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Macron contra Mélenchon: el nuevo duelo por el poder en Francia

Los franceses deciden en las legislativas de este domingo y el próximo el margen de maniobra que dan al presidente centrista para gobernar

Emmanuel Macron
El presidente francés, Emmanuel Macron, en la entrada del Elíseo (París) el 10 de junio.Michel Euler (AP)
Marc Bassets

Ni Emmanuel Macron ni Jean-Luc Mélenchon se presentan a las elecciones legislativas de este domingo y el próximo en Francia. Pero la campaña es un duelo entre estos dos hombres: el presidente centrista y europeísta y el experimentado líder de la izquierda euroescéptica y anticapitalista.

Macron salió reelegido en las presidenciales de abril, y en las legislativas quiere revalidar la mayoría en la Asamblea Nacional para gobernar con comodidad. Mélenchon ha logrado unir a socialistas, ecologistas y comunistas bajo su tutela, y aspira a una mayoría parlamentaria que fuerce al presidente a nombrarle primer ministro.

Lo que se decide es el margen de maniobra de Macron para gobernar en los próximos cinco años. Si lo hace con una mayoría parlamentaria a favor, podrá aplicar su programa. Una mayoría adversa ―opción que ningún sondeo contempla hoy― le obligaría a cohabitar con un primer ministro de la oposición y limitaría enormemente sus poderes.

“Mi sensación es que la primera vuelta no será buena para Macron”, dice el ensayista y consultor Alain Minc, que fue mentor de Macron y otros presidentes. “Pero esto creará un reflejo de miedo a Mélenchon en la segunda vuelta”, añade.

Como en las presidenciales de hace dos meses, Francia asiste a una elección entre dos modelos. Entonces se oponían Macron y la jefa de la extrema derecha, Marine Le Pen. La novedad es que su rival ya no es Le Pen, desdibujada en esta campaña. El rival es Mélenchon, auténtico protagonista de unas elecciones en las que, según los sondeos, la abstención puede superar el 50%. Al postularse desde el primer momento como candidato a primer ministro, ha marcado la agenda y ha insuflado ánimos a la alicaída izquierda.

“Sí, podemos ganar”, decía esta semana, mientras hacía campaña en un mercado al aire libre cerca de la plaza de la Bastilla, la candidata mélenchonista Caroline Mecary. “Y aunque no tengamos la mayoría absoluta, seremos tan fuertes que el presidente Macron ya no podrá hacer su política de destrucción social y de desmantelamiento de los servicios públicos”.

Mecary, abogada de profesión, es candidata en la séptima circunscripción de París, que engloba los céntricos barrios de la Bastilla y el Marais. Se enfrenta a uno de los valores en alza del macronismo, el actual ministro de Europa, Clément Beaune. Si Beaune pierde ante Mecary, deberá abandonar el cargo: así lo ha estipulado el palacio del Elíseo para los 15 ministros que también son candidatos. El duelo es un reflejo, a pequeña escala, de la elección en Francia.

Es jueves por la tarde y Beaune va en busca del voto por el Marais, el viejo barrio judío de París. En la carnicería David, los propietarios sacan embutidos y vino. Se quejan de que, debido a las limitaciones a la circulación de coches en el centro, la clientela no puede aparcar. Señalan que desde los destrozos en las manifestaciones de los chalecos amarillos, en 2018, y después la pandemia en 2020, muchos comercios han echado el cierre.

Toda política es local. Y, sin embargo, hay algo más en juego en Francia este domingo y el próximo: dos propuestas para Francia y para Europa. Un programa continuista y otro de ruptura.

Mélenchon proponía hasta hace poco la salida de Francia de los tratados de la Unión Europea, y ahora promueve la “desobediencia” a las reglas comunes (socialistas y ecologistas prefieren hablar de “derogación”). Macron quiere una Europa “más fuerte y soberana”.

