La UE promueve la confiscación de bienes rusos para pagar la reconstrucción de Ucrania
Una iniciativa del Parlamento Europeo insta a destinar al país invadido los más de 300.000 millones que el banco central ruso acumula en entidades occidentales
Los oligarcas rusos y el propio Estado ruso se exponen a perder la propiedad de los bienes que se les han congelado en la Unión Europea y en EE UU como consecuencia de las sanciones internacionales por la invasión de Ucrania. Bruselas ha lanzado una ofensiva al más alto nivel para que las autoridades nacionales procedan a confiscar los activos bloqueados con vistas a obtener fondos para financiar la reconstrucción del país invadido. La medida apunta a mansiones, terrenos o yates pero, sobre todo, a los más de 300.000 millones de euros de las cuentas del Banco de Rusia en entidades financieras occidentales. Ese botín de paz se utilizaría, según la propuesta europea, para compensar las enormes pérdidas económicas causadas por el Ejército ruso en territorio ucranio.
La iniciativa ha sido lanzada por eurodiputados de los principales grupos del Parlamento Europeo (populares, socialistas, liberales, verdes y ultraconservadores), que han reclamado a la Comisión Europea que apruebe de manera urgente “un proyecto legislativo para disponer de un marco claro que permita reutilizar el tesoro de Putin en la protección y reconstrucción de Ucrania”. Y este lunes, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha recogido el guante lanzado por los eurodiputados. “Tenemos el dinero en nuestros bolsillos y alguien tendrá que explicarme por qué se puede hacer con el dinero afgano y no con el dinero ruso”, ha afirmado el jefe de la diplomacia comunitaria en una entrevista publicada por Financial Times. Borrell señala: “Una de las cuestiones más importantes que hay sobre la mesa es quién va a pagar la reconstrucción de Ucrania”.
La lista de sanciones de la UE ya incluye a más de 1.100 personalidades rusas, entre altos cargos del Kremlin, parlamentarios, militares y oligarcas vinculados al presidente ruso, Vladímir Putin. Todos ellos están sometidos a una congelación de los bienes muebles e inmuebles que posean en algún país de la Unión.
La UE y EE UU, además, han acordado la congelación de las reservas que el Banco de Rusia, de manera sorprendente, mantenía depositadas en bancos europeos y estadounidenses a pesar de las repetidas advertencias de Occidente sobre unas sanciones masivas en caso de invasión de Ucrania. Se calcula que Moscú ha perdido el control sobre unos 300.000 millones de euros, la mitad de sus reservas.
Las sanciones, en principio, solo impiden que los propietarios dispongan de sus activos en suelo comunitario, pero siguen perteneciéndoles y podrían recuperarlos bien cuando se retire el castigo o si logran que el Tribunal de Justicia Europeo, al que los sancionados suelen recurrir, anule su inclusión en la lista. Una expropiación les privaría definitivamente de su propiedad que pasaría, según la propuesta europea, a manos del Estado donde se encuentren los bienes. Y una vez liquidados esos activos, lo recaudado se destinaría a ayudar a Ucrania a reparar los daños sufridos.
Los firmantes del plan, encabezados por el eurodiputado español, Domènec Ruiz-Devesa, del grupo socialista, apuntan que, según los cálculos de Kiev, la invasión ha causado daños por valor de más de 550.000 millones de dólares (521.000 millones de euros) desde el 24 de febrero. “La injustificada invasión rusa ha devastado la infraestructura física de Ucrania así como su capacidad de producción”, señalan los eurodiputados en una carta remitida al alto representante, Josep Borrell, en la que piden el marco legal para la confiscación de bienes. “Escuelas, hospitales, museos y la herencia cultural han desaparecido y con ello la base de la infraestructura social de Ucrania”, enumera la misiva.
La Unión Europea, según la carta, también afronta su propia factura. La asistencia a los más de cinco millones de ucranios que se han refugiado en la UE para salvarse de los bombardeos de Putin requerirá unos 40.000 millones de euros, de acuerdo con los cálculos del centro de estudios Bruegel citados por los Ruiz-Devesa y el resto de firmantes.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ya lanzó la idea de la confiscación el pasado jueves, el mismo día en que una conferencia internacional de donantes organizada en Varsovia recaudó más de 6.000 millones de euros para Ucrania. Otra conferencia similar celebrada en abril sumó 9.100 millones de euros. Unas cifras muy inferiores a las necesidades vitales de Ucrania, tanto durante el período de guerra (necesita unos 5.000 millones de euros al mes para el gasto corriente del Estado como salarios y pensiones) como en una postguerra, cuya factura se cifra en cientos de miles de millones de euros.
“Estoy absolutamente convencido de que es extremadamente importante no solo congelar activos [rusos] sino también hacer posible la confiscación para que estén disponibles para reconstruir el país”, señaló Michel en una entrevista con la agencia de noticias ucrania Interfax. Borrell ha secundado la propuesta y ha recordado que EE UU ya ha expropiado bienes de Afganistán para financiar la ayuda humanitaria a ese país y las indemnizaciones a las víctimas de los ataques terroristas del 11-S.
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