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El cruce de cartas entre Santos y ‘Timochenko’: “Lo más preocupante son los asesinatos de exguerrilleros”

El Nobel de la Paz contesta una carta de Rodrigo Londoño, quien admitió que las FARC contemplaron atentar en su contra cuando era presidente

Santiago Torrado
Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, 'Timochenko', tras firmar el acuerdo de paz, en noviembre de 2016.
Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, 'Timochenko', tras firmar el acuerdo de paz, en noviembre de 2016.Fernando Vergara

“Entre las múltiples fallas, vacíos e incumplimientos en la implementación de los acuerdos de paz lo más preocupante, sin duda, son los asesinatos de los exguerrilleros de las FARC y de los líderes sociales”, concede Juan Manuel Santos, el expresidente de Colombia y Nobel de paz que llevó a buen puerto los diálogos de La Habana, al responder este jueves una carta de Rodrigo Londoño, Timochenko, el máximo líder de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Ambos han mantenido un animado intercambio epistolar pese a que han admitido recientemente que durante la guerra contemplaron atentar contra el otro.

“Comparto su angustia y su dolor por la muerte a todas luces condenable e inaceptable de sus antiguos compañeros de lucha que dejaron las armas de buena fe”, le escribe Santos, que se confiesa conmovido por la más reciente misiva de Londoño, hoy presidente de Comunes, el rebautizado partido que surgió del acuerdo de paz. “Hoy, para muchos de nosotros, el acuerdo de paz se parece más a la muerte que a la vida. Especialmente para aquellos cuyos nombres son casi anónimos, mujeres y hombre de a pie, y hoy sin botas de guerra, personas que jamás estarán en los titulares de los diarios, hasta el día que mueran, asesinados en cualquier calle o rincón de Colombia”, le escribía Timochenko el pasado martes en una carta abierta en la que le pedía interceder con el presidente Iván Duque.

El incesante asesinato de líderes sociales, ambientalistas y exguerrilleros —ya van más de 250 desde que firmaron la paz— “no es culpa de los acuerdos, como algunos han querido insinuar, sino de su falta de implementación, que está a cargo de los gobiernos de turno”, valora Santos en su escrito. “Éramos totalmente conscientes de que el fin de la guerra con las FARC no eliminaría otras fuentes de violencia”, prosigue el exmandatario, y por eso el pacto que firmó con Timochenko a finales de 2016 en el Teatro Colón de Bogotá aborda expresamente en uno de sus puntos las garantías de seguridad. “El cumplimiento de ese punto”, señala Santos en un dardo a su sucesor, “resolvería el problema, pero para eso se requiere liderazgo, capacidad de coordinación y voluntad política”.

“El presidente Duque y su Gobierno deben escuchar las múltiples voces que reclaman una acción más decidida y eficaz para protegerlos”, señala Santos. El Nobel de la Paz recuerda, entre otras, el demoledor informe que Human Rights Watch publicó esta semana en el que considera insuficientes los esfuerzos del Gobierno de Duque para detener los asesinatos de defensores de derechos humanos.

El exmandatario también se refiere al sólido respaldo de la comunidad internacional a los esfuerzos de los colombianos para doblar la página de la violencia. Destaca que la naciente Administración de Joe Biden en Estados Unidos ha considerado la implementación de la paz una de las prioridades de la relación binacional, y que incluso el secretario general de la ONU, António Guterres, se refirió a los acuerdos esta semana cuando apareció en Prevención y Acción, el programa televisivo diario de Duque, dedicado a la crisis sanitaria desatada por la pandemia.

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“Nadie, nadie entendería que el Gobierno se mantuviera sordo y en estado de negación frente a esta avalancha de críticas y reclamos para que se cumplan los acuerdos de paz, en particular el tema de la seguridad, porque se corre el peligro de que Colombia se escurra de nuevo a la nefasta lista de países parias, con todo lo que esto implica, después de haber logrado salir de ese fangoso pantano con tanto esfuerzo y dificultad”, subraya Santos. Confiesa que no mantiene las mejores relaciones con Duque, un férreo crítico de las negociaciones, pero se muestra dispuesto a reunirse con el mandatario como lo pedía Timochenko. “Sería lo ideal, pero no me hago muchas ilusiones”, manifiesta. “Basta una señal del Palacio de Nariño para proceder a solicitar la reunión formalmente por los conductos regulares”.

En una reciente audiencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz, el sistema de justicia transicional encargado de juzgar los peores crímenes de la guerra, Londoño reconoció que las FARC consideraron atentar contra la vida de Santos cuando era presidente, pero finalmente descartaron esa opción. “Yo no fui tan magnánimo y por eso autoricé las operaciones contra todos los miembros de las FARC considerados objetivos de alto valor”, escribe en la carta Santos, que puso en marcha la operación que acabó con la vida de Alfonso Cano, para entonces máximo líder de las FARC, al comienzo de su mandato. “Contra usted nunca tuvimos la inteligencia suficiente, pero lo habría autorizado”, le escribe el expresidente a Timochenko. “Eran las reglas de la guerra, esa abominable guerra que en buena hora terminamos”.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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