Beaune, en el Marais, sopesa las consecuencias de una victoria de Mélenchon: “Supondría un riesgo de aislamiento y debilitamiento de Francia, de conflicto con nuestros socios, y de desintegración a pequeñas dosis de Europa. Sería un Frexit light”. Es decir, la versión ligera y francesa del Brexit británico. “Con frecuencia”, precisa el ministro, “cuando algo es light, parece más fácil de beber o comer, pero conduce a la misma indigestión”.

En el mercado de la Bastilla, Mecary rechaza toda acusación de antieuropeísmo. “Cuando el ministro-candidato tenía cinco años, yo salía de la Sorbona con un tercer ciclo en derecho comunitario y europeo. Ya era entonces una europea convencida y sigo siéndolo”, asegura. “No queremos salir de los tratados. Queremos que evolucionen”, sostiene.

De lo local a lo continental, pasando por lo nacional. El fiasco en la organización de la final de la Champions en Saint-Denis, el 28 de mayo, y la muerte de una mujer por los disparos de la policía, el fin de semana pasado, han marcado una campaña de tono menor.

Macron, en los últimos días, ha intentado movilizar el voto del orden y la moderación: “Nada sería más peligroso que añadir al desorden mundial el desorden francés que proponen los extremos”.

Mélenchon ha lanzado una advertencia a Macron, quien afirma que no se siente obligado a nombrarle primer ministro, aun en caso de mayoría mélenchonista: “Si somos mayoritarios (...), habrá que someterse o renunciar”. La expresión “someterse o renunciar” es una cita del político del siglo XIX Léon Gambetta.

En su despacho en el centro de París, Minc zanja: “No creo, ni por asomo, que Mélenchon pueda ganar. Pero es posible que Macron solo tenga una mayoría relativa”.

Una mayoría relativa significaría que Ensemble, el nombre de la candidatura macronista, sería el primer grupo en la Asamblea, pero sin alcanzar los 289 diputados, umbral de la mayoría absoluta. No sería la primera vez que un presidente recién reelegido se queda sin mayoría absoluta: le ocurrió al socialista François Mitterrand en las legislativas de 1988.

Sin mayoría absoluta, Macron se vería forzado a pactar con otros grupos: la derecha moderada de Los Republicanos (LR) o socialistas y ecologistas. Sería el fin del rodillo macronista de los últimos cinco años. “El Parlamento va a ser un teatro”, vaticina Minc. “Y a esto no estamos acostumbrados”.

Última oportunidad para la oposición

Las elecciones legislativas dejarán paso a dos años sin elecciones en Francia. Hasta las europeas de 2024. Las legislativas serán la última oportunidad de la oposición para limitar el poder del presidente Macron, quien prepara para este verano un plan para aumentar el poder adquisitivo ante la inflación, y para el otoño su reforma más complicada: la de las pensiones.

Los sondeos pronostican para la primera vuelta de las legislativas, este 12 de junio, una repartición del electorado en tres bloques. La candidatura Ensemble (Juntos) de Macron sacaría un 28%, según el último sondeo del instituto Ipsos para el diario Le Monde, publicado el viernes. La Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES) de Jean-Luc Mélenchon, un 27%. El Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen, un 19%. La derecha tradicional de Los Republicanos (LR), un 11%.

En la segunda vuelta, el 19 de junio, Ensemble sería el mayor grupo en la Asamblea Nacional con una horquilla de entre 275 y 315 escaños de 577, una caída respecto a la legislatura de 2017 a 2022, en la que los macronistas contaban con 347 diputados. La NUPES sería el primero en la oposición: entre 155 y 190 escaños. La tercera posición se la disputarían LR, que obtendría entre 35 y 55 escaños, y el RN, entre 20 y 45.

Le Pen podría alcanzar el mayor número de escaños para su partido en la historia. Pero quedaría lejos del resultado de las presidenciales de abril, cuando, aunque perdió ante Macron, logró 13 millones de votos, un 41,5%.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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