Un cóctel de racismo y teorías conspirativas
Tobías R., el presunto autor del crimen de Hanau, escribió un largo manifiesto de 24 páginas y grabó un vídeo en el que propagaba sus odios
Tobías R. tenía 43 años, el pelo moreno y nacionalidad alemana. Nació cerca de Fráncfort, en Hanau, donde el miércoles por la noche mató supuestamente al menos a nueve personas y donde apareció muerto junto al cadáver de su madre. Era además un racista de libro. Escribió un largo panfleto de 24 páginas y grabó un vídeo en el que difunde su racismo. Pide abiertamente la aniquilación de pueblos enteros y considera que los alemanes son ciudadanos superiores que hay que proteger de los extranjeros.
Por lo demás, sus mensajes son una mezcla de delirios y manías persecutorias trufadas con recuerdos personales y de su infancia. El pasado 14 de febrero colgó un vídeo en YouTube, ya retirado, en el que habla en un inglés fluido de supuestas bases militares subterráneas en Estados Unidos, en las que se tortura a niños. Y en el manifiesto asegura que oye voces y cree que hay agentes secretos capaces de leer la mente. También se describe como una persona "con unos estándares muy altos" y que por esta razón nunca encontró pareja. Los servicios secretos, aseguran que ese es su “talón de Aquiles”.
Tobías R. vivía con su madre, estudió Administración de empresas en Bayreuth hasta 2007 e hizo prácticas en un banco. A ese periodo se refiere en su manifiesto cuando habla de una conversación xenófoba que mantuvo con un compañero de trabajo del banco. No estaba fichado ni por la policía ni por los servicios secretos internos alemanes, la Oficina para la Protección de la Constitución.
El presunto asesino propagaba el odio y las teorías conspirativas en su propia página web y en YouTube. David Begrich, sociólogo experto en ultraderecha, explica que las teorías conspirativas están muy extendidas en los entornos extremistas. “Las teorías conspirativas están muy presentes en Internet, no solo es el racismo”, indica Begrich. “Hay un clima de conjeturas y sospechas, donde como en este caso sostienen que están siendo manipulados, pero que ellos conocen la verdad”. Y añade: “Desde hace un tiempo observamos una radicalización en estos entornos, de individuos que propagan su ideología a través de acciones criminales”.
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