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Presos de una cárcel de Los Ángeles intentan infectarse de covid-19 creyendo que así lograrán la libertad

El 'sheriff' de la región californiana revela un “preocupante” comportamiento para explicar un brote de coronavirus en una prisión

Reclusos de la prisión de Pitchess (Los Ángeles) se pasan un vaso de agua, supuestamente para intentar contagiarse de covid-19.Vídeo: Departamento del Sheriff de Los Ángeles
Pablo Ximénez de Sandoval

“Vamos a hablar de la situación en las cárceles. Aquí tenemos algo muy preocupante”. El sheriff de Los Ángeles, Alex Villanueva, comenzó así su rueda de prensa del lunes y a continuación puso un vídeo. Se ve el interior de una cárcel. En la leyenda inferior de la cámara de seguridad dice: Habitación 518, 26 de abril, 20:07 horas. Un interno llena un vaso de agua. Bebe de él y después se lo pasa a varios para que beban también. Según Villanueva, se trata de un grupo de presos que estaba tratando de infectarse deliberadamente de covid-19.

El Departamento del Sheriff de Los Ángeles llegó a esta conclusión después de estudiar las imágenes cuando estaba investigando cómo era posible que se hubiera extendido el virus de forma repentina a mediados de mayo en la prisión de Pitchess, al norte del condado. California decretó el estado de alarma a principios de marzo y las órdenes de cuarentena el 19 de ese mes. Las cárceles fueron un motivo de preocupación desde el principio y se establecieron protocolos específicos. Pero una semana después del vídeo, 21 presos dieron positivo por coronavirus, el 40% de los internos en ese módulo.

“Una grave confusión entre la población carcelaria llevó a muchos a pensar que aquellos que dieran positivo por covid-19 serían liberados”, lo cual no es cierto, dice el departamento en un comunicado. Desde que comenzó la pandemia hasta el lunes ha habido 222 positivos dentro de esta cárcel, de los que 117 se han recuperado y solo 18 han sido liberados.

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El vaso de agua que compartían los presos era caliente. El dispensador está ahí para echarle agua a “fideos y café”, explicó Villanueva. Los presos bebían del agua hirviendo por dos razones. Primero, para contagiarse. Y segundo, para intentar que les subiera la temperatura corporal y engañar al termómetro, ya que en ese momento les iba a tomar la temperatura la enfermera de la prisión. En otro vídeo se ve a otro grupo de presos respirando dentro de la misma mascarilla.

“Es triste pensar que alguien se puede exponer deliberadamente a la covid-19”, dijo Villanueva en su rueda de prensa del lunes. “Es un problema. De alguna forma se creen que así nos van a forzar la mano y que vamos a liberar a más presos. Eso no va a ocurrir”.

El condado de Los Ángeles tiene la población carcelaria más grande de Estados Unidos, recordó Villanueva, por lo que desde el principio se tomaron medidas para frenar en lo posible el virus en lugares que pueden ser una caja de cerillas si hay un brote. De los más de 17.000 presos del condado. Aproximadamente 1.700 fueron liberados a finales de marzo para crear espacio que permitiera mover y aislar a los presos si es necesario. En total, se ha reducido la población carcelaria en unas 5.000 personas hasta esta semana, priorizando aquellos que están preventivos y por delitos no violentos. Aparte, se ha repartido material de protección para los guardas y se han instaurado protocolos parecidos a los de muchos lugares públicos, como toma de temperatura, gel desinfectante y espacio para aislar a positivos.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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