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Ucrania presiona a la OTAN para que abra la vía a su candidatura como señal hacia Rusia

El presidente Zelenski afirma que la Alianza es la “única solución” a la guerra en el Este en plena escalada del conflicto

Ucrania
Dos soldados ucranios patrullan el lunes en la línea del frente con la autoproclamada república de Donetsk cerca de Avdiivka, en el este del país.STR (AFP)
María R. Sahuquillo

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido a la OTAN que avale su plan de candidatura del país a la alianza militar. Ese respaldo enviaría una “señal real” a Rusia, ha remarcado Zelenski en una conversación con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en un momento en el que Moscú ha movilizado a tropas cerca de las fronteras con Ucrania y en el que el conflicto del Donbás entre el ejército ucranio y los separatistas prorrusos apoyados por el Kremlin vive una nueva escalada que preocupa a Occidente. “La OTAN es la única forma de poner fin a la guerra”, ha dicho Zelenski este martes.

Las palabras del líder ucranio sobre su charla telefónica con Stoltenberg, recogidas en una nota de su Gabinete, han indignado a Moscú, que le ha acusado de querer calentar el conflicto del Este. La incorporación de Ucrania a la OTAN, ha advertido el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, no solo no ayudaría a Kiev, sino que “agravaría la situación”.

Pertenecer a la Alianza Atlántica es “profundamente inaceptable” para muchos ciudadanos del Donbás, ha señalado a la prensa el portavoz del Kremlin, que ha insistido en que la retórica de Zelenski puede desestabilizar la región. “Hasta ahora no vemos una intención por parte de Ucrania de calmarse de alguna manera y alejarse de los temas beligerantes”, ha zanjado Peskov. Moscú, que apoya militar y políticamente a los separatistas prorrusos, ha negado su participación en el conflicto de las regiones de Donetsk y Lugansk, que viven una guerra que ha cumplido siete años y que suma unos 14.000 muertos, según la ONU, y varios millones de desplazados.

El secretario general de la OTAN ha expresado su apoyo a la integridad territorial de Ucrania, pero ha evitado comprometerse y aclarar si la Alianza es partidaria de allanar el camino para que Ucrania se inscriba en el llamado Plan de Acción para la Membresía (MAP), un programa de asesoramiento y apoyo práctico para los países que aspiran a unirse a la OTAN y en el que actualmente está Bosnia. La Alianza ha evitado hasta ahora dar esas expectativas al entender que pueden abrir una senda conflictiva. “Llamé al presidente Zelenski para expresar la preocupación por las actividades militares de Rusia en Ucrania y sus alrededores y por las continuas violaciones del alto el fuego”, ha dicho Stoltenberg en Twitter. “Seguimos comprometidos con nuestra estrecha asociación”, ha añadido.

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Para aspirar a la membresía, Kiev debería, además, poner en marcha reformas a fondo de sus sectores de defensa y seguridad. Cambios a los que Zelenski, que se puso como principal objetivo a su llegada al poder en 2019 la lucha contra la corrupción que gangrena el país y poner fin a la guerra del Este, ha dicho estar dispuesto y preparado. Ucrania está “comprometida a reformar” su ejército y su sector de defensa, ha dicho Zelenski este martes al secretario general de la OTAN, pero las reformas por sí solas “no detendrían a Rusia”.

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El líder ucranio, que conversó también con el presidente estadounidense, Joe Biden, y con sus homólogos canadienses, Justin Trudeau, y británico, Boris Johnson, instó a aumentar la presión sobre Rusia y ha pedido a la OTAN que fortalezca su presencia militar en la región del mar Negro. Ucrania ha informado este martes de la muerte de dos de sus soldados a tiros durante los combates con los separatistas prorrusos; 21 militares fallecidos en lo que va de año. La autoproclamada república de Donetsk acusa a Kiev de matar a un niño con un dron.

Observadores y medios de investigación han documentado los movimientos de las tropas rusas, desplazadas hasta menos de un centenar de metros de las fronteras con Ucrania, y procedentes de lugares alejados como Siberia. Una movilización que los expertos ven como un pulso del Kremlin a la nueva Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y como una demostración de fuerza ante la Unión Europea, cuando Moscú pasa por el peor momento en sus relaciones con Occidente.

La ostentación con la que se mueven las tropas, apunta el analista Maxin Samorukov, miembro del Centro Carnegie de Moscú, “confirma que Rusia está haciendo ruido de sables en lugar de contemplar una guerra relámpago”. Pese a esto, escribe el experto, el grado de tensión puede derivar en un paso en falso que derive en otro tipo de confrontación.

La nueva escalada en la última guerra en Europa, en un punto, además, geoestratégico para Occidente en sus relaciones con Moscú, preocupa a la Unión Europea, Estados Unidos (también miembro de la OTAN) y a la Alianza Atlántica, que se han apresurado a manifestar su apoyo a Kiev ante el calentamiento de la situación, lo que consideran un preocupante movimiento militar y el reclutamiento en la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014 con un referéndum no reconocido internacionalmente y que se celebró con la presencia de fuerzas rusas en el territorio. Una anexión que antecedió en solo unos días al inicio del enfrentamiento del Donbás y que se produjo después de que un movimiento ciudadano proeuropeo y anticorrupción derrocara en Kiev al presidente prorruso Víktor Yanúkovich.

Moscú se opone tradicionalmente a las aspiraciones de Ucrania de unirse a la OTAN, que han crecido en los últimos años. El Kremlin argumenta que la adhesión quebrantaría la promesa de la alianza militar occidental de no expandirse hacia sus fronteras.

El Kremlin defiende que puede movilizar a sus tropas dentro de su territorio donde considere necesario y que esto no supone ninguna amenaza para ningún país. Además, Moscú ha elevado el pulso y ha anunciado que este mes llevará a cabo más de 4.000 maniobras de entrenamiento en distintos distritos militares del país.

Temor a un fin de las conversaciones en Minsk

Mientras el conflicto en el Este de Ucrania se calienta, crecen los temores de la comunidad internacional a que las conversaciones sobre los llamados acuerdos de Minsk, firmados en la capital bielorrusa entre Kiev y Moscú y con la mediación de Francia y Alemania, se paralicen y descarrilen. Este martes, Ucrania ha declarado que quiere alejar las conversaciones de Minsk porque Bielorrusia está demasiado influenciada por el Kremlin.

El presidente ruso Vladímir Putin, ha sido un apoyo decisivo para el líder bielorruso, Aleksandr Lukashenko, ante la oleada de protestas por la democracia y contra el fraude electoral que vive Bielorrusia desde el pasado verano. También la inyección económica en forma de préstamos que Moscú ha proporcionado a Minsk han sido otro balón de oxígeno.

“No sabemos dónde podrían reubicarse [las negociaciones]“, ha dicho el viceprimer ministro ucranio, Oleksiy Reznikov a la agencia Reuters. “Este es el tema de discusión ahora”, ha añadido Reznikov.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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