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La escasez de diésel pone en jaque al agro venezolano

Algunos economistas consideran que se ha creado un mercado de contrabando del combustible, que es regalado en el país pero apreciado en Colombia

Una fila de camiones aguarda cargar diésel en una gasolinera de Caracas, el 5 de marzo pasado.
Una fila de camiones aguarda cargar diésel en una gasolinera de Caracas, el 5 de marzo pasado.STRINGER (Reuters)

Las dificultades crónicas para obtener combustible en Venezuela amenazan con colapsar los ciclos de siembra más importantes de la agroindustria. Las largas filas de camiones y tráileres en las carreteras esperando comprar diésel son comunes. Los empresarios agrupados en la Federación de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) calculan que ya se ha perdido el 30% de la cosecha de frijol y el 20% de la de caña de azúcar. Los productores han tenido que reducir en algunos casos las jornadas laborales ante los impactos de la escasez en la cadena logística.

En los estados andinos de Mérida y Táchira se han registrado pérdidas cuantiosas de hortalizas. En el estado de Portuguesa, al noroeste, está amenazado el ciclo del maíz, uno de los productos más importantes de la siembra nacional. Al presidente de la Fedeagro, Aquiles Hopkins, le preocupa en particular el impacto “en la superficie de tierra que no se va a poder cultivar”.

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La situación se suma a un momento de extrema fragilidad económica y social en el país. Parte de la población ya está expuesta a la inseguridad alimentaria y recibe ayuda internacional.

El presidente Nicolás Maduro habló recientemente en televisión del problema de diésel. Después de responsabilizar nuevamente “al bloqueo” por las dificultades del país, el mandatario dijo que era momento de “regularizar el acceso” al combustible. “No hay excusas”, dijo Maduro, quien pidió a sus ministros que le presentaran “en 72 horas” un plan para la distribución de diésel, que el Estado reparte gratis a agentes económicos y al sector militar.

A pesar del carácter de urgencia que ha imprimido el Gobierno al problema, las cosas no han cambiado nada, afirma el productor agrario Celso Fantinel. “Solo el 20% por de los productores está entrando de manera óptima al próximo ciclo de siembra”, añade.

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Las dificultades en el acceso al combustible se han convertido en un mal crónico en la Venezuela de Maduro. Particularmente en los últimos tres años, después de haber sido durante décadas una potencia energética especializada en la exportación de derivados del petróleo.

La falta de diésel no es consecuencia de insuficiencias en la producción. La corrupción y el despilfarro han acelerado el derrumbe de la industria petrolera en los años recientes. El personal de Petróleos de Venezuela trabaja de forma desesperada con asesoría rusa e iraní para reconstruir las refinerías, lo que ha atenuado un poco el impacto de la falta de gasolina en los últimos meses. La producción de diésel, de unos 50.000 barriles diarios, podría cubrir con algunos sobresaltos la demanda nacional en un momento donde existen importantes inventarios de crudo y combustible en reserva.

El economista Antonio de la Cruz cree que se está desarrollando un mercado negro. “Son mafias dentro de PDVSA, sobre todo en la refinería Cardón. El diésel en Venezuela es regalado y en Colombia se vende en 50 centavos de dólar. Aquellos industriales que no estén conectados con las mafias no tienen acceso al combustible. Porque no son todos: algunos industriales sí consiguen diésel con cierta facilidad”, señala el especialista.

El diésel, producto del primer proceso de destilación del crudo, se ha convertido en un bien de primera necesidad en la provincia para industriales y empresarios, quienes han tenido que comprar plantas eléctricas alimentadas con el combustible para protegerse de los cortes de luz habituales fuera de Caracas en los últimos cuatro años.

De la Cruz, como otros analistas, piensa que Miraflores podría dilatar la solución del problema del diésel para hacer evidentes las afectaciones del bloque, y así facilitar que algunos activistas de derechos humanos exijan desde Washington el fin de las sanciones internacionales a Venezuela por parte del Gobierno de Joe Biden. Parte del diésel y el combustible producido en Venezuela es enviado a Cuba en el marco del convenio de cooperación que ambos países mantienen desde el 2000.

Con vetos internacionales al comercio con PDVSA por parte de Estados Unidos, el gobierno de Maduro sigue hoy impedido de hacer swaps de crudo por combustible y tiene muchas dificultades para importar gasolina. “El mal manejo de la industria petrolera ha ocasionado un fuerte deterioro en nuestra capacidad de refinación”, concede el economista Francisco Rodríguez. “Las sanciones han impactado la producción gravemente al dificultar la compra directa de insumos y la importación. Está demostrado en el análisis económico que las restricciones cualitativas llevan a mayores niveles de corrupción”.

Aquiles Hopkins, de Fedeagro, argumenta que los productores han solicitado al Gobierno importar diésel por cuenta propia. “No hemos tenido respuesta. No hay ninguna razón para que la agroindustria nacional no tenga combustible para trabajar. Será comida que va a faltar en el plato del venezolano, que hoy se alimenta con 40% de lo que antes consumía. La mitad de esos alimentos los producimos aquí” afirma el portavoz de la federación, quien lamenta que los agricultores tengan “tres años sin ningún tipo de comunicación con el Gobierno de Maduro” y que el Ministerio de Agricultura y Tierras sea “un cascarón vacío”.

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