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Una senadora italiana superviviente del Holocausto, bajo escolta por amenazas

Liliana Segre, de 89 años, recibe unas 200 amenazas racistas al día y tendrá que ir acompañada de dos carabineros a todos los actos públicos

Daniel Verdú
La senadora Liliana Segre, en un acto sobre el Holocausto en enero de 2018.
La senadora Liliana Segre, en un acto sobre el Holocausto en enero de 2018.Luca Bruno (AP)

El fascismo no existe en Italia, proclamaba Matteo Salvini poco después de conocer que Liliana Segre, senadora y superviviente de Auschwitz de 89 años, tendrá que llevar escolta por las amenazas y mensajes de odio que recibe a diario. “Los insultos contra ella, pero también contra Salvini”, continuaba el líder de la Liga hablando en tercera persona de sí mismo, son gravísimos. La misma coletilla de siempre para restar importancia al creciente clima de odio que se respira en Italia y de cuya condena  se ha desmarcado en bloque toda la derecha. Algo parecido a lo que hizo el pasado fin de semana el exministro del Interior desdeñando el episodio racista que el futbolista Mario Balotelli vivió en el campo del Verona. "Ha sido un numerito exagerado", criticó Salvini refiriéndose al conato de abandonar el terreno de juego del futbolista cuando empezó a escuchar insultos racistas.

El caso de Segre es todavía más grave. La senadora tendrá que llevar desde este jueves una escolta de dos carabineros en sus salidas públicas. Los cerca 200 mensajes de odio que recibe cada día por las redes sociales han obligado a tomar este tipo de medidas de seguridad. "Soy una persona civil, no conozco ningún otro idioma", señaló ella al conocer el informe del Observatorio Antisemita que calculó en 200 la cifra de insultos y amenazas recibidas en promedio todos los días. La senadora tampoco ha querido hacer declaraciones a los medios tras la polémica medida.

El mejor reflejo del grave problema que vive Italia es que este tipo de mensajes impulsaron la creación de una comisión parlamentaria extraordinaria para combatir los fenómenos de intolerancia, racismo, antisemitismo e incitación al odio. Un instrumento con una finalidad difícilmente discutible en la mayoría de países europeos, pero en cuya votación se abstuvieron todos los partidos de derechas del país. Desde Forza Italia, a la Liga, pasando por Hermanos de Italia.

Salvini aseguró que la propuesta, en realidad, pretende crear una comisión que no se ocupe solo de racismo y antisemitismo, sino también de fustigar y condenar el nacionalismo y el “presunto racismo”. Además, justificó su decisión tachando el instrumento como una "comisión comunista", y asegurando que no aceptaría "mordazas" y "que no se podía convertir Italia en un estado policial". Algo que dicho por un exministro del Interior que salía a hacer deporte con la indumentaria de la policía podría sonar extraño. Pero según el líder de la Liga, una comisión de este tipo “no tiene sentido en Italia porque no hay fascistas”.

La salida de tono de Salvini no se ajusta a la realidad. En Italia, más allá de lo que opine cada uno sobre la inclinación de los nuevos partidos de ultraderecha que han crecido en los últimos tiempos, hay dos formaciones que se declaran específicamente fascistas como CasaPound y Forza Nuova. Hermanos de Italia, partido que concurre en coalición con la Liga en todas las elecciones, mantiene también una posición ambigua respecto a la dictadura fascista.

Las primeras imágenes de Segre de este jueves acompañada por dos carabineros dieron la vuelta al mundo y suscitaron una profunda indignación en las asociaciones judías. Instituciones como el centro Wiesenthal lamentaron la situación y la calificaron de “vergüenza para Italia”. Segre fue deportada desde Italia al campo nazi de Auschwitz en 1944, cuando tenía 13 años. Fue uno de los 776 niños italianos menores de 14 años enviados a este emblema de los abusos del régimen de Adolf Hitler, de los cuales solo 25 sobrevivieron.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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