Las concesiones al partido de Mélenchon dividen al Partido Socialista de Francia
Los socialistas suspenden las negociaciones para la unión de la izquierda ante las legislativas de junio tras las duras críticas internas suscitadas por lo que algunos barones consideran una “rendición” a la izquierda populista
La desconfianza sigue marcando las difíciles negociaciones entre los partidos de izquierda franceses que buscan cómo superar sus profundas diferencias para presentar un frente unido de cara a las elecciones legislativas de junio. Los negociadores socialistas suspendieron este viernes de forma inesperada la nueva ronda de conversaciones con los mélenchonistas para demandar una “garantía” de que el equipo del líder de la izquierda populista Jean-Luc Mélenchon “rompa con toda lógica hegemónica”.
El parón se produce en momentos en que el propio Partido Socialista parecía al borde de la implosión el viernes, después de que, a primera hora de la mañana, enviara una propuesta al partido de Jean-Luc Mélenchon, Francia Insumisa, en la que asume la mayor parte del programa del candidato de la izquierda populista. Incluido el cuestionamiento de “ciertas reglas” de la Unión Europea, una hasta ahora línea roja que ha hecho saltar las alarmas de una parte de los socialistas, que ven con inquietud lo que consideran una “rendición” a los postulados mélenchonistas, abiertamente euroescépticos.
“Deseamos lograr un acuerdo de toda la izquierda y los ecologistas. Pero para lograrlo, eso supone compartir de verdad una lógica. Hay que romper con toda lógica hegemónica y aceptar la pluralidad. En este estadio, no tenemos garantías”, escribió el primer secretario del PS, Olivier Faure, a los responsables de las diversas federaciones socialistas, según una información de L’Obs que confirmó también la Agencia France Presse.
Según Faure, uno de los principales impulsores del diálogo con los mélenchonistas, la Unión Popular (nombre bajo el que Mélenchon concurrió a las presidenciales en las que quedó tercero con 22% de los votos, muy por delante del 4,6% del ecologista Yannick Jadot y del 1,7% de la socialista Anne Hidalgo) es la que tiene la “responsabilidad de unir” a las izquierdas. Y para ello, agregó, “debe demostrar su voluntad de iniciar nuevas prácticas. Por el momento, suspendemos las discusiones”, agregó. El negociador jefe socialista, Pierre Jouvet, se limitó a constatar que aún había “desacuerdos”, dijo a la salida de las negociaciones en la sede de los insumisos en París.
Pero las negociaciones con los insumisos no son la única preocupación de los socialistas, un partido que este mismo viernes demostró lo profundamente dividido que está. Dos días después de que socialistas y mélenchonistas declararan, tras meses de choques, que no hay “obstáculos insalvables” para un acercamiento, el PS enviaba este viernes su respuesta a los insumisos que, de tanto aceptar las posiciones de estos, ha provocado vivas reacciones en parte de los barones socialistas, que han advertido de una ruptura con los pilares del partido, especialmente en lo que se refiere a su europeísmo, hasta ahora sin fisuras.
“Nos negamos a poner en peligro la construcción europea o permitir que se cree una fractura entre Francia y la UE”, aseguran los socialistas en su comunicado a los mélenchonistas. No obstante, agregan de inmediato, “necesitamos una ruptura del curso liberal de la construcción europea, un nuevo proyecto al servicio de la transformación ecológica y social”. Sin ir tan lejos como los mélenchonistas, que hablan abiertamente de “desobedecer” ciertos tratados europeos, los socialistas, en su nuevo posicionamiento, usan un más ambiguo “cuestionamiento de las reglas” y hablan de la necesidad de discutir una “revisión de los tratados”, además de manifestar su oposición a un “regreso al pacto de estabilidad”.
“Tras el lanzamiento del green deal, la crisis de la covid ha conducido a las primeras inflexiones importantes, a menudo bajo la impulsión de los socialistas y socialdemócratas europeos, con la constitución de una deuda común, la suspensión del pacto de estabilidad y un comienzo de cuestionamiento de las reglas en materia de competencia”, explican. “Este paréntesis no debe cerrarse, al contrario”, insisten.
Los negociadores socialistas, en buena parte del ala más joven del partido y que cuentan con el apoyo de Olivier Faure, quien estos días ha invitado a “irse” del partido a quienes no compartan la idea de negociar, afirman que su postura es una lectura de las urnas.
“Nuestro deber es escuchar el mensaje que nos enviaron los electores de izquierda y ecologistas en la primera vuelta presidencial”, justifica el PS lo que la mayor parte de la prensa considera un giro radical de su postura hasta ahora. Esos votantes “no nos perdonarían que les obliguemos una vez más a votar para frenar a la extrema derecha, ni sacar la alfombra roja a una mayoría parlamentaria surgida de la alianza del liberalismo y de la derecha conservadora”, agrega el PS en referencia al presidente reelecto, Emmanuel Macron, y su posible búsqueda de aliados entre la derecha moderada.
Pero muchas de las figuras históricas y de otros pesos pesados del PS hacen una lectura muy diferente que han acalorado fuertemente las redes sociales las últimas horas.
Citando a uno de los iconos de la izquierda, Pierre Mendès-France, la presidenta de la región de Occitania y creciente figura del PS, Carole Delga, tuiteó tras conocer el comunicado de su partido (al que ella, muy crítica de Mélenchon, se opone): “La moral en política prohíbe que estrategia y convicciones diverjan, aunque sea por motivos de oportunidad transitoria”.
“La izquierda republicana, social y ecológica no puede darle la espalda a Europa mediante la ‘desobediencia’”, escribió por su parte Michaël Delafosse, alcalde de Montpellier y uno de los portavoces de la campaña de Hidalgo. Para otro de los socialistas hsitóricos, Julien Dray, Faure “acaba de firmar una capitulación política que reniega de su propia historia y sus propios compromisos”, por lo que, sostuvo, “la desobediencia es un imperativo” para los militantes socialistas.
También el expresidente François Hollande había manifestado la víspera sus reticencias a un pacto que, advirtió, supondría la “desaparición” del PS. “Ese acuerdo, tal como está, es inaceptable. Si el PS lo adopta, sus dirigentes habrían decidido su desaparición. Deseo que sea pospuesto para que el PS pueda vislumbrar una unión con los ecologistas y los comunistas”, dijo en la emisora Franceinfo.
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