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Las dificultades de Meloni para encontrar a su ministro de Economía

Berlusconi regresa este jueves al Senado, donde fue inhabilitado por fraude fiscal hace nueve años, mientras reclama los ministerios de Justicia y el control de la televisión pública

La líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, durante la primera reunión con los parlamentarios de su partido, en Roma el pasado 10 de octubre. Foto: GUGLIELMO MANGIAPANE (REUTERS) | Vídeo: EPV
Daniel Verdú

El barco se encuentra todavía en alta mar, señalan quienes hablan estos días con el entorno de Giorgia Meloni, futura jefa del Gobierno italiano. La elección de los ministros está lejos de completarse. Y algunos de los que la líder de la coalición de derecha había subrayado en rojo para los puestos más relevantes, como el del Ministerio de Economía, ya han rechazado esa posibilidad. Este jueves se forman las cámaras, los parlamentarios tomarán posesión de sus escaños y se nombrará a sus presidentes. Técnicamente es el comienzo oficial de una legislatura histórica que convertirá a Italia en el primer país fundador de la UE con un Ejecutivo liderado por la ultraderecha. Pero la formación del Gobierno está yendo algo más lenta de lo que todas las partes habrían deseado el día después de las elecciones. Meloni —que este miércoles recibió el respaldo público del secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin— será primera ministra. El resto, incluido la fecha exacta de su juramento, es todavía una hipótesis borrosa.

La legislatura arrancará con el reparto del segundo y tercer cargo del Estado: las presidencias del Senado y de la Cámara de Diputados, respectivamente. La primera, con toda probabilidad, será para la mano derecha y estratega de Meloni, Ignazio La Russa (en el registro Ignazio Benito). Hombre de extrema confianza de la líder de Hermanos de Italia, con un pasado en las juventudes posfascistas y en el Movimiento Social Italiano —su hermano, consejero en Lombardía, fue filmando hace un mes haciendo el saludo fascista—, fue también exministro de Defensa de Silvio Berlusconi. La presidencia del Senado, de acuerdo al reparto de la coalición, corresponderá a la Liga. Matteo Salvini quiere que sea para Riccardo Molinari, hombre leal al secretario y destacado defensor de la Italia autonomista (todo lo contrario de lo que reivindica Hermanos de Italia). Ese es el primer retrato de la jornada.

El segundo, con mucho más morbo, tendrá como protagonista a Silvio Berlusconi. El tres veces primer ministro y dueño de Mediaset tomará posesión de su escaño como senador nueve años después de haber salido tarifando por la puerta trasera de dicha cámara al ser inhabilitado por fraude fiscal y expulsado del Parlamento. La vergüenza del dueño de Mediaset fue enorme y su regreso al Senado supone para él la puesta en escena definitiva de su rehabilitación como político y empresario por parte de su menguante electorado. Berlusconi, sin embargo, no ha renunciado a algunos de los tics en la manera de hacer política que le condujeron a esa situación.

Reparto de carteras

Los socios de la coalición no se han puesto todavía de acuerdo con los nombres del futuro Ejecutivo. Y Forza Italia, socio minoritario, reclama estos días para un miembro de su formación la cartera de Justicia, epicentro de la guerra que mantuvo en las últimas décadas su fundador, acosado por escándalos sexuales, económicos y criminales. Berlusconi tiene todavía pendiente un proceso por prostitución de menores, que ha postergado alegando que no podía acudir a las vistas por motivos de salud. Además, el dueño de Mediaset habría pedido también para su partido el control de las televisiones públicas. Una doble atribución que encaja perfectamente con todas sus viejas inquietudes como empresario. Meloni, de momento, no ha cedido en ninguno de los dos requerimientos.

El resto de carteras siguen siendo una incógnita. Especialmente la de Economía, que habría sido rechazada ya por dos técnicos de prestigio: Fabio Panetta, actual consejero del BCE, y Daniel Franco, actual titular de dicho ministerio. Ambos pugnan por ser el próximo gobernador del Banco de Italia y quieren evitar un puesto inflamable. El tercer nombre en discordia, el economista Domenico Siniscalco, que ya fue ministro del ramo con Berlusconi, tampoco parece estar por la labor de asumir el mando de un ministerio crucial cuando Italia se asoma a una recesión.

Meloni se defendió este miércoles de esa supuesta lentitud en sus redes sociales: “Oigo a muchos periodistas escandalizados porque no he logrado todavía formar un Gobierno, mientras Draghi lo hizo en 10 días. Hay que recordar que el presidente de la República no ha dado todavía el encargo y nadie puede hoy formar un Ejecutivo. Cuando lo recibamos, tranquilos que no perderemos ni un minuto”. Pero el calendario sigue sin estar claro.

El presidente de la República podrá a partir de este viernes comenzar sus consultas con los partidos políticos y con los presidentes de las cámaras. Solo después de esa fase puede realizar el encargo a Meloni para formar un Gobierno y volver con una lista de ministros que él mismo debe aprobar. El problema es que el próximo 20 y 21 de octubre se celebra un Consejo Europeo al que deberá todavía acudir Mario Draghi como primer ministro saliente, y todo apunta a que sería incorrecto institucionalmente hacerlo mientras el jefe del Gobierno se encuentra fuera de Italia. En principio, señalan todas las fuentes consultadas, la formación del Ejecutivo no podría producirse antes del fin de semana del 21 de octubre. Lo ideal —para evitar problemas como en el primer Gobierno de Giuseppe Conte, cuando el jefe del Estado rechazó al ministro de Economía propuesto— sería tener cerrada la lista de ministros antes de recibir el encargo. Pero en Hermanos de Italia cunde la sensación de que todo será más fácil cuando los tiempos apremien y los elegidos noten la presión.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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