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Bolsonaro lanza su paga contra la pobreza, Auxilio Brasil, con la vista puesta en las elecciones

Las nuevas ayudas, que sustituyen el exitoso Bolsa Familia impulsado por el PT, duplican aquella paga y pretende llegar a 20 millones de brasileños

Naiara Galarraga Gortázar
Jair Bolsonaro Auxilio Brasil
El presidente Bolsonaro se ríe en un acto oficial en Brasilia este martes.EVARISTO SA (AFP)

El presidente Jair Bolsonaro ha conseguido la financiación que necesitaba para alumbrar un amplio programa contra la pobreza que sustituya el exitoso Bolsa Familia y le allane el camino a una victoria electoral dentro de un año. Bautizado como Auxilio Brasil, el plan del Gobierno es una paga mensual de 400 reales para 20 millones de familias. Es decir, una cuantía que duplica la que hasta el mes pasado pagaba Bolsa Familia y que beneficiará a seis millones de familias más que los 14 millones que recibían el subsidio anterior. Para conseguir el dinero, el Ejecutivo ha tenido que aprobar una reforma constitucional que permite flexibilizar temporalmente el techo de gasto.

El proceso para garantizar la financiación en un momento en que las cuentas públicas de Brasil están muy perjudicadas por la pandemia ha sido extremadamente arduo para el Gobierno. Ha tenido que hacer filigrana legislativa para conseguir los fondos. Con los cambios legislativos aprobados en los últimos días para disgusto de los inversores, el Gobierno dispondrá de unos 64.000 millones de reales adicionales (11.600 millones de dólares) que pretende destinar a Auxilio Brasil. Con esos fondos, tendría presupuesto para pagar la ayuda durante todo el año 2022, es decir, hasta después de que se celebren las elecciones presidenciales y legislativas en octubre.

Flexibilizar el techo de gasto supone romper con la política de austeridad pactada en 2017, pero lanzar el programa Auxilio Brasil es desde hace muchos meses la gran prioridad política de Bolsonaro. El ultraderechista es consciente de que la paga puede ayudarle a ganar popularidad entre los más pobres, un público que se mantiene fiel al Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Ese es el motivo también de sus constantes viajes al nordeste de Brasil, la tierra natal de Lula y el Brasil más pobre, para inaugurar todo tipo de obras

Bolsonaro aspirar a reeditar el éxito político que supuso el generoso programa de ayudas de emergencia aprobado en los primeros meses de la pandemia, que logró disparar su popularidad entre los pobres, un efecto que ha desaparecido a medida que subían la inflación y el desempleo.

Enterrar o rebautizar Bolsa Familia —una de las grandes marcas electorales del PT— fue una de las obsesiones de Bolsonaro desde que llegó al poder. Poco le ha importado el consenso político y académico que lo consideraba uno de los programas contra la pobreza más eficaces y baratos del mundo. Creado en 2003, logró sacar a millones de personas de la pobreza extrema con un presupuesto pequeño.

El militar retirado se acaba de afiliar a un partido de la vieja política en un primer paso para disputar la reelección, pero en los últimos meses, a medida que se agrava la crisis económica, su popularidad ha ido cayendo sistemáticamente mientras la de Lula ha ido subiendo, de manera que lleva meses a la cabeza de las encuestas.

Y la reciente entrada en la disputa del antiguo juez Sergio Moro es otro de los obstáculos en la carretera de Bolsonaro para ser reelegido. El gran símbolo de la investigación Lava Jato lanzó recientemente su candidatura. Las encuestas reflejan que el desembarco de exjuez y exministro de Bolsonaro perjudica al presidente y se erige como una tercera vía entre el ultraderechista y Lula.

Junto al programa Auxilio Brasil, un gesto hacia los más necesitados, Bolsonaro ha logrado cumplir su gran promesa a los evangélicos con el nombramiento de un abogado y pastor de la Iglesia presbiteriana como nuevo juez del Tribunal Supremo. Como él mismo ha recordado, si es reelegido, podrá designar dos magistrados más entre los 11 de la corte.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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