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De la superviviente del Holocausto al heredero del posfascismo: la ‘era Meloni’ llega al Senado

Liliana Segre, presa del campo de Auschwitz en 1944, preside la sesión inaugural de la Cámara Alta y pasa el testigo a Ignazio La Russa, fundador de Hermanos de Italia e hijo político del posfascismo

Ignazio La Russa, nuevo presidente del Senado italiano, despide a Liliana Segre con un ramo de flores.Foto: ANDREAS SOLARO (AFP) | Vídeo: EPV
Daniel Verdú

Liliana Segre sobrevivió al campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, donde estuvo en 1944. Su memoria la convirtió en un símbolo de la lucha antifascista en Italia y en senadora vitalicia. Hoy tiene 92 años y es la segunda parlamentaria más anciana de esta Cámara. El primero, Giorgio Napolitano, no pudo asistir este jueves a la sesión parlamentaria, de modo que correspondió a Segre hacer el discurso inaugural de la legislatura. Esta alocución precedía a la votación para elegir al nuevo presidente del Senado de Italia. Ironías de un país tan complejo y difícil de etiquetar, el designado fue Ignazio Benito La Russa, hombre de confianza de Giorgia Meloni en Hermanos de Italia e hijo —político y biológico— del fascismo italiano. A partir de ahora es también el tercer cargo más importante del Estado. Oyendo el discurso de su predecesora, debieron pitarle los oídos varias veces.

Segre se presentó en el Senado con un puñado de folios que contenían un discurso fabuloso en el que animaba a los parlamentarios a seguir luchando por la libertad conquistada. Pero no pudo evitar referirse a algunos hechos históricos. Se acordó del vil asesinato del socialista Giacomo Matteotti en 1924, de la Marcha de Roma y de la lucha antifascista. Y lo hizo justo cuando Hermanos de Italia, hijo del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI), estaba a punto de comenzar el proceso parlamentario que convertirá a Meloni en primera ministra. “En este mes de octubre en el que se cumple el centenario de la Marcha sobre Roma, que dio origen a la dictadura fascista, corresponde a alguien como yo asumir temporalmente la presidencia de este templo de la democracia que es el Senado de la República”, dijo la senadora vitalicia.

La senadora recordó el impacto que tuvo en ella el advenimiento del monstruo. “El valor simbólico de esta circunstancia azarosa se amplifica en mi mente porque, verán, en mi época, la escuela comenzaba en octubre; y me es imposible no sentir una especie de vértigo al recordar que la misma niña que, un día como este de 1938, desconsolada y desconcertada, se vio obligada por las leyes racistas a dejar vacío su pupitre, hoy se encuentra por un extraño destino hasta en el pupitre más prestigioso del Senado”, añadió.

Segre, nombrada en 2018 senadora vitalicia por el presidente de la República, Sergio Mattarella, “por haber ilustrado a la Patria con altos méritos en el ámbito social”, también es desde 2021 presidenta de la Comisión Extraordinaria de lucha contra los fenómenos de intolerancia, racismo, antisemitismo e incitación al odio y la violencia. La mayoría de parlamentarios se levantó a aplaudirle. Algunos miembros de la bancada de la derecha pusieron cara de circunstancia. Pero el propio La Russa— que ha mostrado en alguna ocasión su colección de parafernalia fascista en casa y cuyo segundo nombre coincide, no por casualidad, con el del dictador Benito Mussolini— se acercó a ella para felicitarla.

Hermanos de Italia, presidido por Meloni, tiene su origen en el MSI, fundado en 1946 por exfuncionarios del régimen de Mussolini y que atrajo a simpatizantes fascistas. Fue un partido marginal de extrema derecha hasta la década de los noventa, cuando se convirtió en Alianza Nacional y se esforzó por distanciarse de su pasado neofascista.

La Russa, hijo de un dirigente del Partido Nacional fascista, procede del ala más a la derecha de la formación que contribuyó a fundar. Sin embargo, se trata de un excelente parlamentario con muy buenas relaciones con las otras fuerzas políticas. Algo que Meloni aprecia y que le ha permitido convertirse en uno de sus principales asesores.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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