Un tribunal de Londres estudia el recurso de Estados Unidos para la extradición de Assange
La corte dirimirá si procede la demanda de la justicia estadounidense o se rechaza por los problemas de salud mental del fundador de Wikileaks
Julian Assange encara a partir de este miércoles una nueva batalla judicial para intentar evitar su extradición a Estados Unidos, que imputa al fundador de Wikileaks 18 cargos derivados de la filtración de documentos clasificados en este portal digital. El Tribunal Superior de Londres, ciudad en la que permanece detenido el periodista australiano, de 50 años, dirimirá en una audiencia de dos días si procede la demanda de la justicia estadounidense o bien se imponen los argumentos sobre sus problemas de salud mental y el riesgo de suicidio para rechazarla.
La ofensiva legal para que el Reino Unido entregue al alma máter de Wikileaks ha vuelto a movilizar a centenares de activistas que, en vísperas de la vista en el tribunal, ya se manifestaron el pasado fin de semana en la capital británica alegando la libertad de expresión en su defensa. Sin embargo, la opinión pública local ya no presta excesiva atención al personaje y su largo historial de avatares, que arrancó con su detención en Londres hace 11 años a petición de Suecia para interrogarle por un caso de presuntos abusos sexuales (se acabó archivando), seguida de su fuga y encierro de 2.487 días en la embajada de Ecuador, en cuyas instalaciones fue finalmente arrestado de nuevo. Fue entonces cuando EE UU solicitó oficialmente su extradición.
El pasado enero, la Corte de Magistrados de Londres decretó que Assange, de 50 años, no podía ser extraditado porque sus trastornos mentales presentaban riesgo de suicidio. La jueza Vanessa Baraister aceptó en su fallo las pruebas presentadas sobre las autolesiones del periodista y tendencias suicidas, una exageración, según el Gobierno estadounidense, que optó por apelar. Medio año después, el Tribunal Superior de Londres recogía el guante, dando luz verde al proceso de apelación.
Esa misma corte es la que debe decidir esta semana sobre el pulso que mantiene Estados Unidos –donde se acusa a Assange de 18 cargos por espionaje e intrusión informática, que podrían conllevar hasta 175 años de cárcel– con el promotor de la plataforma digital que expuso secretos sobre las intervenciones americanas en Irak y Afganistán, información sobre detenciones extrajudiciales en la prisión de Guantánamo y comprometidos cables diplomáticos.
En la primera jornada de la vista contarán a favor del equipo legal estadounidense las garantías dadas de que, en caso de ser extraditado, Assange no sería encerrado en condiciones de alta seguridad e incluso podría cumplir condena en su Australia natal. La réplica de los abogados del australiano, con nuevas pruebas médicas sobre su deteriorado estado de salud, se expondrá el jueves. El creador de Wikileaks, recluido en la prisión de Belmarsh, en el este de Londres, está “demacrado y muy enfermo”, ha subrayado su compañera y madre de sus dos hijos, Stella Moris.
Sea cual sea el veredicto del tribunal, los expertos dudan de que Assange –que no ha sido condenado por ningún delito– pueda conseguir la libertad condicional hasta que todas las opciones legales se hayan agotado, incluida una última apelación de cualquiera de las partes al Tribunal Supremo.
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