_
_
_
_
_
LA BRÚJULA EUROPEA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sin Trump, el Atlántico vuelve a ser océano en vez de abismo

La relación entre EE UU y la UE mejorará con Biden, pero permanecen graves divergencias de fondo

El entonces vicepresidente de EE UU, Joe Biden, y la canciller alemana Angela Merkel, en Berlín en 2013.
El entonces vicepresidente de EE UU, Joe Biden, y la canciller alemana Angela Merkel, en Berlín en 2013.DPA vía Europa Press (Europa Press)
Andrea Rizzi

Entre los múltiples milagros de alcance mundial obrados por la salida de Donald Trump de la Casa Blanca se halla la reconversión del Atlántico en océano, en vez del abismo que fue durante cuatro años. Todos los demócratas liberales de Occidente tienen motivos para celebrarlo. Pero, atención: océano. Ni lago, ni paseo flanqueado por rosaledas.

El cuatrienio trumpista fue una experiencia cercana a la muerte para la relación bilateral entre Estados Unidos y la Unión Europea. El advenimiento de Biden constituye una mejora enorme. Por las características personales del nuevo líder, muy comprometido con Europa —prueba de ello es su reiterada asistencia en el pasado al foro de seguridad de Múnich, al que ayer se dirigió en teleconferencia—; y por los rasgos esenciales de su política, en pro del multilateralismo, del cierre de filas entre democracias y otros aspectos que facilitan la convergencia.

Precisamente, el renovado impulso al multilateralismo y las organizaciones que lo encarnan es quizá el terreno más fértil para la renovada alianza. Es razonable esperar la superación de las fricciones comerciales bilaterales y la suavización —aunque no desaparición— del pulso alrededor del gasto militar. Sobre todo, cual arco que abarca todo un horizonte, habrá una disposición al entendimiento, a tomar decisiones más basadas en los hechos y en valores compartidos que aportará gran progreso con respecto a la etapa anterior.

A partir de ahí, quedan grandes diferencias. Biden instó ayer a cerrar filas frente al desafío de potencias autocráticas como China y Rusia. Pero, ay, en ambos frentes hay divergencias entre socios. La UE ha firmado hace poco un acuerdo con Pekín en materia de inversiones pese, precisamente, a la presión en contra de Biden; en cuanto a Rusia, en la desdibujada política de la UE sigue siendo dominante una actitud contemporizadora bastante alejada de la línea de la nueva Casa Blanca. En ambos casos es Berlín, fuerza motriz de Europa, la que tira en una dirección que parece divergente de la de Washington hoy.

Pero hay más. La UE se halla en pleno proceso de reconsiderar las regulaciones que afectan a las grandes plataformas digitales estadounidenses. Difícil imaginar un asunto de mayor calado estratégico: será un factor de agitación.

Teniendo en cuenta el conjunto de la visión estratégica —y que Biden, posiblemente el líder de EE UU más europeísta de las últimas décadas, será con toda probabilidad presidente de un mandato—, a la UE le conviene tender la mano pero consolidar con la otra los cimientos de su autonomía. Para ello, dos cuestiones parecen realmente existenciales: dinamizar la capacidad de innovación en el sector digital para no quedar permanentemente rezagada en la mayor herramienta de poder del futuro; y revitalizar su demografía, tan sufrida en tantos países de la UE.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La Unión es un club envejecido, de sociedades en buena medida organizadas de manera desfavorable para los ciudadanos más jóvenes, que a veces da la sensación de constituir un contexto menos propicio al emprendimiento, a la valentía. Hay que mejorar, incluso si el Atlántico permaneciera como océano en vez de abismo durante décadas.


Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_