convertido en uno de los primeros ministros más débiles de las últimas décadas, Li anunció a principios de año que dejaría el cargo.
¿Qué dicen las quinielas políticas?
A partir de aquí se desata una marea de previsiones sobre lo que podría suceder. En Trivium China creen que podría entrar “un Li por otro Li” en el Comité Permanente: accedería Li Qiang, secretario del partido en Shanghái, “y un aliado clave de Xi”, que podría incluso participar en la carrera para ejercer como futuro primer ministro.
El diario hongkonés South China Morning Post ha asegurado estos días que el cambio podría ser “mayor” de lo esperado, con una cuarta salida del Comité Permanente. Este periódico coloca en lo alto de la próxima jerarquía a Wang Huning, actualmente el número cinco, uno de los ideólogos más reputados del partido y cuya mano se encuentra detrás de los grandes eslóganes y líneas de pensamiento de Xi, como el “sueño chino”. También sitúa entre los posibles candidatos a los rangos más elevados a Ding Xuexiang, secretario personal de Xi.
Xulio Ríos, asesor emérito del Observatorio de Política China, tiene su propia quiniela. “Pero saber, saber, no sabe nadie”, matiza. En su opinión, podría acceder al máximo órgano de poder, entre otros, Hu Chunhua, actual vice primer ministro, protegido del expresidente Hu Jintao y heredero del “denguismo”, un político de peso que en otro tiempo fue considerado un firme candidato al liderazgo del partido. Su nombramiento marcaría cierto pacto entre facciones del partido. También cree que podría entrar Chen Min’er, actual secretario del partido en Chonqing, a quien considera “próximo a Xi”, y cuya presencia podría interpretarse como el nombramiento de un heredero.
¿Cómo leer el cambio político?
Más allá del baile de sillas, Ríos cree que el nuevo órgano se debería leer con el reciente discurso del presidente en mente, que marca “la entronización de Xi y de la estrategia del xiísmo”, la cual proyecta la sombra de su “nueva era” hasta el año 2049. Pekín, a tenor de las palabras del presidente, prevé la entrada en un periodo “convulso” para el que el país ha de prepararse. La composición de la nueva Comisión Militar Central podría ayudar a interpretar la estrategia en torno a una de esas posibles turbulencias geopolíticas: Taiwán.
¿Qué otras decisiones se toman?
Durante el Congreso también se pretende reformar la Constitución (o estatutos) del partido para incluir, según anticipan diversos expertos, “el pensamiento de Xi” a la altura del “pensamiento de Mao Zedong”, y, por tanto, muy por encima de la “teoría de Deng Xiaoping” —el único otro mandatario con mención expresa en el texto—. La reforma elevaría al actual presidente a lo más alto del panteón de los líderes, mano a mano con el Gran Timonel, reforzando el giro hacia el personalismo y la concentración de poder de Xi. Ríos considera “probable” que en marzo se acometa esta misma reforma en la Constitución del país.
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