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La Fundación García Márquez reconoce la trayectoria del caricaturista nicaragüense Pedro Molina

El Consejo Rector de la fundación destaca que Molina es uno de los “comentaristas más persistentes e incisivos de los procesos contemporáneos de corrupción, avance del autoritarismo y retroceso de las libertades”

El caricaturista nicaragüense Pedro X. Molina, durante su proceso de trabajo.
El caricaturista nicaragüense Pedro X. Molina, durante su proceso de trabajo.
Carlos S. Maldonado

El caricaturista nicaragüense Pedro X. Molina (Estelí, Nicaragua, 45 años) ha sido reconocido este jueves con el Premio a la Excelencia que otorga la Fundación Gabo (creada por el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez) por el conjunto de su obra. El jurado ha destacado que desde el humor Molina desnuda los desmanes del poder en Nicaragua, país del que tuvo que exiliarse debido al acoso del régimen de Daniel Ortega, alérgico a la crítica. “PxMolina ejemplifica al periodismo como antídoto al asedio y represión que ejercen los regímenes autoritarios sobre el buen periodismo, al que tratan como enemigo político. Su pluma es un aguijón que sigue clavándose permanentemente y con mucha agudeza y sobre los proyectos políticos autocráticos —no solo en Nicaragua, sino en toda la región—, y que refuta con sus trazos el discurso maniqueo de los gobiernos antidemocráticos”, destacada el Consejo Rector de la fundación al justificar el reconocimiento a Molina.

Molina nació en la ciudad de Estelí, localizada al norte de Nicaragua y célebre en el país centroamericano por ser uno de los bastiones que se rebelaron contra la dictadura somocista. Su padre era funcionario del Estado durante la revolución sandinista, el levantamiento guerrillero y ciudadano que acabó con más de 40 años de dictadura y que tanta esperanza levantó en el mundo. Nicaragua sufría una sangrienta guerra civil que dejó decenas de miles de muertos y otros millares de exiliados. La escasez era la norma: no había comida, las ciudades sufrían largos apagones. Faltaba el servicio de agua. Colas largas para esperar el autobús si es que pasaba, porque tampoco había combustible. Pero los líderes revolucionarios decían que los sacrificios del pueblo eran parte de esa heroicidad, el sufrimiento digno para lograr una vida mejor.

Bajo ese sacrificio y esa heroicidad había un fondo podrido. La corrupción lo empañaba todo. La opulencia en la que vivía la dirigencia sandinista era una vergüenza. Una persona comprometida con aquella revolución cuenta que un día el padre Fernando Cardenal –hermano del poeta Ernesto Cardenal y gran impulsor de la Jornada Nacional de Alfabetización, reconocida por la UNESCO– cuestionó a algunos líderes por esa vida opípara en un país de escasez. “Nosotros no hemos hecho votos de pobreza como vos”, le espetaron. No es de extrañar que pronto la emoción y el compromiso se redujeran a dolor, sentimiento de traición, abandono y desesperanza. Y fue lo que ocurrió con el padre de Pedro X. Molina. Sus críticas comenzaron a incomodar a los jefes, comenzaron a haber choques, hasta que llegó lo inevitable: el exilio. “Un amigo de mi padre, que estaba dentro del mismo Estado, le dijo que sería mejor que se fuera del país. ‘Ya te pusieron en una lista negra y te va a ir horrible’, le advirtió”, cuenta Molina en una entrevista por videollamada.

Entonces la familia se marchó al exilio en Guatemala, donde intentarían iniciar una nueva vida. Fueron días duros, que siguen pensando en la vida De Molina, sin pensar que años más tarde él mismo tendría que marcharse de Nicaragua con esposa e hijos, acosado por el régimen de Daniel Ortega debido a su trabajo como caricaturista. Molina publica una caricatura diaria en la revista Confidencial, cuya redacción ha sido dos veces allanada por el régimen y confiscada. Desde esa tribuna lanza feroces críticas con sus caricaturas contra los desmanes de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. Cuando estallaron las protestas de 2018 que exigían el fin del mandato de Ortega, la viñeta De Molina se convirtió en un referente para canalizar la indignación de los nicaragüenses. Y así llegaron las amenazas y el asedio. El caricaturista dejó el país ese mismo año, en un éxodo que comparte con decenas de miles de nicaragüenses.

“Su capacidad como dibujante, artista y caricaturista, para traducir, sugerir, e interpretar lo que otros no logramos ver, en pocos trazos de dibujo, en pocas palabras, y a veces ninguna palabra, resume la efectividad de su trabajo”, explica Carlos Fernando Chamorro, director de Confidencial, desde su exilio en Costa Rica. “Sus caricaturas le dan voz a un pueblo que no ha tenido otro medio para defenderse del poder autoritario que la burla y el humor”, agrega Chamorro.

Además de en la revista nicaragüense, las caricaturas de Pedro Molina han sido publicadas por diversos medios en el extranjero, como The Washington Post, Courier International, Politico, BBC Mundo, Los Angeles Times. Molina también ha recibido el premio Maria Moors Cabot, de la Universidad de Columbia, y el premio Excelencia en Periodismo de la Sociedad Interamericana de Prensa.

“El Consejo Rector de la Fundación Gabo decide otorgar el Reconocimiento a la Excelencia Periodística del Premio Gabo 2021, que hace memoria a nuestro fundador Gabriel García Márquez, al periodista nicaragüense Pedro Xavier Molina Blandón por su magnífico trabajo gráfico y por el conjunto de su trayectoria como agudo y creativo caricaturista e ilustrador que sobresale a nivel latinoamericano y mundial en esta modalidad del periodismo de opinión como uno de los comentaristas más persistentes e incisivos de los procesos contemporáneos de corrupción, avance del autoritarismo, retroceso de las libertades civiles y abusos contra los derechos humanos”, se le en el acta del reconomiento. “El trabajo de PxMolina se distingue por su delicadeza visual, por llevar aparejada una profunda reflexión sobre los hechos críticos que acontecen en Nicaragua, Centroamérica y otras partes, y al mismo tiempo por su hilarante irreverencia. Su obra se ha convertido en referente del ejercicio de la sátira como género que agrega valor al oficio periodístico y que realiza una importante labor de vigilancia y crítica al poder”, agrega la Fundación.

Desde su segundo exilio, Molina no ceja en su compromiso de denuncia a través del humor de sus caricaturas. “Se trata de desnudar, a través del humor, la falsedad que los políticos quieren venderle la mayoría del tiempo a la gente. Es desnudar la falsa solemnidad, la hipocresía de sus acciones”, comenta. “La gente puede decir que debe ser fácil hacer esto cuando tenés personajes que son fáciles de criticar. Pero no, a veces la realidad es tan exagerada que tenés que convencer a la gente que lo que estás contando es real, que no es exageración mía. Porque una caricatura debe tener conexión con la gente. O sea que no estás para hacer de payasito, una cosa ligera y que la gente se olvide de lo que está pasando. No, lo que quiero es que la gente se involucre y tome nota de lo que está pasando”, explica el caricaturista nicaragüense.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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