Putin ordena evitar un asalto frontal contra el último reducto ucranio en Mariupol
El presidente ruso afirma que su prioridad es limitar las pérdidas de sus tropas
El asedio de Mariupol continúa. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha ordenado a su ejército que no emprenda un ataque directo contra la acería Azovstal, donde aún resisten miles de combatientes ucranios tras dos meses de combates por la ciudad. “Creo que el hipotético asalto a la zona industrial no sería bueno, planteo su cancelación”, ha subrayado el mandatario a su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, durante un encuentro cara a cara en el que el alto mando ha prometido la caída de la urbe en los próximos días. Además, el Kremlin ha dado un nuevo ultimátum a los combatientes con una curiosa oferta: les garantiza sus vidas y un trato acorde a las leyes internacionales si se rinden.
Pese a todo, Ucrania asegura que las fuerzas rusas han seguido bombardeando la planta de Azovstal para intentar tomarla, según agencias como Reuters y Efe, que citan al ejército ucranio y al asesor del alcalde de Mariupol, Petro Andriushchenko.
“Bloquee la zona industrial para que no vuele una mosca”, le dijo Putin a su ministro durante un encuentro en persona difundido por el Kremlin. Según el mandatario, su prioridad es limitar las pérdidas de sus propias tropas y oficiales en un cerco que se prolonga ya desde finales de febrero y se ha cobrado numerosas vidas entre ambos bandos y los habitantes de la urbe.
Shoigú le prometió a cambio la toma completa de la ciudad en breve. “Respecto a los que se han escondido en la planta de Azovstal, dentro y en su perímetro, necesitaremos tres o cuatro días para completar este trabajo”, respondió el titular del Ministerio de Defensa a Putin. Según sus cálculos, unos 2.000 miembros de las fuerzas armadas ucranias permanecen dentro de la acería. Como comparación, asegura que han matado más de 4.000 combatientes durante la pugna por la urbe y otros 1.478 se han rendido.
La toma de esta ciudad costera es vital para unir el resto de la región de Donbás con la península de Crimea y cumplir los objetivos a los que se ha limitado el Gobierno ruso tras el avance y retirada de frentes como Kiev y Járkov: lograr la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, no reconocidas por la comunidad internacional. Además, tiene un inmenso componente simbólico para el Kremlin, que ordenó el avance de sus tropas sobre Ucrania el 24 de febrero con el pretexto de “desnazificar” el país.
“El régimen de Kiev nombró a Mariupol en 2014 la capital de facto y temporal de Donetsk. En ocho años, hizo de ella una fortaleza poderosa y la convirtió en el refugio de los nacionalistas ucranios radicales. Esta es, en realidad, la capital del batallón Azov”, remarcó Shoigú durante su intervención en un mensaje que parecía dirigido más bien a los rusos que a Putin.
Ultimátum
Las autoridades rusas han dado varios ultimátums a los combatientes ucranios de esa zona industrial en las pasadas semanas. El último lo ha anunciado el propio Putin durante la conversación con Shoigú. “Ofrezca esto a todos aquellos que rindan las armas: la parte rusa les garantiza la vida y un tratamiento digno de acuerdo a los tratados internacionales”, declaró el mandatario. No obstante, este es el segundo ultimátum de este estilo en dos días. El pasado 19 de abril, el alto mando ruso publicó otro comunicado donde les instaba a rendirse antes de las 12.00 a cambio de proteger sus vidas.
Varios han sido los anuncios de una supuesta caída inminente de Mariupol estos dos meses. El presidente checheno, Ramzán Kadírov, publicó este jueves un nuevo vídeo en su canal donde pronosticaba otra vez su rendición “antes o después de este mediodía”. El medio ruso independiente Bazhnie Istorii, declarado agente extranjero por las autoridades, ha enumerado hasta 26 ocasiones en las que el líder checheno ha anunciado la toma de Mariupol estos dos meses.
En cualquier caso, el Ministerio de Defensa ruso reconoce que las fuerzas ucranias se prepararon para un combate largo. “Crearon reservas de cohetes, municiones, combustible y alimentos para una operación a largo plazo”, afirmó Shoigú, quien agregó que además se ha minado el puerto y sus navíos para dificultar los refuerzos de los atacantes.
Según el Ministerio de Defensa ruso, el resto de la ciudad permanece en calma y la población puede regresar a sus hogares, aunque los dos meses de combates han destrozado la urbe al convertirse en una lucha casa por casa. “Convirtieron casi todos los edificios residenciales en puntos de fuego a largo plazo. En los primeros pisos desplegaron blindados y artillería, en los superiores francotiradores y en otros lanzacohetes”, contó Shoigú.
Un día antes del encuentro de Putin y Shoigú, las agencias de noticias rusas difundieron otro vídeo con la aparente evacuación de civiles de la acería. Desde que comenzó la campaña militar rusa, más de 10 millones de personas, un 25% de su población, ha huido de sus casas, según la ONU.
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