Los servicios secretos regionales de Alemania someten a vigilancia al movimiento escéptico con las medidas anticovid
La Oficina para la protección de la Constitución del Estado de Baden-Wurtemberg advierte de la radicalización de las protestas y los vínculos con la ultraderecha
El movimiento de protesta vigoroso y radicalizado que sale a las calles contra las restricciones de la covid-19 en Alemania ha sido sometido a vigilancia por los servicios secretos internos del Estado de Baden-Wurtemberg. Consideran los investigadores que disponen de indicios de extremismo en las filas de Querdenken, el paraguas que arropa a heterogéneos grupos de escépticos con las medidas contra el coronavirus. Se trata de la primera vez que el joven movimiento queda formalmente sometido a escrutinio de las autoridades.
Así lo han anunciado este miércoles el ministro regional de esa región alemana, Thomas Strobl, y la presidenta de la Oficina de protección de la Constitución, Beate Bube, en Stuttgart. Esta última ha asegurado que hay solapamientos tanto personales como ideológicos con militantes de ultraderecha y con los llamados reichsbürger, que rechazan la legitimidad el Estado alemán y las estructuras democráticas y constitucionales. “La legítima protesta contra las medidas gubernamentales para contener la pandemia de coronavirus está dando paso cada vez más a una hostilidad fundamental hacia el Estado y la política a una escala preocupante”, han indicado las autoridades en un comunicado.
En los últimos meses, Querdenken, que podría traducirse como pensamiento lateral o alternativo, ha demostrado tener una impresionante capacidad de convocatoria, sacando a la calle a decenas de miles de personas, que no mantienen la distancia física ni llevan mascarilla. En el movimiento conviven todo tipo de ciudadanos enfadados con la gestión del Gobierno de una pandemia a la que en líneas generales restan gravedad. Movimientos antivacunas, pacifistas, libertarios, evangélicos, grupos esotéricos, pero también numerosos militantes de ultraderecha se dan cita en unas protestas muy ruidosas, pero que no dejan de ser minoritarias en un país que apoya mayoritariamente las restricciones gubernamentales contra la covid-19, según coinciden las encuestas.
El pasado agosto, los manifestantes protagonizaron un amago de toma del edificio del Reichstag, provocando la indignación de la clase política alemana. La canciller, Angela Merkel, ha alertado en el pasado del desafío que supone esta pandemia para la democracia.
Querdenken protesta porque sostiene que las restricciones de lucha contra el coronavirus “han liquidado los derechos fundamentales”, como relataba hace semanas a este diario el exportavoz del movimiento Stephan Bergmann, al que la prensa alemana ha atribuido vínculos con los reichsbürger en el pasado. Bergmann anunció a finales de noviembre que se desvinculaba de la dirección del movimiento. Como muchos asistentes a las marchas, el entonces portavoz defendía que el uso de la mascarilla es “una cuestión política, no científica”. Cuando se le preguntaba por qué hubo gente que desfiló con banderas asociadas con el nacionalsocialismo en una de las marchas, aseguraba que “la gente no sabía qué banderas eran esas”, que alguien las había repartido en la marcha y que no son en ningún caso representativas del movimiento. Michael Ballweg, el líder y fundador de Querdenken, repite públicamente que el suyo es un movimiento pacífico que rechaza cualquier extremismo.
Las autoridades de Baden-Wurtemberg, donde el movimiento tiene su bastión, no comparten su interpretación. Sostienen que “la mayoría de los participantes en las manifestaciones de Querdenken no son extremistas”, pero que “la avanzada radicalización de Querdenken hace indispensable la observación de la organización por parte de la Oficina de protección de la Constitución”, indicó Strobl en un comunicado conjunto de Interior y los servicios secretos internos regionales. “La libertad de opinión y de reunión son derechos básicos fundamentales y vitales para el funcionamiento de nuestra democracia. Pero se ha cruzado un límite cuando las fuerzas extremistas abusan de las libertades fundamentales para avanzar en sus narrativas extremistas y de conspiración ideológica”, recuerdan. En el comunicado destacan que en las marchas abundan las comparaciones del Gobierno actual con el periodo nazi, así como una reiterada trivialización del Holocausto.
Aseguran las autoridades de Interior además, que “hay cada vez más referencias a la ideología de conspiración antisemita y antiestatal QAnon” de Estados Unidos. Expertos en ultraderecha como Matthias Quent, del Instituto para la democracia y la sociedad civil, advierten desde hace tiempo de la propagación de las teorías conspirativas de ultraderecha estadounidenses también en Alemania.
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