Al menos tres muertos en unas multitudinarias protestas contra el golpe de Estado en Sudán
Fuerzas militares y paramilitares disparan con fuego real durante las marchas en la ciudad Omdurmán
Cientos de miles de personas se han manifestado este sábado en la capital de Sudán, Jartum, y otras ciudades del país para mostrar su oposición al golpe de Estado ejecutado el lunes por el Ejército y exigir que se entregue el poder a un Gobierno civil para iniciar una nueva transición democrática. Al menos tres personas, según el Comité Central de Médicos, han sido asesinadas en las protestas por disparos de fuerzas fieles a los militares. La comunidad internacional había instado a los militares a abstenerse de recurrir a la violencia para disolver las multitudinarias movilizaciones.
El general Abdel Fattah Al Burhan, líder del golpe, anunció el lunes la toma del poder en Sudán por parte de los militares y la disolución de los principales órganos de la transición arrancada en 2019 poco después de la caída del exdictador Omar al Bashir. También declaró el estado de emergencia y suspendió artículos clave del documento que servía de constitución para la transición, que pende ahora de un hilo. Numerosos altos cargos civiles del Ejecutivo, incluido el primer ministro, Abdallah Hamdok, y líderes de partidos y organizaciones afines han sido arrestados desde el golpe militar, que ha sido rechazado por la mayoría de la comunidad internacional, incluido el Consejo de Seguridad de la ONU, que llamó el jueves a restaurar el Gobierno de transición civil y a liberar a los detenidos.
Las manifestaciones de este sábado habían sido convocadas por los comités de resistencia en los barrios y la Asociación de Profesionales de Sudán, claves a la hora de vertebrar las movilizaciones primero contra Al Bashir y ahora contra el golpe. Sus demandas incluyen la disolución del consejo militar que ha tomado el poder en el país, su entrega a los civiles y la rendición de cuentas. También exigen reestructurar las fuerzas militares, de inteligencia y de seguridad, desmantelar grupos paramilitares, y poner fin a las injerencias extranjeras.
“La gente en la calle ha sido muy clara acerca de lo que quieren: un estado civil y democrático, y que lo que ocurrió el día 25 fue un golpe militar”, señala Sarah Abdulgaleel, una de las portavoces de la Asociación de Profesionales de Sudán.
Vídeos e imágenes difundidos en las redes mostraban riadas de personas en las calles de Jartum ondeando la bandera nacional, coreando consignas a favor de una transición civil y en contra de los militares, y portando algunas pancartas de rechazo a aliados de los generales como el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi. Desde el día de la asonada militar han tenido lugar protestas populares de forma ininterrumpida, pero las de este sábado han sido las más concurridas y las primeras que han buscado congregaciones multitudinarias.
Por su parte, fuerzas militares y paramilitares alineadas con los generales golpistas han vuelto a recurrir a la violencia para tratar de aplastar las marchas pacíficas. Al menos en la ciudad de Omdurmán, frente a Jartum, han atacado con munición real a manifestantes y han impedido que los heridos fueran trasladados al hospital, según ha afirmado la Asociación de Profesionales de Sudán y documentado la plataforma Sudanese Archive. El Comité Central de Médicos de Sudán había confirmado hasta última hora de la tarde la muerte de tres manifestantes, lo que aumenta la cifra total de muertos desde el lunes a como mínimo una decena y más de 200 heridos. La represión de las protestas se ha producido en medio de una severa interrupción de la señal de internet y teléfono impuesta en el país desde el lunes, según ha constatado la organización de monitoreo NetBlocks.
La sociedad civil y la oficina del portavoz del Gobierno disuelto han advertido que el apagón se usa para encubrir violaciones de derechos que podrían constituir crímenes contra la humanidad. El Comité Central de Médicos también ha registrado varios heridos en el este del país. “Hemos visto las fotos [de los fallecidos], muy traumáticas, de jóvenes en sus 20, y balas en la cara y el pecho, por lo que dispararon a matar”, observa Abdulgaleel.
El enviado especial de la ONU para Sudán, Volker Perthes, se reunió el viernes con el líder del temido grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido, Mohamed Hamdan Dagalo, para instarle a que permitieran las protestas. El jueves, el presidente Joe Biden de Estados Unidos, que al igual que el Banco Mundial ya ha suspendido ayudas económicas a Sudán, también urgió a las autoridades militares sudanesas a tolerar las manifestaciones.
Perthes ha señalado asimismo que se está coordinando con unos intentos de mediación que no ha detallado para facilitar un diálogo entre las partes a fin de buscar una salida a la crisis en Sudán. Sin embargo, Al Burhan aseguró el viernes a la agencia de noticias rusa Sputnik que nombrará a un primer ministro en los próximos días, un movimiento rechazado por la mayoría. Hamdok, que se encuentra retenido en su domicilio, ha rechazado las propuestas del general golpista de restituirle en el cargo para legitimar el golpe, y las principales organizaciones civiles del país han declarado que no aceptarán ninguna asociación o negociación con los generales. A última hora del sábado la Asociación de Profesionales de Sudán avanzó que se coordinará con otras fuerzas revolucionarias para definir una propuesta propia para abrir una nueva etapa en el país.
“Este es el mismo régimen contra el que luchamos en 2018, es una contrarrevolución”, afirma Abdulgaleel. “Estamos luchando contra los que quieren volver al poder, y son muy agresivos, más que antes, porque saben que esta es su última oportunidad”.
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