La ruptura del diálogo entre Gobierno y el principal líder indígena ahonda la crisis en Ecuador
El presidente Guillermo Lasso se levanta de la mesa el día en que se celebra la votación para su destitución y tras la muerte de un militar en la Amazonia
Se despidieron al borde de la medianoche con una nueva cita para este martes a las nueve de la mañana. Pero el Gobierno de Ecuador terminó este martes dando plantón a los representantes de los pueblos indígenas y no se presentó al segundo acercamiento para poner fin a más de dos semanas de protestas que han sembrado el caos en el país. Entre la despedida y la silla vacía no pasaron más de diez horas, aunque en medio hubo un violento incidente en una localidad amazónica. Un militar murió, sumándose a los cinco manifestantes fallecidos desde el comienzo de la protesta, y nueve uniformados más resultaron heridos en el enfrentamiento con un centenar de comuneros en Shushufindi, según el parte oficial. El Ejecutivo rompió entonces la negociación.
Casi cuatro horas después de la cita acordada, el presidente, Guillermo Lasso, salió con un mensaje en vídeo dirigido al país para desacreditar al principal interlocutor de los indígenas, Leonidas Iza. “No vamos a negociar con quienes mantienen al Ecuador como rehén”, denunció. “El país ha sido testigo de todos los esfuerzos que hemos hecho para entablar un diálogo fructífero y sincero”, defendió Lasso, recordando que ha dado “respuestas concretas” a las demandas de los “hermanos indígenas” en los últimos días.
”Pero no volveremos a sentarnos a dialogar con Leonidas Iza, quien solo defiende sus intereses políticos y no los de sus bases”, remató el presidente. Calificó al líder y presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) de “oportunista” y de haber engañado a los suyos. La tesis del Gobierno es que Iza colabora con la oposición política en la Asamblea de la bancada de Unión por la Esperanza. Los legisladores aún leales al expresidente Rafael Correa presentaron una moción para destituir al presidente Lasso que lleva debatiéndose desde el sábado y que, por los plazos legislativos, debería ir a votación hacia el final de la semana. Pero este martes, antes de conocerse la ruptura de diálogo, el presidente de la Asamblea Nacional, que además es mediador entre el Gobierno y los indígenas, anunció que este mismo martes tendría lugar la decisión, que tiene pocas posibilidades de prosperar.
Alejados al devenir en el Congreso, Iza y los demás representantes de las comunidades indígenas de Ecuador esperaban al ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, y al secretario general de la Presidencia, Iván Correa, en la misma mesa con forma de u que habían compartido la velada anterior. Se quedaron ahí esperando incluso después de conocer la decisión presidencial. Su organización, la Conaie publicó un mensaje de reproche al Gobierno en Twitter acompañado de dos fotos que, alineadas a su lectura de lo sucedido, hacen a Lasso responsable de una “política belicista” y confirman el “autoritarismo, falta de voluntad e incapacidad” del jefe de Estado.
La crisis social del país, que lleva dos semanas paralizado por el levantamiento de los manifestantes indígenas, vislumbraba el lunes el principio del fin del conflicto. Tras varios gestos del Gobierno ante las peticiones de los organizadores de las protestas, como eliminar el estado de excepción y suavizar el clima de tensión en las calles de Quito por el fuerte contingente policial y militar, ambos bandos se sentaron a una mesa en la que estaban observadores representantes de la Iglesia y de los otros poderes del Estado. Las seis primeras horas de conversación se agotaron sin más avances que mostrar los principales puntos de fricción y pedir a la otra parte voluntad y confianza para llegar a acuerdos. Aunque hay conciliación en otros pedidos, el precio de los combustibles es la piedra en la que tropiezan el Gobierno y los representantes indígenas. Lasso cedió inicialmente con una reducción de 10 centavos por galón al diésel, extra y ecopaís -las gasolinas de consumo popular y del transporte-, pero las reivindicaciones de la Conaie insisten en que la rebaja debe ser de 40 centavos.
Esta discrepancia en los temas de fondo, así como la crispación dialéctica y los choques en las calles entre fuerzas del Estado y manifestantes, complican la resolución de un paro nacional que está deprimiendo a las economías familiares y a los negocios. De fondo, como colofón al clima de inestabilidad política nacional, está la inminente decisión de la Asamblea sobre si descabeza o no al Gobierno del país.
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