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Una protesta contra las restricciones de la pandemia en Alemania acaba en enfrentamientos con la Policía

Entre 15.000 y 20.000 personas se concentraron en la ciudad de Kassel sin permiso, sin usar mascarillas y sin distancia

Elena G. Sevillano
Un manifestante con una máscara de Guy Fawkes se coloca delante de los agentes de policía en Kassel (Alemania), este sábado.
Un manifestante con una máscara de Guy Fawkes se coloca delante de los agentes de policía en Kassel (Alemania), este sábado.ARMANDO BABANI (AFP)

Miles de personas —entre 15.000 y 20.000, según informó un portavoz policial a la agencia AFP— se concentraron este sábado en la ciudad de Kassel, en el Estado del centro de Alemania de Hessen, para protestar contra las restricciones impuestas por la covid-19. La mayoría de manifestantes no llevaba mascarilla y se reunieron sin respetar la distancia de seguridad en una marcha por el centro de la ciudad que no había sido autorizada. La Policía cargó contra los congregados y usó cañones de agua y gas pimienta.

La protesta había sido convocada por el movimiento Querdenken, que aglutina a grupos muy dispares que tienen en común su negativa a cumplir las restricciones que han impuesto las autoridades para luchar contra la pandemia. En el movimiento, que se traduce como pensamiento lateral o alternativo, conviven todo tipo de ciudadanos enfadados con la gestión del Gobierno: negacionistas de la pandemia, conspiracionistas, movimientos de ultraderecha, antivacunas, grupos esotéricos…

Protestas contra las restricciones de la pandemia en Kassel, Alemaniay, este sábado.
Protestas contra las restricciones de la pandemia en Kassel, Alemaniay, este sábado. THILO SCHMUELGEN (Reuters)

La concentración de Kassel ha sido la mayor en lo que va de año. En 2020 este movimiento consiguió congregar a miles de manifestantes en otras ciudades alemanas, incluida Berlín. La protesta solo había sido autorizada en un lugar a las afueras de la ciudad, y con un aforo limitado, pero los manifestantes tomaron el centro de la ciudad y se enfrentaron a la policía. Los agentes usaron gas pimienta, según AFP, cuando un grupo de personas intentó atravesar un cordón policial para unirse a otro grupo de manifestantes.

“Esto no es lo que se supone que debe ser una protesta pacífica”, tuiteó la policía de la región de Hessen del Norte. En otro mensaje, las fuerzas del orden aseguraron que los manifestantes lanzaron botellas, trataron de romper las barreras policiales y se produjeron “reiterados ataques” contra los servicios de emergencias, y advirtieron: “No toleraremos ataques de ese tipo”. Los agentes también usaron porras y cañones de agua para dispersar a los participantes. En la marcha se vieron carteles con el lema “No a la vacunación obligatoria”, aunque en Alemania la vacunación no lo es. “La democracia real no tolera la censura” y “Los medios de comunicación son el virus” fueron otros de los carteles que los manifestantes exhibieron durante la marcha.

Alemania lleva desde el 2 de noviembre con restricciones para evitar el aumento de contagios de coronavirus. La hostelería fue la primera en cerrar, junto con el ocio y la cultura. A mediados de diciembre se sumó todo el comercio no esencial y la enseñanza. Colegios de primaria y guarderías volvieron a las clases presenciales en marzo. La incidencia está repuntando de nuevo en el país, en lo que los expertos califican de inicio de la tercera ola. El ministro de Sanidad, Jens Spahn, reconoció este viernes que el plan para ir abriendo poco a poco la vida pública no podrá cumplirse y que es posible que incluso haya que dar marcha atrás a las tímidas aperturas acordadas hace dos semanas con los Estados federados. Recientemente se ha permitido a los comercios abrir con cita previa y aforos muy reducidos. La vacunación avanza muy lenta en el país y las encuestas muestran que la aprobación de los ciudadanos de la gestión del Gobierno de Angela Merkel ha ido cayendo desde el otoño.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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