Bruselas cierra el expediente por la revuelta del Constitucional alemán contra la justicia europea
Berlín se ha comprometido por escrito a acatar las sentencias de los jueces comunitarios y a respetar la primacía del derecho de la UE
Bruselas y Berlín han sellado la paz en el grave conflicto jurisdiccional que enfrentaba al Tribunal de Justicia de la UE con el Constitucional alemán. La Comisión Europea ha anunciado este jueves que da carpetazo al expediente abierto contra Alemania tras una sentencia de su Constitucional que rechazó la validez de un veredicto del tribunal europeo. Sin ese acuerdo, la Comisión podría haber denunciado a Alemania ante el Tribunal europeo, con el riesgo de agriar aún más el conflicto.
La Comisión asegura que Berlín se ha comprometido por escrito a “reconocer la autoridad del Tribunal de Justicia de la UE, cuyas decisiones son finales y vinculantes”. El acuerdo marca un precedente para la resolución de un conflicto similar, pero mucho más grave, con Polonia, cuyo Constitucional ha llegado a rechazar la aplicación de varios artículos del propio Tratado europeo.
El expediente contra Alemania se inició, precisamente, con el objetivo de evitar que el fallo del Constitucional con sede en Karlsruhe diera pie a la rebelión de los tribunales de otros países. “La Comisión considera que la sentencia del Tribunal Constitucional alemán constituye un serio precedente, tanto para la futura actuación de ese mismo tribunal como para las cortes supremas y constitucionales de otros Estados miembros”, señaló el organismo comunitario al abrir el expediente contra Alemania el pasado 9 de junio.
Los temores de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se materializaron pocos meses después. El pasado 7 de octubre, el Constitucional de Polonia dictaminaba que varios artículos del Tratado europeo son inconstitucionales en ese país, socio de la UE desde 2004. El veredicto, mucho más tajante que el de Karlsruhe, ponía en jaque el principio de la primacía del derecho europeo, piedra angular de la estructura jurídica de la UE.
Bruselas y Varsovia mantienen desde entonces un duro rifirrafe sobre la sentencia del Constitucional y por los ataques contra la independencia judicial en Polonia, que impide por ahora la aprobación del plan nacional de recuperación que daría a Polonia acceso a más de 36.000 millones de euros en fondos europeos.
El acuerdo de paz firmado con Berlín podría servir de modelo para resolver la disputa con el Gobierno de Mateusz Morawiecki, aunque todas las fuentes consultadas indican que el Ejecutivo polaco, a diferencia del de Angela Merkel, no ha mostrado hasta ahora ninguna voluntad de buscar una salida consensuada.
Borrón y cuenta nueva
En el caso alemán, originado por una sentencia del Constitucional contra un programa de deuda del BCE validado por la justicia europea, Bruselas se ha conformado con unos compromisos por parte de las autoridades alemanas que son calificados como “muy fuertes”. En primer lugar, según la Comisión, “Alemania ha decretado formalmente que afirma y reconoce los principios de autonomía, primacía, efectividad y aplicación firme del derecho de la Unión”. Además, “Alemania reconoce de manera explícita la autoridad del Tribunal de Justicia de la UE”. Y, en tercer lugar, las autoridades alemanas “se comprometen a usar todos los medios a su alcance para evitar que se repita en el futuro” una sentencia como la que provocó la apertura del expediente.
Isaac Ibáñez, abogado que ha seguido muy de cerca el expediente, cree que la denuncia de la Comisión contra Alemania “hubiera tenido unos efectos meramente declarativos, pues ninguna institución alemana puede enmendar la plana a su Constitucional”.
La sentencia del Constitucional alemán, dictada en mayo de 2020, puso en peligro la continuidad del programa de compra de deuda pública del BCE. Pero nunca llegó a ejecutarse del todo porque los jueces alemanes se dieron por satisfechos con las justificaciones aportadas por el banco central alemán y rechazaron en abril de 2021 las demandas de ejecución del veredicto. Bruselas también ha optado por darse por satisfecha con los compromisos suscritos por el Gobierno saliente de Angela Merkel y ha cerrado el caso solo unos días antes de que la canciller pase el testigo a Olaf Scholz. Borrón y cuenta nueva, hasta el próximo choque con Karlsruhe.
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